9 de julio
BEATO GREGORIO GRASSI
Mártir
(1900)

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   Beato Gregorio Grassi (1833-1900). Noble figura de franciscano, misionero y obispo. Nació en Castellazzo Bormida, provincia de Alessandria, en Piamonte (Italia), el 13 de diciembre de 1833, siendo el tercero de los nueve hijos de Juan Bautista y Paola Francisca Mocagatta. Fue bautizado el mismo día con el nombre de Pierluigi, y su madre lo consagró a la Virgen para que lo protegiera toda su vida.

   El 2 de noviembre de 1848 vistió el hábito franciscano en el convento noviciado de Montiano (Forlí), y cambió su nombre por el de Gregorio. En agosto de 1856, terminados los estudios en el convento de la SS. Annunziata de Bolonia, fue ordenado sacerdote, y pidió ser enviado a misiones. Dos años después estaba en Roma, en el colegio misionero de San Bartolomé de la Isla, preparándose para las misiones de China, hacia donde partió a finales de 1860. Visitó devotamente la Tierra Santa y llegó a Schang-tong. Destinado a Shansi, trabajó varios años en el Distrito de Tee-yuen-sien, de donde pasó a Taiyuanfu, capital de la provincia. Durante 40 años ejerció su dinámico apostolado, primero como misionero, después, en 1876, como obispo coadjutor con derecho a sucesión, y en 1891 como Vicario Apostólico de Shansi Septentrional, donde dio notable desarrollo a la conquista misionera.

   Hablaba perfectamente el chino. Fue rector del seminario indígena. En 1893 abrió en el territorio de Shansi el primer noviciado franciscano de China. Eran constantes sus visitas pastorales a las numerosas pequeñas comunidades cristianas, distantes a veces hasta 450 kilómetros, hechas con diligencia, por caminos en extremo difíciles. En 1878 su territorio padeció una terrible carestía, seguida de graves epidemias, con siete millones de víctimas, entre ellas 4.000 cristianos. También él sufrió el mal, infectado en la asistencia a los enfermos, pero se curó milagrosamente, y reinició sus recorridos apostólicos consolando, alentando, ayudando generosamente. En su largo apostolado, construyó 60 iglesias, entre ellas el santuario de Santa María de los Angeles, a 2.000 metros de altura. Fue asiduo en el confesionario y en la catequesis de niños y adultos, en la asistencia a los pobres y necesitados, y en la defensa y apoyo de los misioneros. Dedicaba largas horas a la oración y meditación. Pensaba volver a Italia para recobrar las energías, pero otro viaje lo esperaba. En vísperas del martirio, invitado a huir y esconderse, Mons. Grassi respondió: «Desde la edad de doce años he deseado y pedido al Señor ser mártir, ¿y ahora que ha llegado el momento deseado, tendría que huir?»

   Recibió la palma del martirio, a los 67 años, capitaneando un glorioso batallón de mártires de la fe caídos bajo la espada de los boxers el 9 de julio de 1900 en Taiyuanfu.

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