Jueves, 31 de Marzo del 2005
El Comercio.com La bitácora de un largo fin de
semana
Quito
Esta bitácora comienza narrando las primeras impresiones del viaje: “No
sé qué era mejor, si llegar o no haber salido nunca”. Eso no suena nada
bien y, sin embargo, es el comienzo de un largo fin de semana para dos
mujeres cuyo único vínculo es la manicura y el género.
Y es que Purita y Mabel, su peluquera, no saben la una de la otra más de
lo que se puede indagar en una sesión de uñas, corte y peinado. Pero, el
martes, las argentinas Liliana Dozo y Claudia Stigol se encargaron de
exponerlas al sol de aquellos días de playa tan lluviosos como
tormentosamente cómicos, que se cuentan en su ‘Bitácora de viaje’.
Sobre el escenario, las actrices de la Corporación Teatral Preciosas
Anónimas, le dieron cuerpo y voz a los dos extremos del estereotipo: la
conservadora Purita, bien entrada en sus 50, pero no lo suficiente como
para privarse de un amor de verano; y la desenfadada y ligera Mabel,
vestida siempre para escandalizar en una ‘bailanta’.
¿Por qué juntas? “Por el compromiso... -dice Fabián Troncoso, el
director-. Vos sabés que eso es lo que a veces une más a la gente, en
especial a la que no sabe decir que no”.
Y Purita no le pudo decir no a la invitación de Mabel. Y ¡cómo iba
Mabel a compartir con otra los dos viajes de premio del concurso de
estilistas que ganó con su peinado fantasía, si la modelo fue Purita!
Y entre puras y menos castas, en un solo cuarto de hotel, con la playa
lluviosa detrás de la ventana y una vida nocturna muy, muy agitada... es
que las dos mujeres van exponiendo sus personalidades y dejando, con
cada gesto y cada declaración, ‘polaroids’ de muchas de su tipo a las
que cualquiera sería capaz de reconocer en la calle o en casa...
“El grupo trabaja sobre temas de mujeres. De hecho, inicialmente era un
grupo solo de actrices. Pero no quiere decir que el enfoque de las obras
sea feminista... En realidad se trata un poco de explorar situaciones de
mujeres, de hablar de mujeres y, hasta cierto punto, de un catalizador
con humor”, comenta el director.
Suyo fue el ojo fotográfico que marca cada escena y esa estética tan
‘kitsch’ que desde el vestuario llena por completo el escenario montado
con lo que entra en una valija.
“La escenografía es muy simple porque somos un grupo itinerante -explica
Troncoso- pero, además, son líneas muy estilizadas que contrastan con
los llamativos trajes. Lo que usamos es mucha transparencia, tanto en
los objetos como en las telas que cuelgan sobre el escenario para hacer
juegos de luz”.
‘Bitácora de viaje’ -el último estreno de esta Corporación de
producción, docencia e investigación teatral- fue escrita por las
propias Dozo y Stigol, y es la prueba que desmiente en escena aquello de
que ‘las mujeres no tienen humor’. |
Quito,
Miércoles 30 de Marzo de 2005
Tras la mirilla: el teatro para
voyeurs
Grupos del
Brasil, Argentina, Perú, México, Venezuela y España se presentan de forma
gratuita
La puerta amarilla del aula de
la Facultad de Artes de la UCE, donde ensayaban dos mujeres de la Escola de
Teatro de Porto Alegre, Brasil, había quedado accidentalmente entreabierta
la tarde del lunes anterior. El grupo, junto a otros (19) de Iberoamérica,
se presenta hasta el 5 de abril en el teatro de esa Facultad. Un angosto
chorro de luz se regaba débilmente desde el aula hacia el corredor en
penumbras.
(...)
El corredor negro llega hasta
unas gradas pintadas de rojo. En el tercer piso hay otras dos aulas de
ensayo separadas por un descanso. A la izquierda se oyen voces bajas, breves
murmullos. Ahí se preparan los miembros de la Escuela de iniciación
Artística no. 1 del Instituto Nacional de Bellas Artes de México (INBA). Han
tenido la precaución de cerrar bien su puerta amarilla. Pero el uso y el
tiempo han abierto una hendija providencial. Un hombre joven, de incipiente
barba y ataviado de correcto negro, arenga con gesto grandilocuente a la
sombra que parece corresponder a una mujer. Su voz responde desesperada. El
diálogo circunda sobre honorarios, herencias y problemas de propiedad.
La puerta amarilla del otro lado
también está cautamente cerrada, pero, desde el último piso, la escena puede
verse. Allí están las dos mujeres y el hombre que forman el grupo
Congregación de preciosas anónimas, de Buenos Aires. La una es joven y usa
ropa deportiva; la otra, ya entrada en años, lleva una falda de casimir
sobre unos jeans doblados en las bastas y usa una peluca incómoda que le
causa comezón. Él, Fabián Troncoso, el director del grupo, mira a las
actrices desde su pupitre en una esquina.
Las dos mujeres discuten airadas
sobre la responsabilidad que cabe tener frente a la vida. La más joven
quiere escapar, quiere "tirar la toalla" para irse a veranear. La otra la
acusa sin ganas, como por obligación, con alguna idea en la que ya no cree
más. Por fin, la joven se zafa de la norma y sale. El aparato de radio,
manipulado por el director, vomita una melodía árida y melancólica.
Mientras, la señora no soporta más la peluca y se la saca. Troncoso, entre
escéptico y divertido, le dice: "No importa, continúa".
(...)
http://www.hoy.com.ec/NoticiaNue.asp?row_id=201290
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