POLÍTICA&ECONOMÍA

Cómo las políticas de libertad enriquecen a Irlanda

Por Laura Escalante Monge

¿Cómo podría una nación convertir un déficit fiscal igual al 7% del PIB en un superávit del 4%? La respuesta la tiene Irlanda. En 1987 era un país pobre, a la merced de las limosnas europeas, las remesas de emigrantes y el precio al que se cotizaran sus productos agrícolas; para el año 2000 todo esto cambió. Actualmente, Irlanda mantiene una tasa de crecimiento mayor que la Unión Europea y se ha convertido en uno de los mayores centros de atracción de inversiones del viejo continente.
 

El secreto de tal éxito no es un "milagro", como lo denominan muchos, sino la consecuencia de medidas bien conocidas y que han generado similares resultados en diversas latitudes. Reducción del gasto público, reajustes en el tamaño del estado, racionalización del sistema fiscal y desregulación de la economía; estos son los componentes principales del éxito irlandés.

Irlanda, ¿amantes del aparato estatal?

Una de las características irlandesas que más llama la atención cuando se estudia su escalada es que, contrario a lo que muchos creerían, el pueblo irlandés apoya y defiende la actuación del estado en el área económica y social. Y es que la sociedad irlandesa y sus representantes políticos han logrado comprender que no es lo mismo estar a favor del gobierno que a favor de la propiedad y el control estatal.
 

La gente de Irlanda soportó por bastante tiempo las consecuencias de los errores del gobierno y su vasta intervención en la economía. La década de los 80s inició con altos niveles de desempleo (un promedio de 16,4% entre 1983 y 1988), la emigración era masiva, la inflación aumentaba cada día y existía recesión industrial. Se sabía que era necesario un cambio, y esta inconformidad fue manifestada con huelgas y violencia. Pero también se requirió de un Estado que con una real intención de bienestar social se diera cuenta que el gobierno no está para implementar filosofías sino para llevar al progreso, sea cual sea el camino. En Irlanda, desde hace unos 20 años, se vienen dando ajustes racionales y políticas que buscan avances y no imposiciones ideológicas.

Hacia el bienestar por medio de la libertad

Irlanda, al igual que Costa Rica, posee una historia de gobiernos amplios y paternalismo que se inicia desde sus tiempos de colonia. Lamentablemente, al convertirse Irlanda en una nación independiente, en 1921, en lugar de promover libertades que permitieran a los irlandeses luchar por su dicha de manera individual, los gobiernos iniciales adoptaron un rol indulgente y, motivados por sentimientos anti-ingleses, buscaron llevar al país hacia la autosuficiencia.
 

Así, este pequeño país que se mantenía de la actividad agrícola, comenzó a vivir una etapa de tarifas proteccionistas y prohibición de la propiedad extranjera de industrias. Después de unos años, el gobierno fundó empresas para llenar los espacios vacíos de la economía y se involucró en servicios telefónicos, actividad bancaria e industrias de acero y carbón. Llegó un momento en que el estado abarcaba más de 100 compañías diferentes.
 

Cuando no se podía manejar más la carga impuesta por el gobierno, y la ineficiencia y la burocracia se hacían evidentes, se tomó la decisión de cambiar, comenzando en los 60s con la apertura del sector industrial a empresas extranjeras y ofreciendo permisos arancelarios a las mismas.
 

En 1987, se resuelve aplicar un plan de austeridad estatal, como única salida a los problemas causados por la intervención económica. Se dio un vuelco a los esquemas tradicionalistas y se definió el camino para acabar con el déficit presupuestario y la deuda nacional; comenzaron las reducciones de impuestos y de gastos públicos. Para 1990, se promueven procesos de privatización (principalmente en servicios telefónicos, industrias de acero y la línea aérea estatal) y la competencia, entre compañías privadas y gubernamentales (bancos, transporte, radio y televisión).
 

De 1980 a 1998 los gastos del gobierno cayeron de un 50,5% a un 31% del PIB. Como resultado, se han comprimido las tasas de interés y la inflación, tanto así que se alcanzaron los estándares de la UE. Las exportaciones aumentaron por demanda internacional, se integraron a los mercados europeos y la fuerza laboral con gran capacitación atrae más y más inversiones.

Irlanda hoy

"Irlanda es, hoy en día, una de las economías más abiertas, libres y prósperas del mundo." Javier E. Segade

Las mejoras en la economía irlandesa se deben en gran medida a las industrias con capitales que se mueven rápidamente, que invierten y se establecen velozmente ante las demandas y no a la promoción de las industrias locales y tradicionales que ya tenía el país.
 

Las políticas fiscales han creado desde 1997 superávit fiscal y la deuda nacional hoy día es aproximadamente 50% del PIB, increíble si se piensa que una vez fue del 127%. Entre los programas de desarrollo económico y social, probablemente el más importante en Irlanda es el Partnership 2000, que guía a una política fiscal de reducción de gasto público, cuya meta final es disminuir la relación deuda pública - PIB.
 

Irlanda fue calificada por The Heritage Foundation y Wall Street Journal, en el año 2000, como el tercer país del mundo con más libertad económica. Los irlandeses y los inversionistas extranjeros tienen cada vez más oportunidades. Las exportaciones representan un 75% del PIB y desde 1985 se da un superávit en la balanza comercial.
 

El gobierno irlandés ya no mantiene un sistema de control de precios, aunque si se da intervención en la fijación de salarios a través de un ente llamado Asociación Social.
 

Existen 3 impuestos (sobre el ingreso y para fines sociales) que se pagan si se tienen ingresos superiores a un mínimo establecido. Los bienes y los servicios incluyen un impuesto de valor agregado; éste es de un 12.5% para combustible, electricidad, gastronomía, cines y otros servicios; 21% para ropa de adulto, teléfono, petróleo, diesel y zapatos; productos exentos de este impuesto son: educación, servicios médicos y dentales, teatro, libros, ropa y zapatos de niño, medicamentos y equipo médico.
 

Un 42% de los irlandeses es parte de la fuerza laboral; la mayoría tiene un buen nivel educativo y se dedican a los servicios o tareas del sector industrial. "En 1949 el sector agricultura concentraba a un 42.9 por ciento del empleo, 21.5 por ciento el sector industria y 35.6 el sector de servicios. En 1979, agricultura representaba a un 19.3 por ciento del empleo, 31.9 para industria y 48.8 servicios. En 1999, agricultura representa al 8.8 por ciento, industria el 28.9 y servicios el 62.3 por ciento."

La ruptura del monopolio de las telecomunicaciones ha resultado en la proliferación de proveedores de telefonía residencial y móvil, así como acceso a Internet, que hoy día está a cargo de 22 empresas diferentes. En los últimos meses se ha iniciado un período de competencia entre las empresas, cuya mejor estrategia para la inscripción de usuarios es la rebaja de precios. Además, los avances tecnológicos en esta área son sumamente beneficiosos para firmas foráneas, que han generado empleos y precios bajos, así como excelentes servicios.
 

En Irlanda los residentes pueden elegir si el cuidado de su salud está a cargo de compañías privadas o públicas y hoy día muchos empleadores ofrecen a sus trabajadores seguros médicos privados como parte de sus contratos labores.

Aprendiendo de Irlanda

Ya se ha probado con muchos casos que es la política seguida por Irlanda la que funciona. Una política que no busque más caminos o "nuevas soluciones", sino que vea la realidad en los números y en las experiencias de otros; que provea posibilidades de superación a las personas.
 

En Irlanda también se han dado cambios debido a la necesidad de evitar los conflictos sociales, los mismos de muchas otras naciones (violencia, criminalidad, paros, protestas). Porque donde reina el colectivismo y se piensa en la nación como una "gran familia feliz", el Padre-Estado no siempre da igual para todos. La distribución igualitaria por parte de un aparato estatal ha probado ser imposible; lo que sí es indiscutible, es que las molestias que causan la mala distribución y la injusta repartición de beneficios se expresan en manos de los ciudadanos con revueltas. Y estas acciones se hacen más frecuentes cuando los pueblos se decepcionan por la corrupción y las malas decisiones que toma Padre-Estado, una lección aprendida ya por Irlanda, en especial después de la paralización del sector de salud pública en 1999.
 

Como enseñanza valiosa deja la experiencia de Irlanda que el estudio y el análisis de la economía son lo único que se necesita para hallar las soluciones adecuadas para acabar con la crisis económica. Irlanda le debe parte de su desarrollo a su capacidad para evaluar los programas de gobierno. Esta tarea se realiza por medio del Irish Economic and Social Research Institute y el Consejo Nacional Económico y Social (este último parte del estado) además de las contribuciones del Departamento de Finanzas, el Banco Central y varias universidades. Ninguna de estas instituciones es de carácter pro-mercado libre, pero todos los estudios las llevaron hacia soluciones que tienen su estrategia en el mercado.
 

Para Irlanda, como para otros países que quieran seguir su ejemplo; es importante recordar que cualquier esquema de gobierno se puede ver atractivo, si no se conocen los números detrás del mismo.
 

Tampoco son las donaciones de entidades financieras internacionales ni préstamos de países desarrollados (con sus condiciones y modelos de desarrollo) lo que harán que los países del tercer mundo salgan adelante. No hay prueba que estos programas generen desarrollo, al contrario, parecen mantener las condiciones de los países pequeños iguales o empeorarlas. También erróneo es intentar modernizar empresas que no funcionaron desde un principio. Este ha sido el caso de Bolivia, Haití y Sierra Leona; con sus "políticas populistas y proteccionistas, la acumulación de créditos internacionales que acumulan deudas impagables y el galopante crecimiento de la corrupción."
 

El ejemplo a seguir es el de Irlanda, Taiwán, Corea del Sur y Singapur que no se apoyaron en ayuda internacional para su crecimiento, pero que si han seguido planes de apertura comercial sustentados por reforma institucional. Las ayudas externas y préstamos solamente deben ser destinados a infraestructura productiva, que genere más capital para una economía de mercado beneficiosa.
 

Es hora asimismo de reducir las responsabilidades estatales y el tamaño del gasto público, y es necesario dejar en manos de otros las empresas que el gobierno no puede manejar, y que perjudican a los consumidores. Esas mismas empresas estatales que día con día demandan más servicios a otras compañías (privadas) para realizar sus tareas, para alquiler de equipos, para consultorías y demás.
 

El gobierno de Irlanda cuenta con gran apoyo del pueblo, pero un pueblo al que no le gusta el desperdicio de recursos ni los conflictos sociales y están dispuestos al cambio.

 

 

Irlanda

  Costa Rica  

Área 68.890 km2 51.1000 km2
Población 3.840.838(est. Julio 2001) 3.773.057(2001)
Religión Catolicismo 91.6%Iglesia de Irlanda 2.5%Otros 5.9% Catolicismo 76.3%Evangelismo 13.7%Otros 10%
Tipo de Gobierno República República Democrática
Fecha Independencia 1921 1821
Constitución creada en el año 1937 1949
PIB $ 81.9 billones (est. 2000) $25 billones
PIB per capita $21.600 (est. 2000) $6.700
Composición PIB Agricultura 4%Industria 38%Servicios 58% Agricultura 12.5%Industria 30.7%Servicios 56.85%
Tasa de inflación 5.6% 11%
Fuerza laboral 1.82 millones(est. 2000) 1.9 millones
Tasa desempleo 4.1% (2000) 5.2%
Deuda externa $11 billones (1998) $4.2 billones (2000)
Gastos ejército y policía   $738 millones (est. 2001) $69 millones
Líneas telefónicas   1.59 millones (2001) 450.000
Líneas celulares 2 millones (2001) 143.000
Proveed. Internet 22 (2000) 3 (solamente 1 legal)
Usuarios  Internet   1 millón   150.000

Fuente: CIA The World Factbook