JOSEPH RATZINGER: ¿QUIÉN ES?
.
.

¿JOSEPH RATZINGER TIENE LA FE CATÓLICA?[1]

.

“Quæ secundum faciem sunt, videte” (II Corintios, 10, 7).:

.
“Mirad (videte) los falsos apóstoles (quæ secundum faciem sunt), es
decir, examinadlos; en otras palabras, sopesad sus actos, es imposible
que a lo largo de todo el bien que afectan no se haga algo que os pueda
descubrir su intención perversa:  «Por sus frutos los conoceréis» (San Mateo, 7, 26)”. 

(Comentario de Santo Tomás de Aquino 

a la IIª Carta a los Corintios).

   EnLe Sel de la terre”[2] 5, pág. 62 y ss. el Padre Gérard Mura[3] nos brinda un panorama general sobre el Cardenal Ratzinger:

   “¿Se puede decir que el Cardenal Ratzinger es un obispo realmente tradicional y confiable en materia doctrinal? En 1968 Joseph Ratzinger, profesor de la universidad de Tubinga, fue uno de los treinta y ocho responsables de la «Declaración sobre la libertad y la función de los teólogos en la Iglesia», publicada en el número de diciembre de 1968 de la edición francesa de la revista Concilium. El texto constituye un violento ataque contra la Congregación para la Doctrina de la Fe, y por su intermedio, a los actos del magisterio papal considerados como un freno a la libertad de los teólogos. Entre los demás responsables se puede citar a los teólogos progresistas Marie-Dominique Chenu, Yves Congar, Walter Kasper, Hans Küng, Karl Rahner y Edward Schillebeeckx.

   “El Padre Congar, a pesar de estar en la avanzada, manifestó sus reservas sobre el texto: «Roma lamentó mucho este documento. Está lejos de satisfacerme; cuando se me presentó la primera redacción estaba hospitalizado, solo, sin ayuda, sin poder obrar como hubiese querido. Con todo, le hice ciertas observaciones; dos o tres fueron aceptadas, no así la principal. Así, pues, no estoy en todo de acuerdo con esta declaración que sin embargo firmé, y sé que mi firma ha comprometido algunas otras»[4].

   “Podría replicarse que el Cardenal Ratzinger no se hace cargo de todos los escritos del profesor Ratzinger. No obstante, cuando Vittorio Messori le pregunta si consideraba que su colaboración en la revista Concilium era un «pecado de juventud», el Cardenal en modo alguno responde de modo análogo al Padre Congar, deplorando la «Declaración» de 1968. Al contrario, afirma que mientras los demás responsables de la revista han cambiado, él se mantiene fiel al espíritu primitivo[5], situando este cambio radical hacia 1973, es decir cinco años después de la «Declaración».

   “Pasemos ahora a las declaraciones que ha hecho después de su cardenalato. ¿Puede afirmarse que quien hace la siguiente aserción es un obispo doctrinalmente confiable? «El problema de los años sesenta consistía en absorber los mejores valores fruto de dos siglos de cultura ‘liberal’. Son valores que si bien han nacido fuera de la Iglesia, pueden encontrar su lugar —purificados y corregidos— en su visón del mundo. Eso es lo que se ha hecho». «Debemos afirmar que durante el Concilio Vaticano II se aprobaron valores que no provienen de la Iglesia sino de dos siglos de espíritu liberal, aunque purificados y corregidos»[6].

   “¿Puede decirse que quien ha escrito la siguiente declaración es un obispo doctrinalmente confiable? «Gaudium et Spes (junto a los textos sobre la libertad religiosa y las religiones en el mundo) es una revisión del Syllabus de Pío IX, una especie de contra-Syllabus (…) Este documento constituye una especie de contra-Syllabus en la medida en que representa una tentativa de reconciliar oficialmente a la Iglesia con el mundo, tal como es desde 1789»[7].

   “¿Puede aseverarse que quien ha redactado la siguiente declaración es un obispo doctrinalmente confiable? «Afirma (el documento sobre la vocación eclesial del teólogo), quizás por primera vez de modo claro, que existen decisiones del magisterio que no pueden considerarse como la última palabra en una materia en cuanto tal, sino un estímulo sustancial en relación al problema y sobre todo una expresión de prudencia pastoral, una especie de decisión provisional.

   “Su sustancia permanece válida, pero los detalles respecto a los cuales las circunstancias de tiempo han ejercido influencia pueden postular una posterior rectificación. En este sentido, pueden serlo las declaraciones de los papas durante el siglo pasado tanto en relación a la libertad religiosa como a las decisiones antimodernistas de principios de este siglo, en particular las decisiones de la Pontificia Comisión Bíblica de la época.

   ”En cuanto voz de alarma respecto a adaptaciones precipitadas y superficiales, están plenamente justificadas; una personalidad como Johann Baptist Metz afirmó, por ejemplo, que las decisiones antimodernistas de la Iglesia le hicieron el gran servicio de preservarla de hundirse en el mundo liberalburgués. Pero en los detalles relativos a los contenidos, han sido superadas después de haber cumplido su papel pastoral en un momento preciso»[8].

   “¿Puede afirmarse que quien ha escrito la declaración siguiente es un obispo doctrinalmente confiable? «Sería absurdo pretender volver para atrás, retroceder hacia un sistema de cristiandad política. Pero es verdad que nosotros tenemos una responsabilidad en este mundo y que como católicos queremos realizar nuestra contribución. No queremos imponer el catolicismo a Occidente sino que los valores fundamentales del cristianismo y los valores liberales preponderantes en el mundo actual puedan reencontrarse y fecundarse mutuamente»”[9].

   A todo esto se pueden agregar algunos textos del Cardenal citados en otros números de “Le Sel de la terre” que descubren sus carencias doctrinales (confrontar el número citado en referencia para acceder a explicaciones más detalladas): 

   - Extracto de “Le Sel de la terre” 1, pág. 31:

   “Tras haber explicado que en los años 30 los teólogos alemanes habían comenzado a criticar el concepto de Cuerpo místico, (Ratzinger) prosigue: 

   “Nos preguntábamos si la imagen del Cuerpo místico no constituía un punto de partida demasiado estrecho para la definición de las múltiples formas de pertenencia a la Iglesia ya presentes en los complicados meandros de la historia de la humanidad. La imagen de Cuerpo no ofrece sino una sola forma de representación de pertenencia, que es la de «miembro». Se es miembro o no se es; no hay término medio. Con todo, ¿no podía cuestionarse si el punto de partida de esta imagen no sería justamente demasiado estrecho, ya que existen evidentemente grados intermedios en la realidad? Entonces se apeló al concepto de “pueblo de Dios”, que desde ese punto de vista es mucho más amplio y flexible. La constitución Lumen Gentium lo hizo suyo exactamente según esta acepción al describir la relación de los cristianos no católicos con la Iglesia Católica mediante el concepto de «conexión»[10] (coniunctio) y el de los no cristianos mediante la noción de «ordenación»[11] (ordinario); en ambos casos, se apoya sobre la idea de pueblo de Dios (nº. 15 y 16)”[12].

   - Extracto de “Le Sel de la terre” 1, págs. 54-55:

   “Ciertos textos devocionales parecen sugerir la idea que la fe cristiana en la Cruz se representa un Dios cuya justicia inexorable ha requerido un sacrificio humano, el sacrificio de su propio Hijo. Y se huye horrorizado de una justicia cuya terrible cólera suprime toda credibilidad al mensaje del amor”[13]. (…)

   Esta objeción que Ratzinger recupera es una tesis de los protestantes liberales[14] (¡se ve cuánto ha impregnado el protestantismo a los hombres de Iglesia!) pero no es nueva porque ya en su época Santo Tomás alude a ella en términos menos atrevidos en la q. 47, a. 3 (1ª objeción).

   - Extracto de “Le Sel de la terre” 5, pág. 84:

   Habiendo un diario “conocido e influyente” titulado “Ratzinger confirma la prohibición de los anticonceptivos”, el Cardenal escribe: 

   “En toda la prensa internacional no encontré nada más desquiciado”, tras lo cual responde evocando la ley de la gradualidad: “La gradualidad es una idea nueva del sínodo, se ha convertido en una de sus perspectivas más profundas y que sigue estando presente en todas las cuestiones particulares”[15].

   - Extracto de “Le Sel de la terre” 16, págs. 187-188:

   Comentando el artículo 22 de la constitución “Gaudium et Spes”, el teólogo Joseph Ratzinger señalaba:

   “Podría decirse que aquí, por primera vez en un texto magisterial, aparece un nuevo tipo de teología totalmente cristocéntrica, que se anima a presentar a partir de Cristo una teología concebida como una antropología y (que) por eso, sólo entonces se transforma radicalmente en teológica, en el sentido que a través de Cristo también incluye al hombre en su discurrir acerca de Dios, manifestando así la profunda unidad de la teología”[16].

   - “Le Sel de la terre” 37, pág. 232, nota 1:

   “El Cardenal Ratzinger explica en una conferencia publicada en «Documentation catholique» que la Iglesia existe, a la vez, únicamente en la Iglesia Católica, pero también en las otras comunidades cristianas. La explicación de esta contradicción se encuentra —dice el Cardenal— en el pecado: 

   "En la paradoja de la diferencia entre singularidad y concretización de la Iglesia, por un lado, y la existencia de una realidad eclesial fuera del sujeto único, por otro, se refleja el carácter contradictorio del pecado humano, la contradicción de la división” (“DC” 2224, 2 de abril de 2000, pág. 311).

   “El Cardenal no explica qué contradice a qué en el pecado, ni cómo esta contradicción podría constituir una excepción al principio de no contradicción en el caso de proposiciones al mismo tiempo afirmativas: “La Iglesia está presente sólo en la Iglesia Católica” y “La Iglesia está presente fuera de la Iglesia Católica”. Semejante manera de hablar nos obliga a preguntarnos si no es una pérdida de tiempo intentar discutir con tales interlocutores. Cum negante principia non disputatur, como dice el adagio escolástico: no sirve para nada discutir con quien niega los principios”.

vvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvv

.

REGRESAR

PORTADA


NOTAS
  • [1] Sacado del "dossier" ¿Qué pensar de Benedicto II?

  • [2]  En “Le Sel de la terre” hemos escrito con frecuencia sobre el Cardenal Joseph Ratzinger. Quienes tengan la curiosidad de hacer una búsqueda en el CD-Rom de los números 1 a 50 hallarán inmediatamente una centena de referencias.

  • [3] Sacerdote de la Fraternidad San Pío X, entonces profesor del Seminario de Zaitzkofen, Alemania. 

  • [4] “Une vie pour la vérité. Jean Puyo interroge le père Congar”, Centurion, 1975, pág. 159.

  • [5] Cardenal Ratzinger, Vittorio Messori, “Entretien sur la foi”, Fayard, 1985, págs. 16-17. 

  • [6] Cardenal Ratzinger, entrevista concedida al mensual “Gesú”, noviembre, 1984, pág. 72. En “Le Sel de la terre” se
    citó más ampliamente. 

  • [7] Cardenal Ratzinger, “Les Principes de la théologie catholique”, Téqui, 1985, págs. 426-427.

  • [8] Cardenal Ratzinger, “Magistère et théologie”, “L’Osservatore Romano”. Edición semanal en francés, 10 de julio de
    1999, pág. 9.

  • [9] Cardenal Ratzinger, “Le Monde”, 17 de noviembre de 1992.  

  • [10] El término conexión significa que existe cierta “comunión imperfecta en Cristo” (nota del traductor [de la ed.
    francesa]). 

  • [11] La palabra ordenación significa que existe cierta “comunión aun más imperfecta en el mismo Dios, o que es ca-
    si el mismo” (nota del traductor [de la ed. francesa]).

  • [12] Cardenal Ratzinger, “Église, œcumenisme et politique”, Fayard, 1987, pág. 27 y ss.  

  • [13] Card. Ratzinger, “Foi chrétienne hier et aujourd’hui”, Paris, ed. Mame, 1969, y luego Mame-Cerf, 1985, pág. 197.
    14. El Padre Garrigou-Lagrange lo trata en su libro: “Le Sauveur et son amour pour nous”, pág. 241.

  • [14]  El Padre Garrigou-Lagrange lo trata en su libro: “Le Sauveur et son amour pour nous”, pág. 241.

  • [15] “DC”, 1806 del 19 de abril de 1981, págs. 385 y 387-388.

  • [16] Texto citado por Dörmann, pág. 26 de su libro “La Théologie de Jean-Paul II et l’esprit d’Assise” (II).