Dirección: Billy Wilder.

Guión: Agatha Christie (obra). Larry Marcus (adaptación). Billy Wilder y Harry Kurnitz (guión).
País:
 EE.UU.
Año: 1957.

Genero: Drama.
Duración: 116 min.

Titulo Original: Witness for the Prosecution.
Elenco: Tyrone Power (Leonard Vole), Marlene Dietrich (Christine Vole), Charles Laughton (Sir Wilfrid Robarts), Elsa Lanchester (Señorita Plimsoll), John Williams (Brogan-Moore), Henry Daniell (Mayhew), Ian Wolfe (Carter), Torin Thatcher (Sr. Myers).

Producción: Arthur Hornblow Jr.

Música: Matty Malneck .





 

Testigo de Cargo

Por Maximiliano Curcio

 

     Sinopsis: Un afable personaje, Leonard Vole, es acusado del asesinato de una rica dama, la señora French, con quien mantenía una relación de carácter amistoso. El posible móvil del crimen es la herencia de todos los bienes de la difunta. A pesar de que las pruebas en su contra son demoledoras, el prestigioso abogado criminalista de Londres Sir Wilfrid Roberts acepta su defensa al creer en su inocencia.

 

 

* * * * * / EXCELENTE

 

Adaptación de una novela de Agatha Christie llevada al ámbito teatral, “Testigo de Cargo” es quizás dentro de las muchas obras de la autora llevada a la pantalla grande una de las pocas  junto a “Asesinato en el Orient Express” que se lleven la categoría de clásico de lujo. El guión nos sorprende de forma permanente, brindándonos una trama que se conforma de manera de rompecabezas junto a ambiguos personajes que insinúan ocultar más de lo que muestran. Así, iremos redescubriendo la trama a medida que las sorpresas se suceden y tensión, comedia, intriga, drama y traición se mezclan en este perfecto entretenimiento elaborado por gran artesano del Hollywood de la edad de oro que el espectador disfrutaba de ver, Billy Wilder, el mismo de la brillante y mas profunda “El Ocaso de una Vida”, acá se luce con un film que no ha perdido su encanto a lo largo de los años.

De rubros técnicos impecables, la puesta en escena  elegante y sobria,  nos proporciona el clima necesario que ambienta a la conocida novela de la reina del suspenso, al que matiza con ese consabido humor ingles marca registrada a lo largo de toda la obra, ácido e irónico. Ambientada en los estrados judiciales, un típico film thriller judicial posee reminiscencias de la incursión en el subgénero de Hitchcock y sus falsos dobleces en “I Confess” o el crescendo de dudas en medio de un ambiente febril y frenético que tan bien supo retratar Sydney Lumet en “Doce Hombres en Pugna”.

El film reúne un gran elenco que se complementa a la perfección en pantalla: protagonizada por un genial Charles Laughton ideal para su papel, una siempre enigmática Marlene Dietrich diva como pocas y un acertadísimo Tyrone Power, el film se nutre de la inclusión de flashbacks y diálogos por demás ingeniosos que son introducidos en la película en el momento justo. Estos recurso típicos del género (que tan bien Wilder interpretó en “Doble Identidad”, llevándonos por la trama de forma atrapante y produciendo ese efecto de sorpresa y giros inesperados de los que se han nutrido incontable cantidad e ejemplares del genero en años posteriores.

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