POLÍTICA&ECONOMÍA
Por medio de un críptico
lenguaje y un aparato matemático tan espectacular como innecesario, los auto
designados especialistas de la Economía han logrado intimidar al hombre de la
calle. Con ello sólo han conseguido alejarlo del estudio de una ciencia que
además de apasionante, es enormemente útil. Comprender el funcionamiento de los
órdenes sociales en que nos toca vivir, no es algo de lo que podamos prescindir
sin menoscabar las posibilidades de alcanzar nuestros objetivos en la vida.
Igual que un escultor estudia anatomía humana para saber dónde mirar y qué
formas esperar, un ciudadano familiarizado con la economía percibirá las
realidades que le rodean de forma inteligible y sabrá que resultados esperar de
las acciones humanas voluntarias y de las intervenciones gubernamentales.
Afortunadamente no es necesario doctorarse ingeniero, ni siquiera saber cálculo
integral, para comprender por qué no se crían reses de lidia en la calle Serrano
de Madrid o por qué, si se congelan los arrendamientos urbanos, es imposible
encontrar un piso en alquiler en el mercado. Basta con unas pocas lecturas
escogidas para comprender sin muchas dificultades por qué una onza de oro tiene
habitualmente un precio muy superior a un kilo de trigo y por qué la
especulación es una actividad tan difícil y denostada, como vital para el
abastecimiento adecuado de los mercados. Profundizando un poquito más se pueden
comprender las causas de las recurrentes crisis monetarias y financieras y por
qué suelen ir precedidas de fuertes niveles de inversión y seguidas de altos
índices de desempleo o también, por qué las economías del tipo soviético o nazi
tienen necesariamente que conducir a las carestías, la ineficacia, el mercado
negro, la violencia y la corrupción.
Aunque en la lista que sigue evidentemente no pueden estar todos los que son, sí
que a mi juicio, son todos los que están. He incluido algunos libros en inglés
de los que no existe versión en castellano para aquellos que tengan la
posibilidad de leer en dicho idioma. Por supuesto, no es necesario leerlos todos
para empezar a obtener frutos. Cada lectura abrirá nuevos horizontes y es mi
confianza que incentivará al lector a seguir profundizando. Allá va este
banquete de sabiduría para quien desee comenzar a degustarlo.
Si existe un libro que puede considerarse imprescindible y que a la vez sirva
para iniciar al lego, éste no puede ser otro que los Principios de Economía
Política de Carl Menger, edición española de Unión Editorial. El libro que
revolucionó la Ciencia Económica y la hizo mayor de edad. Las obras de los
gigantes de la economía precedentes como Cantillon, Adam Smith, J. B. Say o
David Ricardo parecen a su lado, escritas por aficionados. También para comenzar
es más que recomendable La Teoría de La Economía igualmente en Unión
Editorial, escrita por Wilhelm Röpke, uno de los responsables del milagro
económico alemán de la posguerra.
En ¿Por qué la propiedad? de Henri Lepage, edición del Instituto de
Estudios Económicos (IEE), el lector encontrará respuestas a cuestiones tales
como por qué el comunismo libertario no es más que una utopía, para qué sirve la
especulación, cómo solucionar los problemas de medio ambiente o por qué las
cooperativas de trabajadores no suelen ser tan eficientes como las empresas
dirigidas por un patrón. Aunque bastante confundido en el tema monetario,
Libertad de Elegir de Milton Friedman, editorial Grijalbo, es un clásico. En
él, Friedman ilustra con gran habilidad los efectos de las regulaciones
estatales y las virtudes del librecambio y la libertad de empresa. La
bibliografía para iniciarse puede completarse con La Economía en una Lección,
Unión Editorial, libro que lleva vendidas millones de copias en todo el mundo y
en el que Henry Hazlitt hace un repaso de los grandes sofismas económicos que
tanto éxito han tenido a la hora de alojarse y parasitar en la mente del
ciudadano corriente. Riqueza y Pobreza de George Gilder, edición del IEE,
es finalmente un excelente resumen de la Economía de la Oferta que alcanzó
notable importancia durante los años 80 en los EE.UU. Eso además de contener
magníficas reflexiones sobre un tema que siempre ha capturado la atención de los
economistas: ¿Cómo se crea la riqueza y por qué existen pueblos y gentes que
siguen siendo incapaces de prosperar?
A pesar de ser algo más densos –desde luego nada excesivamente complicado- y de
estar escritos en inglés, no me resisto a dejar de citar Man, Economy and
State de Murray N. Rothabrd, ed. Mises Institute (seguramente junto a La
Acción Humana de Ludwig von Mises, el tratado general de Economía más
recomendable que existe en el mercado) y The Government Against the Economy
de George Reisman, Jameson Books,, 1977, reconocido por el propio premio Nobel
de Economía F. A. Hayek como el mejor estudio sobre controles de precios jamás
escrito.
Aunque plagados de falacias, tanto el marxismo como el keynesianismo han
influido y siguen influyendo de forma notable en nuestro mundo. Conviene
familiarizarse con ellos. La mejor demolición del marxismo se encuentra en La
Teoría de la explotación, capítulo XII incluida dentro de Historia y
crítica de las teorías del interés. Eugen von Böhm Bawerk. (Ed. Fondo de
Cultura Económica), y que aparece incluida dentro del Volumen III de Lecturas
de Economía Política de Jesús Huerta de Soto. (Unión Editorial, 1987). Por
lo que a Keynes se refiere, aunque difícil, confusa y desorganizada, merece la
pena leer La Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero,
Editorial Aosta y también las principales refutaciones de la misma: Hazlitt,
Henry. Los errores de la Nueva Ciencia Económica. Aguilar, 1961 y Hazlitt,
Henry ed. The Critics of Keynesian Economics. Van Nostrand, 1960.
Para profundizar hasta el nivel casi de experto se sugieren en el tema
monetario, crediticio y del ciclo económico: El Origen del Dinero de Carl
Menger, Historia de las doctrinas relativas al crédito y la Moneda de
Charles Rist, La Teoría del Dinero y del Crédito de Ludwig von Mises y
Prosperidad y Depresión de Gottfried Haberler y, para la historia del
pensamiento económico, la escrita por J.A. Schumpeter o en su defecto la de
Murray N. Rothbard, si bien esta última no llega más que hasta los neoclásicos.
Todos juntos no llegan a la veintena, aunque les garantizo que sólo leyendo con
aprovechamiento los nueve primeros tendrán ustedes unos conocimientos de
economía con los que jamás pudieron haber soñado. Ni curvas, ni derivadas. Sólo
acciones y valoraciones humanas. ¿Quién se anima?