LA IGLESIA CATÓLICA EN EL
BANQUILLO DE LOS ACUSADOS
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(Escrito antes de la publicación de "Memoria y Reconciliación")

   Y he ahí el que es, después del juicio y muerte de Cristo, el espectáculo más grande del mundo. La Iglesia Católica (lo que se hace parecer como ella) voluntaria mente sentada en el banquillo de los acusados, para ser juzgada por los judíos en particular.

   Ellos son los más favorecidos y por ello son los que están más alegres. Los testimonios son muchos. He aquí un ejemplo; dice el periódico oficial del estado de Israel, Jerusalem Post a propósito de la Declaración Conciliar Nostra Aetate:

   "En esa declaración por lo que se refiere a los judíos, LO MÁS FASCINANTE HA SIDO EL ESPECTÁCULO DE LA IGLESIA CATÓLICA QUE VOLUNTARIAMENTE SE HA SENTADO EN EL BANCO DE LOS ACUSADOS". Y cita mos aquí la fuente: The Jerusalem Post, del 17 de octu bre de 1965, mientras se desarrollaba el Vaticano II. De la intervención de los judíos en él se han escrito libros aparte.

   El movimiento de la Iglesia pidiendo perdón comenzó a raíz del Concilio -o mejor dicho dentro de él-. Después se han sucedido los documentos, las reuniones, donde la Iglesia se ha manifestado culpable de las divisiones heréticas, del antisemitismo en particular. No se podía llegar al Jubileo Dos Mil sin que la Iglesia estuviera "Pu rificada". En el semanario L'Osservatore Romano, del Vaticano, que es el curso semanal que recibe la jerar quía de todo el mundo sobre lo que hay que decir y ha cer, se prescribe constantemente la labor de "reconcilia ción". No se dice que regresen los protestantes ni que se conviertan los judíos y paganos. Se trata de "Ofrecer y  pedir perdón", se dice, pero en realidad se trata de que la Iglesia pida perdón. Ella es la Gran Culpable, de las divisiones; dice Juan Paulo II: "¿No será que las divisio nes hayan sido también una vía que ha conducido y conduce a la Iglesia a descubrir las múltiples riquezas contenidas en el Evangelio... ?" Esto lo dice a su entre vistador en la obra "Cruzando el Umbral de la Esperan za", pág. 159 ¡La Iglesia anda pues en búsqueda de las riquezas de la herejía!... y además ya no tiene porqué combatirla, pues ella también anda "en búsqueda" como veremos después que dijo Wojtyla en plena sesión del Vaticano II. Por eso precisamente lo eligieron para "Pon tífice". Porque sostiene que "La Iglesia Católica se alegra cuando otras comunidades cristianas anuncian con ella el Evangelio". (Cruzando el Umbral pág. 147).

   Esta "iglesia" alegre tiene, pues, que reconocer las bondades de la herejía y además pedir perdón a los he rejes. Así la gran obra de la reconciliación de la Iglesia perdonada ya comenzó, y culminará según lo dice L'Osservatore Romano del 20 de diciembre de 1996, en una gran reunión primero en la ciudad de Graz, y des pués en el mes de enero de 1997, en una gran Jomada Mundial por la Paz, a la que asistirán todos .los creyen tes en cualquier cosa, para pasar en fila delante de la Iglesia falsamente representada a insultarla como "rei na de burlas" como insultaron los judíos a Nuestro Se ñor en su Pasión. Las exaltaciones de la reconciliación y la instancia a seguir el programa están contenidas sobre todo en el ejemplar de L'Osservatore del 20 de diciembre de 1996. En octubre se había realizado organizada por la comunidad de San Egidio, -léase por Juan Paulo II-, el "X Encuentro de Hombres y Religiones" para empezar los acercamientos. El cerco de los enemigos de la Iglesia felices de la claudicación -que parece- de la Iglesia.

   Y ni siquiera el clero de formación antigua se da cuenta de la GRAN TRAICIÓN A JESUCRISTO a la que está sirviendo? ¿Por qué está de rodillas ante el que le guía -a sabiendas él y a sabiendas ellos- a su propia perdición y la de los pobres engañados que les siguen?..

   ¡Ah!, pero dijimos "de rodillas" y dijimos mal. Y no podemos menos de escribir lo que se nos viene a la me moria al respecto. En la nueva "iglesia" aunque todos estén sumisos al demonio, sabiéndolo o no, -como dice Karol Wojtyla de su "cristtianismo anónimo"-, ya nadie se arrodilla ante Dios. Se comulga de pie. Esto de no arrodillarse los fieles, lo prescribieron los masones, y he aquí la prueba:

   Dice Valentí Camp en su obra "Las Sectas y las Sociedades Secretas" (y él es un historiador profano, no eclesiástico) sobre esta cuestión:

   "Weishaupt (masón revolucionario seguidor de la "trilogía sagrada" Libertad, Igualdad, Fratemidad, que tanto predica Juan Paulo II, -lo puesto entre paréntesis es nuestro) consideró los sistemas teológico y sacerdo tal como los peores enemigos del hombre, y en las ins trucciones a sus discípulos insistió sobre todo en que aquellos debían de ser combatidos por realizar los ma yores daños a la sociedad. Sostenía que los hombres serían esclavos mientras siguieran arrodillándose"... «y así no se inculcase al pueblo la idea de la dignidad»... (15) ¿qué aires no nos trae esto de Dignitates Humanae del Vaticano II? Pues bien, ahora en el NUEVO ORDO donde se contienen las nuevas normas de la nueva misa, -perdón, hay que decir "cena o celebración"-, que suplanta a la Santa Misa codificada dogmáticaente en el Concilio de Trento, se lee sobre la postura ideal para los fieles durante el rito:

   "De pie... Es la actitud del hombre libre delante del monarca, en contraposición a la postura del esclavo, que era de rodillas..." (16).

   Parece no ser casual la semejanza, como no lo son muchas otras cuestiones, "perlas preciosas" del judaísmo y la masonería, esparcidas en el nuevo ritual... y cada día aumentan. Como ovejas llevadas sin saberlo al  matadero, los pobres católicos están siguiendo las órde nes de rezar en la misma actitud de los judíos, celebrar la pascua judía, entonar cánticos judíos, etc..Y el tema merecería un libro aparte.

   En esta iglesia de la "libertad de conciencia" no es verdad que se piense libremente. No existen los "librepensadores". La razón siempre exige una determi nación, -y sin saberlo o no, pensadores anónimos- el hombre siempre actúa movido por una razón que obe dece a una cierta filosofía. y esto lo dice nada menos que el primer Obispo de Roma y Primer Papa, San Pe dro, quien a través de dos únicas cartas deja claras cues tiones válidas -reveladas- para todos los siglos. Dice: dde los que siguen a quienes apartándose de la verdad atraen a otros en nombre de la "libertad": "Prometen la libertad, cuando ellos son esclavos del error, PUESTO QUE CADA UNO ES ESCLAVO DEL QUE TRIUNFÓ DE ÉL- (Ep. 11. 18). He aquí que en la nueva "iglesia" todos son esclavos de la masonería y del judaísmo.

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