FMI
O
TRENES.
USTED
DECIDE.
Los
últimos
años
de
la
historia
de
nuestros
trenes
han
sido
la
historia
del
saqueo
y
la
corrupción
que
afectó
a
miles
de
compatriotas,
pero
lo
vivido
no
ha
sido
más
que
un
nuevo
capítulo
de
la
irracionalidad
del
capitalismo,
hoy
reproducimos
aquí
un
discurso
de
un
representante
de
los
pueblos
originales
de
nuestro
continente
que
brillantemente
sintetiza
la
historia
del
saqueo
de
nuestra
gente
ayer
al
igual
que
hoy,
y
de
paso
repensar
el
12
de
octubre.
El
Cacique
Guaicaipuro
Cuatemoc
ante
la
reunión
de
Jefes
de
Estado
de
la
Comunidad
Europea
(08/02/2002).
Con
lenguaje
simple,
que
era
transmitido
en
traducción
simultánea
a
más
de
un
centenar
de
Jefes
de
Estado
y
dignatarios
de
la
Comunidad
Europea,
el
Cacique
Guaicaípuro
Cuatemoc
logró
inquietar
a
su
audiencia
cuando
dijo:
"Aquí
pues
yo,
Guaicaipuro
Cuatemoc
he
venido
a
encontrar
a
los
que
celebran
el
encuentro.
Aquí
pues
yo,
descendiente
de
los
que
poblaron
la
América
hace
cuarenta
mil
años,
he
venido
a
encontrar
a
los
que
la
encontraron
hace
solo
quinientos
años.
Aquí
pues,
nos
encontramos
todos.
Sabemos
lo
que
somos,
y
es
bastante.
Nunca
tendremos
otra
cosa.
El
hermano
aduanero
europeo
me
pide
papel
escrito
con
visa
para
poder
descubrir
a
los
que
me
descubrieron.
El
hermano
usurero
europeo
me
pide
pago
de
una
deuda
contraída
por
Judas,
a
quien
nunca
autoricé
a
venderme.
El
hermano
leguleyo
europeo
me
explica
que
toda
deuda
se
paga
con
intereses
aunque
sea
vendiendo
seres
humanos
y
países
enteros
sin
pedirles
consentimiento.
Yo
los
voy
descubriendo.
También
yo
puedo
reclamar
pagos
y
también
puedo
reclamar
intereses.
Consta
en
el
Archivo
de
Indias,
papel
sobre
papel,
recibo
sobre
recibo
y
firma
sobre
firma,
que
solamente
entre
el
año
1503
y
1660
llegaron
a
San
Lucas
de
Barrameda
185
mil
kilos
de
oro
y
16
millones
de
kilos
de
plata
provenientes
de
América.
¿Saqueo?
¡No
lo
creyera
yo!
Porque
sería
pensar
que
los
hermanos
cristianos
faltaron
a
su
Séptimo
Mandamiento.
¿Expoliación?
¡Guárdeme
Tanatzin
de
figurarme
que
los
europeos,
como
Caín,
matan
y
niegan
la
sangre
de
su
hermano!
¿Genocidio?
Eso
sería
dar
crédito
a
los
calumniadores,
como
Bartolomé
de
las
Casas,
que
califican
al
encuentro
como
de
destrucción
de
las
Indias,
o
a
ultrosos
como
Arturo
Uslar
Pietri,
que
afirma
que
el
arranque
del
capitalismo
y
la
actual
civilización
europea
se
deben
a
la
inundación
de
metales
preciosos!
¡No!
Esos
185
mil
kilos
de
oro
y
16
millones
de
kilos
de
plata
deben
ser
considerados
como
el
primero
de
muchos
otros
préstamos
amigables
de
América,
destinados
al
desarrollo
de
Europa.
Lo
contrario
sería
presumir
la
existencia
de
crímenes
de
guerra,
lo
que
daría
derecho
no
sólo
a
exigir
la
devolución
inmediata,
sino
la
indemnización
por
daños
y
perjuicios.
Yo,
Guaicaipuro
Cuatemoc,
prefiero
pensar
en
la
menos
ofensiva
de
estas
hipótesis.
Tan
fabulosa
exportación
de
capitales
no
fue
más
que
el
inicio
de
un
plan
""MARSHALLTESUMA"",
para
garantizar
la
reconstrucción
de
la
bárbara
Europa,
arruinada
por
sus
deplorables
guerras
contra
los
cultos
musulmanes,
creadores
del
álgebra,
la
poligamia,
el
baño
cotidiano
y
otros
logros
superiores
de
la
civilización.
Por
eso,
al
celebrar
el
Quinto
Centenario
del
Empréstito,
podremos
preguntarnos:
¿Han
hecho
los
hermanos
europeos
un
uso
racional,
responsable
o
por
lo
menos
productivo
de
los
fondos
tan
generosamente
adelantados
por
el
Fondo
Indoamericano
Internacional?
Deploramos
decir
que
no.
En
lo
estratégico,
lo
dilapidaron
en
las
batallas
de
Lepanto,
en
armadas
invencibles,
en
terceros
reichs
y
otras
formas
de
exterminio
mutuo,
sin
otro
destino
que
terminar
ocupados
por
las
tropas
gringas
de
la
OTAN,
como
en
Panamá,
pero
sin
canal.
En
lo
financiero,
han
sido
incapaces,
después
de
una
moratoria
de
500
años,
tanto
de
cancelar
el
capital
y
sus
intereses,
cuanto
de
independizarse
de
las
rentas
líquidas,
las
materias
primas
y
la
energía
barata
que
les
exporta
y
provee
todo
el
Tercer
Mundo.
Este
deplorable
cuadro
corrobora
la
afirmación
de
Milton
Friedman
según
la
cual
una
economía
subsidiada
jamás
puede
funcionar
y
nos
obliga
a
reclamarles,
para
su
propio
bien,
el
pago
del
capital
y
los
intereses
que
tan
generosamente
hemos
demorado
todos
estos
siglos
en
cobrar.
Al
decir
esto,
aclaramos
que
no
nos
rebajaremos
a
cobrarle
a
nuestros
hermanos
europeos
las
viles
y
sanguinarias
tasas
del
20
y
hasta
el
30
por
ciento
de
interés,
que
los
hermanos
europeos
le
cobran
a
los
pueblos
del
Tercer
Mundo.
Nos
limitaremos
a
exigir
la
devolución
de
los
metales
preciosos
adelantados,
más
el
módico
interés
fijo
del
10
por
ciento,
acumulado
solo
durante
los
últimos
300
años,
con
200
años
de
gracia.
Sobre
esta
base,
y
aplicando
la
fórmula
europea
del
interés
compuesto,
informamos
a
los
descubridores
que
nos
deben,
como
primer
pago
de
su
deuda,
una
masa
de
185
mil
kilos
de
oro
y
16
millones
de
plata,
ambas
cifras
elevadas
a
la
potencia
de
300.
Es
decir,
un
número
para
cuya
expresión
total,
serían
necesarias
más
de
300
cifras,
y
que
supera
ampliamente
el
peso
total
del
planeta
Tierra.
Muy
pesadas
son
esas
moles
de
oro
y
plata.
¿Cuánto
pesarían,
calculadas
en
sangre?
Aducir
que
Europa,
en
medio
milenio,
no
ha
podido
generar
riquezas
suficientes
para
cancelar
ese
módico
interés,
sería
tanto
como
admitir
su
absoluto
fracaso
financiero
y/o
la
demencial
irracionalidad
de
los
supuestos
del
capitalismo.
Tales
cuestiones
metafísicas,
desde
luego,
no
nos
inquietan
a
los
indoamericanos.
Pero
sí
exigimos
la
firma
de
una
Carta
de
Intención
que
discipline
a
los
pueblos
deudores
del
Viejo
Continente,
y
que
los
obligue
a
cumplir
su
compromiso
mediante
una
pronta
privatización
o
reconversión
de
Europa,
que
les
permita
entregárnosla
entera,
como
primer
pago
de
la
deuda
histórica..."
Cuando
el
Cacique
Guaicaipuro
Cuatemoc
dio
su
conferencia
ante
la
reunión
de
JEFES
DE
ESTADO
DE
LA
COMUNIDAD
EUROPEA,
no
sabía
que
estaba
exponiendo
una
tesis
de
Derecho
Internacional
para
determinar
LA
VERDADERA
DEUDA
EXTERNA,
ahora
solo
resta
que
algún
gobierno
latinoamericano
tenga
el
valor
suficiente
para
hacer
el
reclamo
ante
los
Tribunales
Internacionales.
C.N.S.T.
La Plata, 12 de octubre de 2004