EL PARTIDO SOCIALISTA
AUTENTICO de la República Argentina
(Documento aprobado en
general por el Congreso Nacional Extraordinario del Partido Socialista Auténtico
celebrado el 14 de Septiembre de 2002, como base de discusión para la
actualización ideológica)
Fué fundado en Buenos Aires
el 28/29 de Junio de 1896, mediante
la conjunción de asociaciones obreras, entidades sociales y voluntades
individuales que se propusieron “...la
lucha en defensa y por la elevación del pueblo trabajador que, guiado por la
ciencia, tiende a realizar una libre e inteligente sociedad humana basada sobre
la propiedad colectiva de los
medios de producción”, tal como quedó establecido en la Declaración de
Principios que elaborara su fundador, Juan B. Justo, en consonancia con las teorías
económicas y políticas de Carlos Marx y Federico Engels.
Sus concepciones teóricas
explicativas de los antagonismos sociales de la historia humana y
particularmente del sistema capitalista, esto es, del sistema de relaciones económicas,
políticas, sociales y culturales que genera el modo de producción basado en la
compra-venta de la fuerza del trabajo –con sus secuelas de expoliación y
enajenación- y que al mismo tiempo “enseñan las condiciones para la
emancipación del proletariado y de cómo éste deberá liberar el mismo tiempo
y para siempre a la sociedad entera de la explotación, la opresión y la lucha
de clases", son guías para la acción consciente y renovadamente creativas
que se nutren, enriquecen y verifican sus postulaciones en la practica social.
De este modo, ajenas y opuestas a todo dogmatismo, posibilitan resolver
fecundamente los problemas sociales que la vida plantea en cada época del
devenir histórico, “partiendo
de las condiciones económicas de vida y de las relaciones sociales y políticas
condicionadas, a su vez, por aquellas”.
El agravamiento de las contradicciones antagónicas del modo de producción
capitalista, pone de manifiesto su agotamiento histórico y la impotencia
estructural para erradicar los flagelos sociales (pobreza, indigencia,
desocupación, marginación, precarización del trabajo, contaminación
ambiental, propagación de enfermedades por causas sociales, corrupción...) que
le son inherentes y reproduce incesantemente cada vez con mayor intensidad. No
obstante, por efecto de los cambios operados en las formas de expoliación (que
en esta etapa de su devenir se conoce como neoliberalismo, esto es, la expresión
política, económica del capitalismo monopolista trasnacional) crea las
condiciones que posibilitan la unidad –en un proyecto emancipador común- de
los sectores oprimidos por la relación capital-trabajo y de los sometidos al
dominio imperialista (asalariados, desocupados, capas medias, productores
nacionales, etc.).
En ese marco, las perspectivas del socialismo del siglo XXI –que nació con
el Manifiesto de 1848, irrumpió revolucionariamente en 1917 con extraordinarias
conquistas emancipadoras, conoció la frustración de la experiencia soviética
y eurooriental, y se mantiene enhiesto en Cuba- están sujetas, entre otros
requerimientos para concluir con el sistema de compra-venta de la fuerza de
trabajo y de enajenación de sus productores, a la resistencia
contrarrevolucionaria mundial, al balance crítico de la experiencia de
edificación del socialismo, a la investigación de las transformaciones
materiales e ideológicas operadas en el seno del capitalismo contemporáneo, a
la revigorización de sus concepciones, a los modos de articulación de las
acciones en el ámbito nacional, regional y mundial, al análisis de las formas
organizativas del pensamiento revolucionario, y al grado de consustanciación de
la clase trabajadora con el proyecto emancipatorio.
En tal dirección, la lucha por la instauración del socialismo en nuestro país,
capitalista dependiente, demanda en un primer momento (período de transición),
liderado por la clase trabajadora, concluir con la dominación imperialista y la
de sus socios nativos, reconstruir la Nación recuperando su patrimonio y los
atributos soberanos, erradicar el atraso, promover el desarrollo de las fuerzas
productivas, implantar la justicia social, fortalecer y extender las libertades,
instituir la democracia popular en todos los campos de la vida social, entre
otros aspectos vitales e insoslayables. A tal fin, se hace indispensable la
construcción de consensos entre todos los agredidos por el dominio imperialista
y sus agentes locales, y el acceso del pueblo al poder político para
transformar el Estado de instrumento represivo y manipulador de las clases
dominantes en estructura de participación y dominio popular.
Precisamente, el desarrollo de las funciones y tareas genéricamente enunciadas,
compromete al P.S.A. a propulsar la convergencia de las corrientes populares,
nacionales, democráticas y antiimperialistas y, simultáneamente, a reforzar
continuamente su propia organización partidaria, con parámetros genuinamente
democráticos y con militantes conscientes de su misión revolucionaria. Así lo
entendía y advertía Mario Bravo, al afirmar: “mientras no hayamos
construido sólidamente nuestra propia estructura, seremos vulnerables y
viviremos temerosos de nuestra propia sombra. Nuestro cuerpo político carecerá
de columna vertebral y no sabrá aparecer de pié sino apoyado en los hombros de
los que se abstienen o conducido en los brazos de los que no saben as donde
van”.
Singular
relevancia adjudicamos al factor moral en todas las fases de la lucha y
edificación de la sociedad socialista, sin que ello implique variante alguna de
“socialismo ético” –a manera de una nueva religión para la clase obrera-
ni mucho menos una ley moral independiente del proceso histórico. Se trata de
la estricta observancia de valores éticos encaminados a eliminar el
oportunismo, el sectarismo, la arrogancia dogmática, el pragmatismo
politiquero, la falta de correspondencia entre teoría y practica, entre otras
degradaciones, y de impulsar la búsqueda permanente de la verdad con honradez,
desprendimiento, lealtad y solidaridad de clase; esto es, reglas de conducta
insoslayables para quienes se han propuesto llevar a la práctica los principios
del humanismo real destinados a generar seres libres y desalienados.-
Centro de Estudios
"del Valle Iberlucea"
Sarandí 56 - (1081) -
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
TEL. (011) 4952-3103
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