En la contraportada del libro “Ejercicios de Imaginería Zen”, de Shizuto Masunaga, podemos leer:

"Shizuto Masunaga, el fallecido maestro del “shiatzu” que lo elevó al máximo nivel basándose en el principio de los meridianos para la diagnosis y el tratamiento, nos dejó una obra de profundo significado. 

Masunaga fue el primero en sistematizar los ejercicios de meridianos de acupuntura para restaurar el propio equilibrio físico.  Introdujo brevemente este sistema en ZEN SHIATSU. En este libro consigue que este enfoque llegue al profano por medio de programas de ejercicios prácticos que permiten conseguir y mantener fácilmente un estado de equilibrio sin ayuda de un terapeuta.

Lo más excepcional de este nuevo sistema de ejercicios es la utilización de imágenes para facilitar la circulación de la energía en todo el cuerpo y no en áreas separadas.  La relajación y el aumento de la conciencia son clave de estos ejercicios que exigen un mínimo de esfuerzo físico.  Consigue dar un nuevo énfasis al ejercicio, igualando los elementos psicológicos y físicos.

Entre cinco y diez minutos de estiramientos relajados bastan para mantenerse en óptimas condiciones mentales y físicas.  Es un enfoque verdaderamente zen que mejora la armonización de la mente y el cuerpo.

Además de incluir 166 fotografías y 83 ilustraciones, el libro explica los meridianos y otros conceptos importantes de la medicina oriental.  Los aspectos teórico y práctico están equilibrados, logrando un programa ajustado a las necesidades personales.  La forma de identificar y corregir los desequilibrios individuales se analiza con un lenguaje simple, incluyendo maniobras de “shiatzu” fáciles.  Se incluyen además recomendaciones específicas sobre los ejercicios más beneficiosos para diversos problemas físicos.  “Ejercicios de Imaginería Zen” compendia la obra inmortal del señor Masunaga".

 

La información básica de este libro es: “Ejercicios de Imaginería Zen”, autor: Shizuto Masunaga,

ISBN 84-7640-288-0, Editado por Editorial EDAF SA, 1989.

 

Este libro ha sido mi guía en la práctica de los "ejercicios de imaginería Zen".

A continuación presento las explicaciones básicas para la realización de los mismos, basadas en mi propia experiencia. He tomado del libro los dibujos que ilustran la postura para cada ejercicio.

 

Sobre los Ejercicios Básicos con Meridianos:

En este capítulo del libro se recomienda muy especialmente “tomar la determinación de apartar un poco de tiempo todos los días para realizar los ejercicios”.

En general, lo que se recomienda para que toda práctica sea beneficiosa: realizarla en los momentos en que no seremos interrumpidos, en que podemos dedicarnos los minutos necesarios para nosotros, dejando de lado –al menos por unos minutos– todos la problemática diaria.

No importa si se realizan en la mañana justo después de levantarse, o antes de irse a la cama, o en el descanso que algunos tienen al mediodía…

 

En algún otro apartado tengo proyectado poner algunos aspectos básicos sobre acupuntura y conceptos tales como yin/yang, los procesos de transformación de los cinco elementos, etc.

De momento, sólo explicar –para los no entendidos en estos temas– que los meridianos son canales por donde circula la energía y su flujo sigue el orden siguiente:

pulmón –intestino grueso –estómago –bazo –corazón –intestino delgado –vejiga –riñón –constrictor del corazón (o pericardio) –triple recalentador –vesícula biliar –hígado –pulmón –intestino grueso –estómago –bazo –corazón etc.…

 

Importantísimo para comenzar estos ejercicios es “tomar conciencia del propio cuerpo y experimentar la respiración como ‘el aliento de la vida’”.

Todos los ejercicios con meridianos, tal como el título del libro lo indica, requieren de “imaginería zen”. ¿qué es esto? Pues utilizar la mente para “imaginar” una sensación, pero sin perderse en ella y sin enlazar ese imaginar a nada más. Sólo imaginar hasta el punto de sentirse uno con la sensación, nada más.

 

Es recomendable tumbarse de espaldas en una colchoneta sobre el suelo y realizar unas cuantas series de respiraciones completas (ver el apartado “Algo sobre la Respiración”), tomando la postura de Yoga denominada “shavasana”, o “la postura del cadáver”: acostado sobre la espalda, brazos ligeramente separados del cuerpo y apoyados en el suelo, piernas igualmente algo separadas entre sí y apoyadas totalmente en el suelo. Esta es la postura de inicio y final de la serie de ejercicios con meridianos.

 

Luego de haber realizado en esta postura las suficientes respiraciones “completas”, como para estar “equilibrado” y relajado, comenzar con los ejercicios.

 

En todos los ejercicios, al realizar las respiraciones hay que imaginar que uno es un globo que se expande al realizar la inspiración y que se desinfla al realizar la espiración. Esto es muy importante.

 

Ejercicio “I”

De pie, ambos pies separados un ancho de hombros, espalda erguida sin tensionar hombros, manos unidas tocándose las puntas de los dedos por delante a la altura de bajo abdomen.

Es muy importante recordar lo de “imaginería Zen”: en este ejercicio se trata de visualizar y llegar a experimentar una sensación de plenitud o peso que se extiende desde el hara (punto central poco debajo del ombligo) hasta los pies, que apoyan firmemente a todo el cuerpo. Toda la atención en este ejercicio está centrada en el hara. La energía está allí centrada, lista para fluir con la realización de los siguientes ejercicios. Realizar de tres a cinco respiraciones completas en esta postura.

Ejercicio “p”

Aquí comenzamos a movilizar la energía por dos canales o meridianos que están dentro de los que se consideran “adicionales”.  En este caso son los meridianos de “vaso concepción” y “vaso gobernador”: por ellos fluye la energía como en un círculo y se consideran los representantes de yin y yang en los meridianos (por más detalles le remitimos al apartado “Circular la Energía Interna”).

Desde la postura “I”, comienza una inclinación del torso hacia atrás hasta tocar con las palmas la parte posterior de los muslos, dejando que la cabeza caiga hacia atrás sin tensiones. La boca queda ligeramente abierta, sin embargo la respiración sigue realizándose por la nariz.

Se experimentará una línea de tensión recorriendo la parte central del abdomen: es el meridiano de vaso concepción. Hay que imaginar que se abre uno hacia el exterior, recibiendo las influencias externas sin resistencia, liberando la energía.

Realizar tres respiraciones completas. Volver a la postura “i”.

Ejercicio “q”

Desde la postura “I” comenzar una inclinación hacia delante hasta llevar la cabeza lo más abajo que sea posible, abrazando las piernas con ambas manos. Aquí imaginamos cómo llevamos la energía hacia el interior, atrayéndola.

Realizar tres respiraciones completas. Volver a la postura “i”.

 

Ejercicio A: intercambio/eliminación:

Poniendo las palmas de las manos hacia atrás, con los brazos extendidos y unidas por los pulgares, extienda y oponga los dedos al máximo de sus posibilidades. Al lograr esa posición de los brazos, trate de llevarlos lo más hacia arriba posible, mantenga las rodillas sin flexionar aunque no tensas, doblando el torso por la cintura y apoyando el peso del cuerpo sobre la base de los dedos de los pies, imaginando que la mayor parte del mismo recae sobre los dedos pequeños.

Lograda la posición, comience a respirar. Al inspirar notará líneas de tensión en la parte posterior de las piernas, en el abdomen, en la espalda y en los brazos. Trate de aprender a distinguir lo que son líneas de esfuerzo muscular de lo que son líneas de flujo del "ki". Estas últimas comenzarán a sentirse como un cosquilleo a medida que crece la práctica y a medida que adquiere flexibilidad, no necesitando gran esfuerzo muscular para lograr la posición.

Aproveche la diferencia entre inspiración y espiración, tensando y aflojando, aprovechando la inspiración para distinguir el "ki" y la espiración para aumentar la flexión de su cuerpo y al mismo tiempo, mentalizar el fluir de la energía desde el "hara" hacia brazos y piernas.

En estos ejercicios jamás hay que forzar ni tensar el cuerpo evitando los clásicos y contraproducentes "rebotes" que suelen enseñar en los gimnasios. Es de utilidad en este tipo de ejercicios, imaginar que uno es siempre "estirado" desde el exterior en la dirección del esfuerzo, ya sea por otra persona o por fuerzas gravitatorias o magnéticas y que el cuerpo se resiste a las mismas manteniéndose en equilibrio.

En este ejercicio hay que realizar unas cinco respiraciones completas, manteniendo la posición. Al finalizar, retornar lentamente a la posición erguida inicial. El par de meridianos que se activa y normaliza mediante esta postura es el del "pulmón" y el del "intestino grueso", correspondiente a las funciones de "intercambio" y de "eliminación" respectivamente.

 Ejercicio B: ingestión/digestión:

Es este un ejercicio relativamente dificultoso para nosotros los occidentales y en particular para los hombres. Se parte de una posición de “arrodillado con las rodillas separadas un ancho de caderas”.

A partir de esta posición inicial, comenzar a inclinarse hacia atrás lentamente tanto como sea posible, ayudándose con las palmas de las manos apoyadas en el suelo justo a continuación de las plantas de los pies. La postura completa se logra al llegar a apoyar en el suelo la espalda y la nuca, sin separar demasiado ni elevar las rodillas.

Al llegar al suelo con la espalda y los hombros, si puede, estire los brazos por sobre la cabeza, entrelace los dedos y gire las palmas en sentido contrario. Si no puede alcanzar esta posición, confórmese con la de máximo estiramiento posible hacia atrás sin forzar.

Lograda esta posición, comience a realizar cinco respiraciones. Al inspirar notará líneas de tensión en la parte delantera del torso, a lo largo de la columna y a ambos lados de los brazos. Es fundamental en este ejercicio no separar demasiado las rodillas pues dejarán de trabajar los meridianos del "estómago" y del "páncreas" correspondiente al par funcional "ingestión" y "digestión".

Ejercicio c: integración/conversión:

La posición inicial para este ejercicio es sentado en el suelo, con las rodillas dobladas hacia los costados y flexionadas y tomándose las plantas de los pies con las manos. A partir de esta posición inicial, atraer los dedos de los pies hacia sí y al mismo tiempo, inclinarse al máximo hacia el frente, tratando de tocar idealmente los dedos de los pies con la frente, y tratando al mismo tiempo que los muslos se mantengan sobre el piso.

Desde esta postura, comenzar el ejercicio realizando cinco respiraciones. Al inspirar notará líneas de tensión en el interior de los brazos y de las piernas. El par de meridianos que se activa y normaliza con este ejercicio es el del "corazón" y el del "intestino delgado" correspondiente al par funcional "integración" y "conversión".

 Ejercicio D: vitalidad/purificación:

La posición de partida para este ejercicio es de sentado con las piernas estiradas mas no tensas, hacia adelante, manteniendo en lo posible el máximo contacto de la parte posterior de las piernas con el piso. Dóblese hacia el frente la parte superior del cuerpo, extendiendo los brazos hacia los pies pero sin necesidad de tocarlos, cuidando especialmente de invertir las palmas de las manos de modo que los pulgares queden hacia fuera, girando también los brazos hacia afuera.

A partir de esta postura, comience el ejercicio realizando las cinco respiraciones tratando de inclinarse lo máximo posible hacia el frente cuando se espira. Al inspirar sentirá líneas de tensión desde la cintura hacia los pies. Debe tratar de recoger los pies de manera que los dedos se acerquen a la cabeza y estirar al máximo los brazos con lo que sentirá líneas de tensión, que partiendo de las manos llegan hasta los pies. Este ejercicio activa y equilibra el par de meridianos "vejiga" y "riñón" que se corresponde con el par funcional "vitalidad" y "purificación".

Ejercicio e: circulación/protección:

La postura inicial para este ejercicio es similar a la anterior pero cruzando las piernas en posición de "loto", de "medio loto" o simplemente de meditación zen. Intente colocar cada uno de los pies sobre el muslo opuesto o al menos uno de ellos. Si no puede, será suficiente cruzar ambas piernas sobre el piso. Tenga presente que debe intentar acercar lo máximo posible las rodillas al piso, pero sin forzarlas.

Cruce los brazos de forma tal que tomen las rodillas opuestas, teniendo en cuenta que el brazo que corresponda a la pierna más elevada será el que cruce por encima al otro. Ahora, dóblese lo más que pueda tratando de acercar la frente al piso ayudándose para ello con los brazos dejando la cabeza colgando.
A partir de esta posición realice cinco respiraciones y notará que al inspirar profundamente se forman líneas de tensión a lo largo de la espalda y por la parte externa de las extremidades mientras que por la parte interna sentirá también tensiones. Las externas, se corresponden con el meridiano del "triple calentador" y las interiores con el meridiano de "circulación - sexualidad" o "constrictor del corazón". Esta postura activa y equilibra las funciones de "circulación" y "protección" correspondientes a esos meridianos.

Ejercicio f: almacenamiento/distribución:

La posición inicial de este ejercicio es sentado, con las piernas separadas a su máxima extensión, manteniendo las rodillas sin flexionar y tratando que la parte interior de las piernas estén en contacto con el piso. Luego, entrelace las manos por encima de la cabeza e invierta las palmas colocándolas hacia arriba. Ahora, debe comenzar a flexionarse por la cintura hacia uno de los lados, pero manteniendo la posición del torso al frente.

A partir de esta posición, realice tres respiraciones completas para cada lado aprovechando la espiración para incrementar el ángulo de flexión hacia el lado que corresponda. Este ejercicio activa todo lo que hace a las "decisiones" internas del cuerpo, de "almacenamiento" y de "distribución", gobernadas por los meridianos de la "vesícula biliar" y del "hígado".