Ayuda, sí, pero para quién?
3/2004
La decisión del gobierno nacional de ayudar a la UEPFP
puede transformarse en un regalo Troyano.
La
decisión del gobierno Nacional de ayudar al ferrocarril de la Provincia de
Buenos Aires debería verse como un hecho promisorio para los ferrocarriles
nacionales, pero los últimos hechos y anuncios en materia ferroviaria nos
obligan a ser cautos.
En
primer lugar se ha insistido desde la Nación en que la ayuda debería
fundamentalmente fortalecer el servicio entre Bs. As. y Mar del Plata, que
debido a la angustiosa falta de inversión en mantenimiento este año ha hecho
peligrar seriamente la realización de la temporada de verano.
Seguramente,
por una serie de hechos, Mar del Plata será un éxito, ésta temporada, y con
ello el servicio a aquella ciudad se convierte en una vistosa tribuna que el
gobierno nacional no quiere desaprovechar.
Y
más allá de estas intenciones, netamente políticas, como todas las realizadas
hasta ahora en el tema ferroviario, la línea a Mar del Plata es uno de los
pocos corredores que maneja la UEPFP que es susceptible de ser privatizada.
Y
ese puede ser el fin segundo de la inversión de la Nación en el sistema
ferroviario provincial.
Por
otro lado, la UEPFP presenta una deuda de casi 50 millones de pesos en conceptos
de peajes, deuda que consideramos totalmente ilegítima, ya que en la mayoría
de los casos los mantenimientos en la infraestructura no se realizaron y por lo
tanto no hay nada que cobrar por parte de los concesionarios.
Pero
este gobierno proclive a las empresas privadas, como ha demostrado hasta este
momento, es posible que destine esa suculenta partida a pagar precisamente esa
deuda y que los fondos que debían ser destinados a reconstruir el sistema
terminen en manos de las empresas privadas.
Desde
la Comisión Nacional Salvemos al Tren decimos que cada peso que se destine a
los ferrocarriles debe manejarse desde el Estado y recrearse una empresa Estatal
de Ferrocarriles, que no sólo administre, como el caso de la UEPFP, si no que
tenga capacidad de realizar políticas activas con los recursos que se volcarán
en el sistema.
El
seguir subsidiando a las empresas es como querer llenar de agua un barril sin
fondo, y el Estado ha tenido sobradas pruebas de ello, falta que tenga la
voluntad de tomar políticas concretas que beneficien a la mayoría de nuestro
pueblo y cese de beneficiar a las selectas minorías de los empresarios puestos
por el menemismo.
C.N.S.T.
La Plata, 14 de enero de 2004