MARIO MAZZITELLI: CARTA ABIERTA AL PUEBLO ARGENTINO
Buenos
Aires, 14 de Julio de 2002
Me
dirijo a ustedes en mi carácter de candidato a Presidente de la Nación por el Partido
Socialista Auténtico (PSA), para acercarles algunas consideraciones políticas
que son de interés público y serán marco de referencia de nuestra gestión de
gobierno.
Las
ideas y proyectos del PSA, pese al hecho que se encuadran en lo que la gran
mayoría de nuestro pueblo pretende sea hecho, han tenido muy poca difusión en
los medios masivos de comunicación durante estos años de democracia. Y esto ha
sido así, a pesar de ser nosotros continuadores políticos, ideológicos e históricos del gran Partido Socialista que ha acompañado
permanentemente la vida política de la Argentina y que fuera fundado hace ya
106 años. Pero el testimonio que hemos dado a la sociedad está allí, y hoy
adquiere plena vigencia.
En
virtud del interés general, y por el derecho que le asiste al Pueblo de la Nación
de estar informado, les solicitamos tengan a bien dar difusión de lo que aquí
explicamos y proponemos: la posición del Partido Socialista Autentico frente a
la nueva realidad que vive la República Argentina.
Mi
respeto y desde ya muchas gracias.
Nuestro gobierno será Popular y de Unidad Nacional
1)
Autoridades de la Iglesia han dicho que la Argentina no puede volver a errar, so
pena de caer en un estado de disolución nacional. Estoy de acuerdo, y agrego:
Estamos muy cerca de volver a errar.
2)
La primera tarea política del momento está en manos del pueblo: No hay que volver a sumarse a la interesada "lógica" del
bipartidismo. Al radicalismo y al justicialismo no queremos restarle ningún
mérito histórico. Tampoco, ningún demérito en esto que nos ocurre hoy. Son
ellos quienes han puesto a la Nación en el caos y al borde de la disolución.
Desde que se iniciara el período democrático más largo desde inicios
del siglo XX, en estos casi 20 años tuvieron muchas oportunidades y todas las
herramientas para encontrar una alternativa; no lo hicieron. Ahora es tarde para
ellos. Ahora es tiempo de una renovación.
Esta
realidad que vivimos no es producto de la maldad intrínseca de sus diri-gentes.
Tampoco es cierto que sean todos corruptos, mafiosos o incapaces. Y aún cuando
muchos lo sean, este hecho no alcanza a explicar la magnitud y extensión de la
crisis.
Gran
parte de la explicación hay que buscarla en la manera con la que asumen la
actividad política. Creen que defender un capitalismo serio, que pague sus
deudas, que defienda a sus principales actores, que acuerde con el FMI, que haga
los ajustes económicos que nos exigen, que busque "no caerse" del
mundo, es correcto. Su intuición los lleva a pensar que eso es lo mejor para el
país. Si -no seamos ingenuos- y también para ellos. Todos pudimos observar
como una parte de la dirigencia política acrecentaba aceleradamente su
patrimonio, mientras el resto de la sociedad se estancaba o retrocedía.
Pero
-insisto- la corrupción no alcanza por si sola a explicar la magnitud y
extensión de la crisis, que por
otra parte es de vieja data.
Lo
irrebatible es que esta manera de pensar y hacer política nos condujo a este
callejón sin salida. Y consecuentemente, esta manera de pensar y de hacer política
no nos va a sacar de aquí.
Hay
que buscar otro rumbo.
Pero
hoy vuelven a pretender que esta lógica del bipartidismo se recicle, con
distinto ropaje tal vez, pero con el mismo contenido, es más de lo mismo.
No
está en el ARI y/o en algún candidato del PJ lo nuevo, puede que esté lo
reciclado, porque reinstalarán los mismos conceptos, el mismo sentido común,
los mismos métodos. Y no se debería esperar a esta altura distintos efectos de
las mismas causas. Con agravantes,
desde hace tiempo ya, las consecuencias son acumulativas para el país, esto es:
de aquí en más serán mucho peores.
3)
Nuestra propuesta, por lo tanto, apunta a "Generar
una Alternativa". Algunos piensan que hay que hacerlo desde la ingeniería
política, buscar la forma de acoplar distintos aparatos en función de
conquistar poder. Pero la propia sociedad ha determinado que hoy los aparatos ya
no tienen poder, algunos entendimos el "que se vayan todos", muchos
no. Y pese a ello no menoscabo el papel que pueda tener una ingeniería política
con sentido constructivo (Las ideas, no los hombres), aunque en el estado actual
de la Argentina parece poco menos que imposible que de allí pueda salir alguna
alternativa. Más aún cuando en un tiempo muy corto hay que acoplar armónicamente
un conjunto de ideas, intereses y personas que durante demasiado tiempo
estuvieron en posturas distantes.
El ciudadano argentino se ha
pronunciado: hoy sabe perfectamente que es lo que no quiere más, por lo que la
alternativa la vamos a construir desde las entrañas del pueblo, desde ese
conjunto de reclamos y necesidades que las mayorías demandan, aplicando toda
nuestra experiencia política para interpretarlas, transformarlas en ideas
concretas, y ejecutarlas, desechando los usuales discursos demagógicos que ya
no impactan ante una opinión pública perspicaz y descreída.
4) La propuesta del PSA nace de aplicar nuestra visión
de la política a la realidad que nos dejarán quienes nos han precedido: Un país
devastado hasta los cimientos, y sumido en la pobreza, con cero credibilidad,
con una sociedad en crisis, y estructuras fuertemente cuestionadas en su
esencia. Sin dudas nuestra primer tarea será poner en funcionamiento de
inmediato un "Plan de Contingencia" para paliar las necesidades básicas
de la población hasta tanto los programas de acción y desarrollo vayan dando
los primeros frutos y podamos ir cambiando la asistencia estatal por trabajos
dignos para nuestra gente.
Vamos a convocar a los cuadros políticos y de gestión más capaces para
constituir un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Los
socialistas nos sentimos en condiciones de aportar a una nueva síntesis histórica;
un ideario capaz de afrontar desde nuestros principios y valores los desafíos
del siglo XXI.
Somos
un partido de más de cien años. Fundado por el Dr. Juan B. Justo y en el que
militaron -entre otras personalidades-
Alfredo Palacios, Enrique Del Valle Iberlucea, Mario Bravo, Alicia
Moreau, Carlos Sánchez Viamonte, Julio V. González, Gregorio Selser, Pablo
Lejarraga, que no solo fueron figuras destacadas, sino que marcaron la impronta
de una alternativa para la Nación. Los actuales dirigentes del PSA somos -además-
un conjunto humano con una extensísima experiencia política, que jamás pactó
con régimen alguno, pero sin que dicha intransigencia nos impidiera desenvolver
una intensa relación con cada una de
las principales culturas políticas argentinas. Trabajamos formando equipos con
compañeros provenientes del peronismo revolucionario con sus banderas: Evita,
John William Cooke, Gustavo Rearte y Juan José Hernández Arregui; del
radicalismo yrigoyenista de Leandro Alem, Crisólogo Larralde y don Arturo
Illia; de la intransigencia de don
Oscar Alende; de la izquierda con Marx, Fidel y el Che; militantes sociales del
campo de los derechos humanos, de los gremios comprometidos con los
trabajadores, de la cultura, de comedores barriales, del campo religioso
consecuentes con el mandato de Cristo sobre la igualdad y la justicia social,
entre otros.
Somos un Partido que siempre
se ha destacado por una profunda vocación democrática, concientes que los
problemas de la Argentina se resuelven con más y no con menos democracia.
No tenemos aparato. No hay burocracia, enquistada en el
Estado, en los sindicatos o en cualquier estamento de la sociedad, que esté con
nosotros. No hay ningún acuerdo corporativo que pueda condicionar o desviar
nuestro rumbo. No hay poder económico al que le debamos favores. Tenemos
-consecuentemente- las manos libres como nadie y no tenemos otras intenciones que aquellas por las que hemos luchado toda
nuestra vida, que el pueblo respeta y conoce.
Lo
que ayer pudo verse como una debilidad, hoy es nuestra fortaleza.
5) Llamamos
a constituir un gobierno de emergencia social, nacional y cultural.
Social;
porque se ha polarizado la riqueza, son tantos los desocupados, los pobres,
indigentes y marginados, que, nuestro compromiso será terminar con la lógica
distributiva de la riqueza impuesta desde los centros del neoliberalismo. Vamos
a impulsar una distribución equitativa sostenida en los postulados de la
solidaridad y la justicia social.
Nacional;
porque vamos a establecer en plenitud la soberanía nacional y la independencia,
lo que implica un replanteo de la relación que hoy tenemos con los capitales y
con los organismos financieros internacionales. Los argentinos volveremos a ser
dueños de nuestro destino, desechando el "protectorado" que se nos
quiere imponer desde el norte. Tomando nuestras propias decisiones, manteniendo
una relación armónica con todas las demás naciones, y recusando toda
ingerencia en los asuntos que nos son propios y que hacen al interés nacional.
Cultural;
porque nuestra propia identidad está en crisis. Debemos recuperarla para poder
integrarnos al mundo sin menoscabo de nuestra idiosincrasia, levantando nuestros
valores, jugando, desde nuestra argentinidad, un rol protagónico en la
articulación de una nueva América Latina y de otro mundo, más justo, que ya
los pueblos de casi todas las naciones reclaman.
Nosotros
vamos a producir hechos. Hechos concretos en beneficio del pueblo del que somos
parte.
La crisis hoy es social.
"En todo tiempo y lugar cada sociedad tiene un mínimo de
necesidades que, si quedan insatisfechas, producen su disolución.(...)La medida
de nuestra crisis consiste en que nuestro régimen económico y jurídico,
nuestra organización social, nuestras estructuras, no permiten dar ese mínimo...
a una cantidad de gente demasiado grande."
Las
administraciones justicialistas y radicales han llevado a que la Argentina, con
toda su riqueza, no pueda dar de comer a todos sus habitantes. Quien tiene
trabajo debe destinar cada día un porcentaje mayor de su salario al rubro
alimentación; y si los que tienen empleo destinan la mayor parte de su ingreso
a comer, mal pueden resolver otras cuestiones.
El
problema de la vivienda es insoluble en el estado actual de cosas. No solo no se
resuelve, sino que se agudiza cada día. El déficit habitacional está llegando
a los 4.000.000 de viviendas y las nuevas construcciones no cubren siquiera el
crecimiento vegetativo.
Esta situación
plantea "el
dilema del enclaustramiento -asentamientos y villas- o la vida en la
calle, hechos que conducen por igual a la destrucción de la vida
familiar."
"La desnutrición y la falta de viviendas aumenta
la mortalidad infantil."
El
sistema de salud, lejos de fundarse en los principios de Ramón Carrillo o las
enseñanzas que al respecto surgen de la revolución cubana, emplea
deficiente-mente sus valores profesionales y humanos y sus recursos materiales.
Entre un sistema público y de obras sociales colapsado por falta de recursos
genuinos y un sistema privado impulsado por el lucro, se debaten millones de
argentinos olvidados y desprotegidos.
La
educación también se divide más y más cada día. Entre niños y jóvenes que
cuentan con el respaldo económico de su familia y una mayoría que teniendo
necesidad de una poderosa institución pública, se encuentran con una escuela
degradada, que no los contiene ni le da posibilidad de inserción alguna.
Sin alimentos, vestimenta y útiles se dilapida el esfuerzo de nuestros
educadores.
Los
jubilados, a quienes habrá que restablecer rápidamente prestaciones y un
ingreso digno; los niños, con él mas alto índice de pobreza y los jóvenes,
al tope de la desocupación por edades; constituyen el objetivo inmediato de una
vigorosa acción destinada a cambiar las condiciones sociales.
La
miseria y la inseguridad, hermanas inseparables, conviven en nuestras calles,
derramando en cada bolsa rota una cuota de la frustración nacional.
La
crisis económica, política, institucional y moral, realimenta la crisis
social, creando las condiciones de inestabilidad e incertidumbre actuales.
Nuestra
crisis es parte de la crisis global del capitalismo. Pero coadyuvan causas
particulares que, sintéticamente expresadas, podemos definir así:
a.-
Baja producción de bienes y servicios -atraso tecnológico y científico-
b.-
Concentración de la riqueza -polarización de las clases sociales,
falta de inversión, fuga de capitales-
c.-
Dependencia o subordinación de los intereses nacionales al capital
financiero globalizado. FMI, deuda externa, privatización, extranjerización.
Remover
estas causas importa el desafío actual. Y no será tarea de pocos sino de
todos. Impone también la ejecución de un programa realizable, moderno e
inteligente, capaz de enfrentar los problemas con ideas nuevas. Flexible y
creativo, capaz de no quedarse enredado en pequeños escollos y a la vez mantener,
todo el tiempo, su sentido estratégico.
Volver a legitimar la función del Estado
es prioritario. Muchas habrán de ser
las tareas encaradas por el Estado y mal podrá realizarlas si antes no recupera
jerarquía y prestigio. En este
sentido, la primer medida del gobierno será poner ante la consideración pública
toda la información que dispone, con la salvedad -claro está- de aquella cuya
difusión pudiera afectar la seguridad nacional. Haremos
una administración transparente. Nada se podrá plantear mientras la
sociedad no pueda considerar todos los elementos constitutivos del Estado ayudándonos
a detectar focos burocráticos enquistados, nudos de corrupción, franjas de
ineficiencia, funciones superpuestas.
Solo
a partir de dicho conocimiento se podrá utilizar la moderna herramienta que es
el presupuesto participativo. Esta palanca debe servir entre otras cosas para:
a.-
redistribuir la riqueza con sentido de equidad -plan alimentario y
seguro de empleo y capacitación-,
b.-
recaudar con sentido de justicia -profunda reforma impositiva-,
c.-
gastar con eficiencia -control social sobre todas las actividades y
planes del gobierno-,
d.-
promover la actividad económica -Planes de vivienda y obras públicas.
Crédito para las Pymes y los micro emprendimientos cooperativos,
e.-
incrementar la inversión en educación, ciencia y técnica.
Razonablemente
la Argentina deberá mantener la cesación de pagos de sus
compromisos externos por un período no menor a 4 años. Respecto de la
deuda interna se buscará cancelarla dentro de ese período de 4 años. Queda
claro que durante nuestro gobierno será una atribución del Congreso Nacional
el tratamiento de la deuda, tal como establece nuestra Constitución, y
plantearemos que éste investigue y se expida concreta y definitivamente sobre
la legitimidad de la misma (denuncia de Alejandro Olmos, fallo del juez
Jorge Ballesteros y otros), su monto (minucioso balance que determine con
cierta precisión cuanto ingresó y cuanto egresó), determinación de
corresponsabilidades con acreedores y organismos financieros con la consiguiente
redistribución de los pasivos y futuro plan de pagos de un remanente menor
(recordar que los títulos se cotizan en muchos casos en el 10 o 12% de su
valor) y cuotas futuras que deberán estar subordinadas a una irrenunciable política
de crecimiento.
En
los organismos comerciales internacionales (OMC)
la Argentina deberá multiplicar su energía y sus alianzas con la finalidad
de terminar con los subsidios a la producción agropecuaria de los países
desarrollados, así como con todas las formas arancelarias y para-arancelarias,
que distorsionan el sistema de precios perjudicándonos permanentemente. El
futuro pago de créditos no puede desentenderse de esta agresiva política de
los países centrales que hacen inviable o poco rentable nuestras producciones más
eficientes.
Resulta imperioso
retomar el manejo integral de la energía. En particular YPF,
pilar del despegue económico, pieza clave para una política soberana y
base para la creación de una nueva empresa que encuentre y desarrolle modernas
fuentes energéticas no contaminantes.
Es insoslayable
el control del comercio exterior y el manejo más amplio de las
divisas. Área y recursos escasos que no pueden quedar al arbitrio de intereses
privados, más allá de que puedan mantener una actividad marginal.
Se
hace necesario alentar, en toda su extensión, un nuevo manejo
de la producción agropecuaria. Impulsar un plan de transformación agraria,
donde el Estado Nacional respaldará conforme el principio de "bien
social" que tienen todos los medios de producción privados y estatales, a
aquellos productores que trabajan bien, que movilicen el conjunto de las tierras
improductivas haciéndolas accesibles para quien esté dispuesto a habitarlas y
trabajarlas. Dar nuevo vigor y respaldo al INTA para la producción de semillas,
el asesoramiento productivo y comercial y la modernización tecnológica.
Nuestra
política de redistribución de ingresos, control de gastos e impositiva
permitirá recuperar los niveles de consumo en el mercado interno, y ganar
nuevos mercados externos. Vendrá como consecuencia del ordenamiento jurídico y social que
vamos a imponer y realimentará la recuperación y el relanzamiento industrial.
La producción moderna reclama una aceitada articulación entre la producción
directa, el conocimiento, los servicios y la capacidad comercializadora. El
complejo industrial argentino, fuertemente golpeado durante los años de la
apertura indiscriminada y la devaluación, solo podrá cumplir su función de:
producir bienes de buena calidad a costo razonable y competitivo, desarrollar un
alto grado de eficiencia, generar fuentes de trabajo y posibilidades de
reinvertir, cuando se encuadre en un plan nacional de largo aliento con respaldo
estatal y claras reglas de juego. Involucrar fuertemente al INTI, las
universidades y el CONICET resulta indispensable.
El sistema financiero debe ser integralmente replanteado. No nos
interesa ser un eslabón más en la cadena del capital financiero
trasnacionalizado. Para cumplir su papel de promover el desarrollo esta
herramienta debe encuadrarse en una nueva ley de entidades financieras que
asigne con claridad las funciones de las distintas franjas bancarias. También
deberá subordinar las tasas de
interés a las necesidades productivas y de consumo popular. Nunca más la tasa de ganancia del sistema financiero debe superar a la
tasa de ganancia del sistema productivo nacional.
Nuestro espacio histórico, político, cultural, económico es el MERCOSUR y América
Latina. Su unidad, desarrollo y
fortalecimiento, la tarea de la hora. Le decimos no al ALCA en la convicción
que constituye un plan contrario a los intereses nacionales.
Nuestra
propuesta es positiva, completa y abarcadora para resolver los problemas de la
Argentina. Aquí solo hemos desgranado algunos conceptos, a medida que
avance la campaña iremos informando al pueblo sobre los programas de acción y
las ideas que hoy sustenta el Partido Socialista Auténtico.
Se
trata de aprovechar la crisis para el relanzamiento de
un proyecto de Nación sostenido en la Soberanía, la Solidaridad y la Justicia
Social. Retomando el mandato histórico de los héroes de nuestra
independencia para quienes la suerte de la Nación estaba indisolublemente
ligada a la suerte de su pueblo y para quienes la libertad, el progreso y el
bienestar constituían valores irrenunciables.
Atentamente:
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