Con la Piel de Salmón

Por Maximiliano Curcio

 

Por donde se lo mire, el show de Andrés Calamaro el pasado domingo 5 de Octubre en el Club Ciudad de Buenos Aires fue impecable y nos pone la piel de salmón. En la noche más concurrida que la maratón musical haya visto hasta el momento, la multitud calamarense tuvo todo lo que vino a buscar. Como siempre, de buen humor y con mucha energía a flor de piel, Andrés Calamaro administró muy bien sus canciones más festejadas en esa travesía de éxitos imborrables, de hits plagados de potencia que desencadena pasando desde su etapa de "Los Rodríguez" hasta su consagración solista: el repaso fue desde el clásico del rock nacional "Alta Suciedad", pasó por la crudeza oscura de "Honestidad Brutal", nos sacudió con el desparpajo del riesgoso "El Salmón" y el nervio fervoroso de la nueva "La Lengua Popular". En su regreso a los escenarios nacionales, se dedicó a potenciar su costado de líder, muy atrayente por cierto, este Mick Jagger vernáculo agitó, saludó y canto con el público cual un autentico showman. Y no es para menos, "Soy mejor que los de antes, ¡compárenme criticones!.. .grita desafiante una estrofa de "El Cantante".
Y sus caprichos personales no estuvieron dejados de lado: sus gustos más íntimos como Bob Dylan, Kiss, Bob Marley y Paul Stanley fueron referenciados a lo largo de un show de más de 2 horas de duración. Mate en mano Andrés recorrió toda la noche el escenario en estado de felicidad pura. El código de complicidades entre el músico y su público tuvo ese momento cumbre, de intimidad única, de paciencia para escuchar temas inéditos, de respeto para permitirle a Andrés tocar una de Bob Marley o un tango, de intensidad para rememorar viejos nuevos éxitos y de rock duro y fuerte, ese que provoca un estallido de felicidad que explota en el alma, algo que quedará dentro, mío y tuyo, siempre…
Su renovada actitud dará que hablar y ya lo esta haciendo desde su mentado regreso en 2005. La crónica marca que Andrés regresó para quedarse, y por mucho tiempo. Esa noche de domingo no se guardó nada y derramó su talento sin prejuicios ni ataduras. Explotando su costado más frenético, dejando ver a un frontman autentico que viene de una interminable gira por España, su segunda tierra, donde también derrochó talento, acopio multitudes y siguió acrecentando su mito de leyenda viviente del rock. Con desafiante actitud rockera, destiló el carisma de un histrión experto que se da el lujo de cantar un tango -que los canta y muy bien-, un reeage en ingles, un solo de guitarra y estrofas a lo Lou Reed, con los brazos mirando al cielo por medio de sus gafas oscuras y la vista clavada al público al entonar con el micrófono extendido hacia la tribuna sus estrofas mas preciadas, seguramente se siente pleno. Y esa comunión eterna con su gente que lo acompaña es un abrazo eterno que Andrés recibe y sabe apreciar.

Humilde y agradecido como lo es, su feeling con el publico es algo conmovedor, data de hace años y el sabe, y lo dice casi de forma permanente, que es lo que es gracias a sus seguidores, y que este "Regreso", no hubiera sido lo mismo sin ellos. Esa noche, otra mas que quedara "para el recuerdo y para siempre" como, incansable, Andrés subrayó durante toda la noche, ovación y emoción mediante. Ah, porque también además de talento, posee la esencial humildad de los verdaderos grandes. Y así, desenvuelto, más flaco, moviéndose continuamente, dando lugar a sus llamadas "diabluras vocales" en la improvisación e incluso burlándose de aquel injusto proceso por ese famoso porrito y haciendo alguna que otra mención de tinte socio político esta de vuelta el Andrelo que hace de las suyas. ¿Es que acaso alguna vez se fue del todo?

Quien suscribe esta nota es un fan incondicional de Andrés, y del rock por añadidura. Y seas fanático o no de Andrelo y lo seas del rock simplemente, deberás saberlo: pocas cosas conmueven más a un corazón rockero que un montón de gargantas entonando a coro una melodía inmortal. Y solo el que lleva al rock en la sangre puede entenderlo, solo si viviste un recital por dentro y fuiste participe de ese rito inigualable podrás saber de que se trata esto. Imposible evitar la piel de gallina, si lo viste en el Luna en 2005, o en Obras a fin de aquel año, o en 2006 y 2007 en el Club Ciudad entenderás de qué se trata…Piel de Salmón. No se podía dejar de saltar o sentir admiración por la resurrección de un artista que, hace apenas cuatro años, estaba seguro de que sus días en el escenario o en los estudios eran cosa del pasado y necesito resucitar y dejó su sangre en la arena. Esa resurrección maradoniana, ese Lázaro "levántate y anda" que se plantó vestido a lo Dylan -con quien compartió un tour y canto varias de sus canciones allá por el '99- y empezó a cantar a capella los primeros versos de "El Salmón", no sólo marcó el punto más alto de concurrencia en la historia del festival, sino también el de mayor respuesta emocional en esta edición que rompió todos los records de asistencia habidos y por haber.

Quien escribe también asistió al recital de diciembre pasado." La Lengua Popular" había sido lanzado hacia apenas poco mas de un mes al mercado. Puedo afirmar que cuando Andrés toco por primera vez en publico los temas del nuevo disco, absolutamente toda la gente coreaba las letras de los nuevos temas. Admirable, piel de salmón de nuevo. No cualquier artista logra semejante adhesión y compromiso. Andrés es hoy un artista en estado de gracia, seguro de sí mismo así juegue riesgos artísticos, excentricidades y rarezas, alejado de las tormentas y desavenencias internas que en el pasado reciente le imposibilitaban el camino a los escenarios e incluso al mismo acto de componer consigue cumplir su máxima que alguna vez eternizo: "las canciones tienen que dar la sensación de poder detener el tiempo". Y Andrés ya compuso una veintena de clásicos, que bien tratados a lo largo de los años, hoy todavía forman parte de su repertorio. Yo parto siempre de la misma premisa: si el músico tiene plena conciencia de estar conectando con el nervio más sensible e íntimo de su público, asoma lo mejor de sí. Andrés hoy día es eso, ese corazón de Calamaro que fluye rock a las venas, ese corazón que es un músculo sano pero necesita acción. Y así, acompañado de sus incondicionales puede pasar dos horas divirtiéndose sobre sus canciones populares y no tanto, tocando una de Sabina, una de Pappo, llevándose a miles y miles de personas, con la carne de gallina y la voz ronca, a lo más culmine de esa ola que hoy parece no tener techo.

"No te preocupes, Paloma," se quiebra desgarradora la inconfundible voz de Andrés en el final de lujo y el "bis" del publico es el genuino testimonio de la performance de un indiscutido entre los grandes solistas argentinos desde su etapa post "Los Rodríguez", sin descuidar "Nadie Sale Vivo de Aquí", "Por Mirarte" o "Hotel Calamaro", pequeñas joyitas ochentosas. Que equivocados están quienes lo consideran un simple acompañamiento de "Los Abuelos de la Nada" -quienes a Calamaro le deben parte de su historia- si no pueden ver o no quieren ver a un compositor y performer sólido y maduro, cuya obra discográfica todavía espera tiempos aun mejores, lo dicen los entendidos del tema, lo dice la gente, su termómetro popular. El "Sr. Alta Gamma" se reinventó a si mismo y hoy puede considerarse, sin pudor ni miedo a equivocarse, profeta en su tierra. Solo los elegidos lo logran, y son ejemplos contados en el ámbito nacional. Andrés forma parte, y tiene asiento en primera fila, en ese Olimpo rockero.

Sencillamente y modo de resumen del día mas esperado del Festival, "El Cantante" contagió su energía en un instante de gloria eterna. No es exagerado decir que entregó uno de los mejores conciertos de su historia en ese ritual incomparable de coreo conmovedor, transpiración genuina, sacudones desbordantes, mareas humanas y éxtasis absoluto que se confunden en la inigualable experiencia de asistir a un recital. No fue el Pepsi Music 2008, esta resurrección comenzó a gestarse allá por febrero de 2005 cuando Calamaro pisó el escenario del Cosquin Rock luego de 6 años de ostracismo, procurando arreglar todo lo que hizo mal, siguiendo la misma dirección, la difícil…

Hace rato que Calamaro está consagrado, así que lo mas justo seria decir que simplemente "El Cantante", que cada día canta mejor, esta pasando el mejor momento de su ilustre carrera, y cada recital que brinda confirma dicho concepto y esa masa interminable de gente que se acerca a verlo y lo idolatra como un Dios no deja margen de dudas. Para colmo no es poco 30 años haciendo rock, desde "Raíces" hasta hoy. Con intensidad nos hizo vibrar, a quienes lo vimos desde afuera o desde adentro, ese extenso repertorio de canciones del presente y de pasado que forjaron al Calamaro autentico que es hoy, ese que busca la canción perfecta y que se proyecta encontrarla, esa voz del pueblo, esa lengua poeta e irreverente. En Diciembre cumplirá su sueño de tocar con El Indio. Allí estaremos, en un show que será seguramente para no olvidar.

 

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