COMISIÓN NACIONAL

SALVEMOS AL TREN

 

 

Kirchner tirará margaritas a los chanchos

 

  

Trenes o FMI  Usted decide.

 

 

Una inversión del orden de 500 millones de pesos dadas a los actuales concesionarios ferroviarios, es a nuestro entender un despropósito que solo logrará malgastar aun más las sufridas arcas del Estado.

 

No abundaremos aquí acerca de la responsabilidad incumplida de las empresas ferroviarias, es decir, no haber hecho el mantenimiento de las vías, cosa que  obliga ahora al gobierno a hacer este importante aporte de capital.

 

Tampoco hablaremos de la responsabilidad del gobierno, pasado y presente, por velar por los intereses de todos los habitantes, y hacer que los contratos que se suscribieron con el Estado se cumplan, cosa que tampoco se ha hecho.

 

Tampoco hablaremos del despropósito de premiar a quienes son los responsables del desastre de la  destrucción de la infraestructura ferroviaria.

 

Ni tampoco por último, insistiremos en lo que decían estos empresarios ferroviarios en la reunión en que Kirchner graciosamente les repartía el producto de nuestros impuestos: “si el Presidente quiere trenes de pasajeros para su campaña,  que pague por ellos”.

 

Nos ocuparemos sí, en analizar cómo, en términos generales se han gastado los aportes que históricamente le ha hecho el tesoro a esas empresas, y para que, desde el punto de vista del país, deberían dedicarse esos aportes.

 

En primer lugar, los aportes deberán servir para mejorar fundamentalmente la infraestructura de vías, lo cual permitirá sacar la cosecha en forma más eficiente, es decir, les mejorará el negocio a las empresas que originaron el actual desastre, y por el otro lado, servirán para mejorar la corrida de los trenes de pasajeros, en lugar de tardar 30 horas a Concordia tardaremos 24, para dar solo un ejemplo.

 

El segundo objetivo de la entrega de fondos, debería ser sin duda la creación de cientos de puestos de trabajo.

 

Lamentamos anticipar que ni uno ni otro objetivo se alcanzarán con la actual política, sí en cambio se mejorará el negocio de las privadas, no sólo por el negocio en si de renovar las vías, sino por facilitar la corrida de sus propios trenes.

 

En primer término, el reducir los tiempos de viaje de los trenes de pasajeros depende del estado de la vía, pero también influyen muchos otros factores como la diagramación, el sistema de señalamiento y un sin número de otros factores que están en mano de quien es el dueño de la vía, en este caso los concesionarios de carga, y la voluntad de estos señores apunta hacia que los trenes de pasajeros no corran

 

Me remito a las maldades que, sólo por tomar un ejemplo ALL (la concesionaria que opera el ex Urquiza) le hace en cada uno de sus viajes a TEA (la operadora del Gran Capitán), o la sorda guerra entre operadores que dificulta el paso de cargas especiales, como por ejemplo el metanol del sur con destino a La Plata.

 

O las maldades de TBA a los trenes de la Unidad Ejecutora, o las propias de Metropolitano a la Unidad Ejecutora y un tan largo etc. como interrelaciones podamos plantear.

 

Resumiendo, el mejoramiento de vía no resuelve en forma automática el paso de los trenes de pasajeros.

 

El segundo objetivo es la creación de puestos de trabajo, cosa que tampoco garantiza el traspaso de fondo hacia las privadas. Para ilustrar esto tomaremos dos ejemplos: el primero, que es muy próximo, los fondos entregados a Ferroexpreso Pampeano, 14 millones de pesos que solo generaron 30 puestos de trabajo temporarios.

 

Un caso más lejano ilustra también el uso que hace el concesionario de los fondos del Estado en el área de creación de puestos de trabajo, TBA recibió aproximadamente 100 millones de dólares (en la época del 1 a 1) para la reconstrucción de poco más de 200 vehículos, los famosos Pumas de TBA.

 

TBA reconstruyó sus vehículos en la antigua Fabricaciones Militares de San Martín, que privatización mediante se llamaba en ese momento MORRISON, y que ahora se llama Emprendimientos Ferroviarios, empresa perteneciente al grupo TBA (Cirigliano).

 

Antes de comenzar el proceso de la reconstrucción en la Morrison había más de 2500 obreros, al promediar el proceso de la reconstrucción, sólo había unos 1800 obreros y al terminar no llegaban a los 1000.

 

Es decir, la inversión del Estado, en ese momento de casi 100 millones de dólares, sirvió para seguramente enriquecer más al grupo Cirigliano, pero el número de obreros simplemente se redujo.

 

De mas esta decir que lo que el gobierno debería hacer antes de transferir un solo peso a las privatizadas, es Revisar los contratos, Rescindirlos y Reestatizar la empresa ferroviaria.

 

Volviendo a la medida del gobierno, si la misma no sirve para garantizar los trenes de pasajeros ni para crear nuevos puestos de trabajo, volvemos a insistir que darle plata a las empresas ferroviarias es tan inútil como darle margaritas a los chanchos.

 

C.N.S.T.

La Plata, 24 de febrero de 2004