5 de octubre

BEATA FELICIA MEDA,
Virgen

  Cuando la Duquesa de Pesaro, mujer de Galeazzo Malatesta, quiso fundar en su ciudad un nuevo convento de religiosas Clarisas, se dirigió a San Bernardino de Siena, que ese entonces, alrededor del 1439, era vicario general de los Franciscanos Observantes.
   Pero el pedido que la noble dama hizo al gran predicador era asaz específico, por no decir explícito. Para dirigir la nueva fundación ella no quería una clarisa cualquiera, por virtuosa que fuese. Deseaba que el nuevo convento fuera dirigido exclusivamente por Felicia Meda, milanesa, clarisa franciscana en el convento de  Santa Úrsula.
   La fama de esta religiosa había recorrido el mundo, llegando lejos de su ciudad natal, a pesar del natural silencio que circunda la vida de una religiosa de clausura.
   San Bernardino de Siena no tuvo dificultad para convencer a la monja de cambiar Milán por Pesaro, con otras siete religiosas, para trabajar en la nueva fundación deseada por la Duquesa Malatesta. Felicia obedeció prontamente al Superior, aunque le causó cierta tristeza alejarse de la ciudad en donde había vivido siempre rodeada de un vivo afecto. 
   Nacida más de sesenta años antes, en 1378, ella era la mayor de tres hijos que pronto quedaron huérfanas. Ella se convirtió  " madre " de sus hermanos menores, a cuya educación dedicó su juventud.
   A los doce años había hecho ya voto de santidad, consagrando su cuerpo a Dios. Pero no fue hasta después de los veinte años, terminado su papel de "madre", que pudo entrar en religión, en el convento de Clarisas de Santa Úrsula. Antes de hacer esto, dejó todos sus bienes a sus hermanos y a los pobres.
   Su ejemplo fue tan contagioso que su hermana pronto la siguió, entrando también en el convento de las Clarisas, mientras el hermano se convertía en fraile franciscano.
   Después de veinticinco años de vida religiosa, de extrema regularidad y rigurosidad, y  habiendo salido victoriosa de terribles tentaciones, había sido nombrada superiora del convento de Santa Úrsula.
   Por obediencia, dejó su puesto de priora de ese convento para trasladarse a Pesaro. Cuando, con las siete hermanas llegó a la ciudad de los Malatesta, en vano la Duqueesa salió a su encuentro con su carroza. Felicia Meda se rehusó a subir, y entró a Pesaro a pie, caminando hasta el nuevo monasterio en medio de la admiración devota di una grand muchedumbre.
   La misma ovación popular se repitió cuatro años después, a su muerte en 1444, cuando el pueblo de Pesaro la aclamó como Santa, atribuyéndole numerosos milagros.

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