Juego
Macabro
Por
Maximiliano
Curcio
Sinopsis:
Un millonario, autor de novelas policíacas, une su ingenio con un
actor en paro, que se fugó con su mujer, en un juego terriblemente
serio y sumamente retorcido que traerá peligrosas consecuencias.
* * /
REGULAR
“Juego
Macabro” es una remake de "Sleuth", una joya del suspenso
de los años ’70. Innovadora en su momento, la película que
protagonizaron exactamente en 1972 una dupla de lujo como Michael
Caine y Laurence Olivier fue dirigida por otro grande como Joseph L.
Mankiewics y partía de una adaptación de la reconocida obra de
teatro de Anthony Shaffer (conocida aquí como “Juego Mortal”).
En la nueva versión dirigida por Kenneth Branagh (quien en partida
doble como director este año también estrenó “La Flauta Mágica”)
el personaje que en el pasado represento Michael Caine ahora lo
interpreta Jude Law, mientras que Caine hace lo propio con el de
Olivier. Curiosamente, este ultimo hace algunos años tomo otro papel
emblemático de Caine para la no muy afortunada remake de “Alfie”.
De origen
teatral la novela, el film tiene un gran basamento teatral y su
puesta lo deja bien en claro: desde su disposición escenográfica
hasta su manejo de tiempos reales, secuencias y ritmo dialogados, lo
que lo hace prácticamente una interpretación de escenario vista
desde la pantalla grande. Este hecho indudablemente en algún momento
del film se hará pesar. Y más allá de la destreza que intenta
exhibir Branagh para cautivar la atención con planos subjetivos o
tomas cenitales y mucho énfasis en este duelo de personalidades,
donde el encierro en el que transita la historia termina por
abrumar.
El
director, de vasta y exitosa experiencia en todo tipo de
adaptaciones de la obra de William Shakeaspeare y cuyo último
trabajo conocido había sido el drama testimonial “Cerca de la
Libertad”, se amoldo a los cambios de la época para llevar esta
remake a pleno siglo XXI. Casi cuatro décadas después de haberse
estrenado por primera vez, una gran innovación que aggiorna al film
es su costado casi futurista. En esta casa con entorno de palacio
antiguo, esta mansión desde afuera amenazante pero interior lleno de
confort y alta tecnología sirve para describir el personaje que la
habita. De aspecto glacial, sobresalen las paredes vidriadas, las
simetrías, los espejos y su propia figura inmortalizada en un
cuadro.
Esta es
una historia de juegos de caracteres, donde tanto la venganza como
la humillación sobrevuelan las aristas más marcadas de este duelo
actoral en el que sus dos únicos protagonistas dan cátedra. Dicho
talento alcanza un soberbio nivel gracias al trabajo de Branagh,
quien sabe como (primeros planos o plano y contraplano mediante)
explotar las virtudes histriónicas de ambos. El duelo de caracteres
mencionado ya se da desde la primera secuencia en común de ambos
cuando comparan el tamaño de sus coches como una prolongación de si
mismos y uno intenta ganar territorio y sacar ventaja sobre el otro.
Cazador y cazado, victima y victimario, agredido y agresor. Michael
Caine había jugado un rol similar también en “Trampa Mortal”,
cuando dos décadas atrás y en una trama con semejanzas entablara un
duelo peligroso junto a un jóven Christopher Reeves.
Figurativos roles que sendos interpretes británicos irán
intercambiando a medida que se dilucide la trama. Diálogos con fina
ironía hacen a sus personajes sacarse chispas, si bien el film
parece tener un punto de inflexión cada vez que este juego se va
tornando más y más malévolo. Los excesos terminan por dominar los
diálogos y el lugar común se apodera de una historia que va
perdiendo sorpresa y cuyo desenlace no conforma. Cabe destacar que
el elemento homosexual entre estos protagonista ha sido un hallazgo
en esta remake, factor remarcado por sobre la versión original. Este
ingrediente que apunta a enriquecer la trama comienza siendo una
interesante insinuación para convertirse en vulgar lugar común
objeto de pasajes graciosos que no hacen más que diluir el clima de
suspenso bien construido.
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