Escritores Malditos

Stultifera Navis

"La Nave de los Locos"

En la ciudad de la Suiza alemana Basilea, considerada en su época como la ciudad del libro, se publicó en 1494, entre otras, una de las obras más famosas de su tiempo: la sátira popular contra los vicios humanos de Sebastian Brant (o Brandt), Narrenschiff = Stultifera Navis= "La nave de los locos". Se compone de 2079 octosílabos pareados, y relata el viaje al país de la locura (Locagonia) de 111 personajes de diferente extracción social, cada uno de los cuales encarna un vicio humano.
 

Traducida al latín por J. Locher en 1497 fue leída en toda Europa durante el Renacimiento. La obra fue adaptada (1509) al mundo inglés con el mismo título por Alexander Barclay (1475-1552) y en ella Erasmo de Roterdam encontró inspiración para componer sus célebres Adagios y el Elogio de la locura.
En La nave de los locos no es el autor quien habla, sino la Locura misma, que se decide a hacer su propio panegírico y que de un modo brillante e ingenioso satiriza las costumbres contemporáneas.

Ninguno de los elementos fundamentales de la obra de Brant es nuevo: ni la figura del necio, ni el carro o la nave cargados de ellos, ni la sátira social, ni la división de los versos. En la obra se ve el sistema de virtudes y vicios. Es un sistema que mira al más allá, pero que pone a la literatura como intermediaria: la literatura didáctica, la intención de Brant: influir en todo tipo de lectores.

"La Nave de los Locos" según Bosco

"La nave de los locos" es una composición literaria inspirada en el viejo ciclo de los Argonautas, que ha vuelto a cobrar vida entre los grandes temas de la mitología en los albores del Renacimiento, cuando Sebastián Brant escribe el poema Narrenschiff (1492), concebido como un espejo donde cada uno pueda ver su contrahechura, y Jerónimo Bosco, en los últimos años del siglo, compone un cuadro del mismo título. El Bosco conoció seguramente el poema de Brant, pero no tuvo necesidad de inspirarse en él, puesto que la metáfora de la nave era usada comúnmente en la Edad Media. Una imagen popular era la barca de la Iglesia, tripulada por prelados y clérigos, transportando a salvo su carga de almas hasta el puerto de la Gloria. En un poema alegórico del siglo XIV, "el Peregrinaje de la vida del hombre", de Guillermo de Deguilleville, la nave de la religión lleva un mastil que simboliza el crucifijo, con castillos que representan las órdenes religiosas. La de la nave es una imagen familiar, pues, entre los pintores y poetas de los siglos XIV y XV[Citado por Walter S. Gibson en El Bosco. Destino, Barcelona 1993, p. 37].

La "Stultífera Navis", la Nave de los Locos, es un objeto nuevo que aparece en el mundo del Renacimiento: un barco que navega por los ríos de Renania y los canales flamencos. Los locos vagan en él a la deriva, expulsados de las ciudades. Son distribuidos en el espacio azaroso del agua (símbolo de purificación).

La figura del loco es importante en el siglo XV: es amenazador y ridículo, muestra la sinrazón del mundo y la pequeñez humana, recuerda el tema de la muerte, muestra a los humanos una alegoría de su final seguro. La demencia es una señal de que el final del mundo está cerca. El loco, en esta época, está vinculado a un saber oscuro.

Esta concepción va cambiando con el tiempo. En el mundo literario, la locura sirve de sátira moral: la presunción (el loco se da atributos que no posee), el castigo (la sinrazón le sobreviene por los excesos de la pasión), la verdad por la doble mentira... Se la empieza a considerar irónicamente, como un mundo de ilusiones, como una figura conocida y menos temible.

Poco a poco cambia el antiguo panorama amenazador del loco, su fluir un la barca incontrolada. El espacio del Hospital es crucial en este cambio; el loco es ya retenido entre las cosas y el mundo, y encerrado, a comienzos del siglo XVII. La experiencia clásica de la locura se está forjando. La locura está entre nosotros, dócil y visible.


"Stultifera Navis" a propósito por Michel Foucault

Michel Foucault, que dedica a la "Stultifera navis" el capítulo primero de su "Historia de la locura en la época clásica", considera que de todos los navíos novelescos o satíricos, "el Narrenschiff es el único que ha tenido una existencia real, ya que sí existieron estos barcos que transportaban de una ciudad a otra sus cargamentos de insensatos [Michel Foucault: Historia de la locura en la época clásica. Fondo de Cultura Económica, México 1967, vol. I, p. 21].

Foucault cree posible que estas naves de locos hayan sido navíos de peregrinación, navíos altamente simbólicos, que conducían locos en busca de razón [Op. cit., p.23]. Para el filósofo francés el curioso sentido que tiene la navegación de los locos y que le da sin duda su prestigio radica en que: «Por una parte, prácticamente posee una eficacia indiscutible; confiar el loco a los marineros es evitar, seguramente, que el insensato merodee indefinidamente bajo los muros de la ciudad, asegurarse de que irá lejos y volverlo prisionero de su misma partida. Pero a todo esto el agua agrega la masa oscura de sus propios valores; ella lo lleva, pero hace algo más, lo purifica; además, la navegación libra al hombre a la incertidumbre de su suerte; cada uno queda entregado a su propio destino, pues cada viaje es, potencialmente, el último. Hacia el otro mundo es adonde parte el loco en su loca barquilla; es del otro mundo de donde viene cuando desembarca. La navegación del loco es, a la vez, distribución rigurosa y tránsito absoluto»[ Op. cit., p. 25] . El potencial simbólico de esta navegación es lo que, con independencia de su discutible historicidad, otorga a la Stultifera navis su condición de mito. Y es en este plano, en el mítico-simbólico.


Vicente Zito Lema "La belleza en la barricada"

"Michael Foucault en la senda de la locura y la nostalgia"



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