OXUM Y EL ECODILÉ
Por: Juan de Olokum (juanpazos768@hotmail.com)
Oxum es considerada una de las mas bellas figuras físicas del mítico Panteón Yoruba, lo que no excluye su maternal femineidad.
Olodumaré fue quien le confió el poder de cuidar de cada niño que naciera en el mundo. Ella es quien tiene a su cargo el don de la fertilidad, en forma conjunta con Yemanjá y Oxalá.
Su responsabilidad es cuidar tanto de los fetos en gestación como de las criaturas recien nacidas hasta que puedan hablar.
Siendo su color el amarillo-oro, popularmente
para algunos cultores, esto significaría el índice de placer que Oxum siente
por todo lo que bello y caro, poseyendo un refinado gusto; lo que conlleva a
que se le asocie como metal el Oro, el metal mas valioso conocido en la
actualidad.
Según la tradición yoruba, sin embargo, el metal asociado a Oxum no sería realmente el Oro sino el Cobre. Quizás – desde otra óptica -la relación no estaría tan errada, dado que a confiar en los historiadores, el Cobre fue el metal mas valioso conocido por los pueblos Yoruba en su época.
Desde el punto de vista “biológico”, el color amarillo, nos llevaría muy cerca del concepto “maternidad”. El color amarillo siempre fue asociado a la yema del huevo, principal símbolo de la gestación.
Y Oxum es eso: símbolo y poder de fecundidad, de gestación.
Según nos relata la tradición Nagó, hasta el propio Oxalá, debió inclinarse ante ese poder, ante ese don de la fertilidad y la gestación.
..................................... Retrocediendo en el tiempo, hace muchos años atrás, en un lejano Ilé, una sacerdotisa hija de Oxum, era la encargada de cuidar las vestimentas de Oxalá.
Cuenta la historia que eran muchas las mujeres de ese Ilé, que acunaban en sus corazones la envidia, por ser una de ellas la elegida para encontrar la Corona de Oxalá en el río, poco antes de dar inicio al gran festival anual del “dios blanco”.
Por causas del destino quiso éste que fuese la hija de Oxum, quien consiguiera encontrarla en la barriga de un pez.
Las otras mujeres, rivales despechadas, hicieron un ebó, conjurando un terrible hechizo sobre la sacerdotisa en cruel venganza.
Asi fue que en medio dela fiesta, en aquella hora en que debía saludarse a Oxalá, ella la hija de Oxun, la sacerdotisa custodia de la vestimenta del “rey de blanco” no pudo hacerlo.
Pero cual fue el motivo de tan inusual comportamiento, de tan enorme desprecio?
Tan sólo que ella no pudo hacerlo, por no poderse levantarse por haber quedado pegado su cuerpo al asiento que ocupaba.
Fue tanta la fuerza que hizo la hija de Oxum, que termino desgarrando sus carnes, pero con tan mala fortuna que al levantarse, parte de su cuerpo quedo pegada al asiento.
Como era de esperarse, la sangre brotó de las heridas que se había causado en su empeño, manchando las vestimentas de Oxalá.
La sacerdotisa huyo con verguencia, al ver tan irritado al gran “dios del blanco” para quien el rojo es tabú.
Ningún Orixá al enterarse de tal acontecer quiso abrirle sus puertas, salvo Oxum quien la acogió y de inmediato transformó las gotas de sangre en plumas de papagayo, de un pajaro conocido por odidé.
Cuando todos los Orixá escucharon hablar de los milagros de la transformación de la sangre de la sacerdotisa en plumas de papagayo (ecodilé) fueron acercándose uno a uno, a visitar la morada de Oxum y admirar de cerca aquel pajaro de plumas encantadas.
El último en presentarse fue Oxalá , quien en señal de sumisión o reconocimiento delante del “poder femenino”, representado por Oxun, colocando una pluma roja en su cabeza declaró:
.....Las iaós que no usen ecodilé, no serán reconocidas como tales, como verdaderas iaós!. Desde ese instante toda vez que una Iaó es iniciada usa en la frente una pluma roja en señal de obediencia al gran “rey del blanco”.
Se debe tener en claro para entender lo sucedido, que los pajaros en la cultura Yoruba representan la fecundidad de las grandes Máes, que las plumas representan la cantidad de descendientes. Por eso se dice que Oxum es la dueña de muchas plumas de papagayo.
Es de destacar que la Iniciación es en sí un Nacimiento; y el poder de la fecundidad debe estar presente; demostrando así Oxum que la menstruación lejos de constituir un motivo de vergüenza y de inferioridad femenina proclama, ensalza la realidad del poder femenino: la posibilidad de crear hijos, de formar seres humanos.
Si bien la leyenda relatada, parece haber sufrido alteraciones a lo largo del tiempo en su tradición oral, al mezclar Orixá con actos humanos de comportamiento, colocando a todos en la misma dimensión; debemos aceptar que en definitiva se trata de una reafirmación del concepto de fertilidad asociada a Oxum.
Aii eieó
Eri ieié
Ora ieieó mamae Oxum!
