Nota publicada en el Wall Street Journal


¿Se puede salvar el derecho de autor?

Era Digital fuerza el debate entre libertad o control; Gil innova

Por Ethan Smith
The Wall Street Journal

Para algunas personas, el futuro de las leyes de derechos de autor ya llegó, y él es la cara de Gilberto Gil. El cantor, compositor y ministro planea lanzar en los próximos meses un CD pionero que incluirá tres de sus mayores éxitos de los años 70. Pero no es el contenido que transforma al disco innovador — es el mensaje de derechos de autor que lo acompaña.

En lugar del aviso tradicional de "Todos los derechos reservados", el mensaje en el CD de Gil va a explícitamente permitir que los usuarios del CD incorporen la música en sus propias creaciones. "El Licenciante concede a Usted un permiso de alcance mundial, sin royalties, no exclusiva, perpetua (...)" que lo autoriza, entre otras cosas, a "crear y reproducir obras derivadas", dice el aviso. Ese es un cambio significativo en relación al alerta standard de derechos de autor, que prohíbe ese uso del material creativo y exige la negociación de acuerdos legales para cualquier excepción.

¿Es ese el futuro de los derechos de autor? Tal vez. Pero una mejor forma de ver ese permiso es que él es uno de los futuros posibles para los derechos de autor, hoy bastante indefinidos. Todo por culpa de la era digital. Como cualquier persona que hace download de música puede testificar, la tecnología y la Internet transformaron muy fácil hacer un número virtualmente ilimitado de copias de músicas, vídeos y otras obras. Con tantas personas haciendo exactamente eso, artistas y empresas del sector de entretenimiento algunas veces parecen incapaces de prevenir copias ilegales, y sus esfuerzos legales de combatir la piratería mientras tanto solo contrariaran consumidores, sin conseguir ni siquiera arañar a los piratas.

El desafío es descubrir una forma de salir de esa crisis. Los esfuerzos se dan básicamente en dos frentes. De un lado, de manera general, están aquellos que gustan de la libertad que la tecnología dio a la distribución de material creativo y creen que la legislación de derechos de autor debería reflejar esa nueva libertad.

Del otro lado, están los que creen que la era digital no cambió nada en términos de derechos de los artistas y empresas de entretenimiento de controlar la distribución de sus creaciones y ser remunerados por ellas — la esencia de la legislación del derecho autoral. Para ellos, la respuesta es dejar las leyes intactas y usar la tecnología para que sea más difícil hacer copias digitales.

Vea un resumen de algunas visiones conflictivas a ese respecto:

Juntos en esa
El aviso de derechos de autor del CD de Gilberto Gil está siendo elaborado por Creative Commons, organización no-gubernamental que busca rediseñar el panorama de los derechos de autor. Basados en la creencia de que las leyes de derechos de autor son muy restrictivas, la ONG intenta crear alertas en lenguage simple que explícitamente ofrecen un grado mayor de libertad para aquellos que modificarán o redistribuirán el material del artista.

Las leyes tradicionales dan a los dueños de material creativo — y nadie mas — el derecho de copiar o distribuir sus trabajos. La Creative Commons intenta hacer este sistema más flexible, explicitando que derechos el artista quiere mantener y de cuales él esta dispuesto a renunciar.

Las licencias de Creative Commons no son para todos. Ellas pueden ser atrayentes para artistas independientes que consideran la distribución online una buena herramienta de marketing, o para alguien como Gil, que cree que facilitar la distribución y modificación de su música puede ser parte importante del proceso creativo. Pero es improbable que atraigan a las grandes empresas de medios, ya que estas sólo venden material protegido por derechos de autor.

Mismo así, Gil dice que ve a la Creative Commons como una forma de desbloquear el potencial creativo de la tecnología digital. "Estoy haciendo esto como artista", dice. Pero "el Ministerio de Cultura está acompañando el proceso y esta interesado en apoyar proyectos relativos al uso libre" no solo de música, sino del contenido creativo en general.

Tributación
Una propuesta mas radical para reformar el sistema fue hecha por William Fisher, profesor de Derecho de la Universidad Harvard y director del Centro Berkman para Internet y Sociedad. Fisher cree que la naturaleza abierta de Internet y la explosión del material creativo que ella posibilitó están transformando la administración de derechos de autor en una tarea pesada. Los derechos tradicionales no tienen arreglo, cree él,y precisan ser eliminados en favor de un sistema más simple que no requiera un esfuerzo oneroso para proteger cada artista de copias ilegales. Su solución es un régimen llamado permiso compulsivo.En ese sistema, música y películas, después de registrados en la agencia nacional de derechos de autor, podrían ser intercambiados libremente en Internet, eliminando el problema de la fiscalización del derecho autoral. Los propietarios serian remunerados por un fondo creado con recursos de un nuevo impuesto.

"La única alternativa posible de tributación en el corto plazo impondría la cobranza a los servicios y cosas que son usadas para acceder, almacenar, grabar y reproducir entretenimiento", dice Fisher. "Proveedores de Internet, CDs vírgenes, aparatos de MP3, grabadores de CD, y así siguiendo." Los críticos dicen que los US$ 2,4 billones que él propone cobrar anualmente quedarían muy lejos de los US$ 11 billones recibidos por derecho autoral solo por las grabadoras americanas.

Control digital
Al otro lado del debate están los que creen que la legislación de derechos de autor no precisa ser tocada; ella solo precisa de un mecanismo eficaz de fiscalización, lo que no está lejos del abanico de posibilidades.

Algunos pasos ya fueron dados en esa dirección con la tecnología conocida como gestión de derechos digitales (digital-rights management, o DRM), un campo liderado por Microsoft Corp. Esa tecnología tiene por fin proteger los derechos de autor de creadores de materiales digitales al mismo tiempo en que tolera el derecho tradicional, según la legislación de derecho autoral, de las personas copiar material para uso personal. En vez de trabar el contenido digital, el DRM — usado por la mayoría de las nuevas tiendas online de música — coloca un límite en él. Por ejemplo, la tecnología DRM puede servir como base para recursos de seguridad que permitan que solo una copia de un CD sea hecha, y no permita que ella sea copiada

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