VAMPIRISMO.

 

Capítulo 1: Cómo convertirse en Vampiro.

 

La leyenda dice, que las víctimas de un vampiro tienen que morir, de otro modo nunca llegarían a ser un vampiro.

Estas son solo creencias de diferentes culturas Animales que saltan por encima de un cuerpo:

Si una persona ha muerto, y un animal (normalmente un gato) salta por encima de el cuerpo, antes de ser enterrado, la persona puede llegar a ser un vampiro.

En Rumania esto se puede curar poniendo un pedazo de hierro en la mano de el cadáver.

Cabello rojo: En la Mitología griega era muy común que personas pelirrojas, después de la muerte se convirtieran en vampiros. (Esto es por la creencia que Judas Iscariot tenía cabello rojo).

 

Otras Maneras Comunes:

 

Suicidio

Ser el séptimo hijo.

Ser mordido por un vampiro.

Beber la sangre de un vampiro.

Ser víctima de un asesinato sin vengar.

Un cuerpo muerto que sea reflejado en un espejo.

Por no recibir un entierro propio.

Ser un mago o bruja.

 

 

 

 

 

Capítulo 2: Las edades oscuras.

 

Después de la caída del Imperio, los vampiros de Europa volvieron a las practicas de los primeros días. Ellos eran incapaces de restablecer sus ciudades estado, porque por primera vez una formidable organización mortal se opuso a ellos: la Iglesia. Sin embargo, o los Vástagos de las edades oscuras eran más débiles que sus progenitores, o la Cristiandad era una religión más fuerte que a lo que ellos se habían enfrentado antes, pero la Iglesia se transformó en un serio impedimento al poder vampírico. Los vampiros se agruparon en grupos a lo largo de las líneas de los clanes, pero muchos poderosos Cainitas quedaron libre de esta unión.

 

Por otro lado, el barbarismo de Europa hizo menos importante la necesidad de secretos. Si un vampiro se veía comprometido en una carnicería brutal, lo único que tenía que hacer era moverse a otra ciudad; el único castigo probable que le siguiese eran vagos rumores de su villanía. El caos después de la caída de Roma había causado una gran ruptura dentro de la sociedad de los Vástagos. Un gran número de Vástagos que acechaban por las campiñas sabían poco o nada sobre la historia de su raza. Todas las organizaciones habían caído profundamente a lo largo de los clanes, aunque unas pocas sectas vampíricas sobrevivieron al tiempo de Roma (como la Mano Negra y el Inconnu).

 

La población vampírica probablemente cayó a poco más que un millar después de la caída de Roma, pero creció gradualmente a lo largo de la Edad Oscura. De hecho, la población vampírica creció sobrepasando el crecimiento de los humanos, ya que había pocas restricciones sobre la alimentación de la fragmentada sociedad de los Vástagos.

 

A mitad de la edad media, la población vampírica había crecido de nuevo a varios miles, con generaciones variando entre la Cuarta y la Décima, con unos pocos de Onceava y Doceava Generación. No volvió a verse un mayor desarrollo de vampiros activos en el mundo. Unos pocos Antediluvianos aún se movían abiertamente también, notablemente Lasombra, Tzimisce, Cappadocius, y Tremere.

 

Por el siglo trece la presiones a la población vampírica eran extremas. El latigazo mortal no iba tardar en venir. La Inquisición segaría la población vampírica como una guadaña, y como antes, serían los más jóvenes los que caerían bajo los lobos humanos. Esta vez, sin embargo, los jóvenes no soportarían este trato de sus ancianos.

 

Los Vástagos más jóvenes se alzaron contra sus ancianos en una terrible guerra, tan sangrienta como todas las guerras generacionales vampíricas previas. Tal vez un tercio de los Vástagos cayeron bajo las llamas de la Inquisición, y otro tercio en la lucha interna vampírica, incluyendo muchos ancianos e incluso unos pocos Antediluvianos. Muy pocos de los jóvenes sobrevivieron, y estos, que a menudo compartieron la sangre de ancianos, disminuyeron su generación.

 

Fuera de Europa, la lucha no fue tan terrible. El siglo no era tan sombrío, y nunca hubo Inquisición. Los vampiros no europeos tenían una continuidad de la antigüedad más fuerte, aunque de muchas maneras la expansión del Islam les afectó tanto como lo hizo a los vampiros europeos, aunque no tan violentamente. Debido a esto, los clanes no europeos como los Assamitas, Ravnos, y Setitas están menos comprometidos con la Mascarada y la guerra entre el Sabbat y la Camarilla.

 

La Era Moderna

Después de que se posase el polvo, los vampiros fueron ampliamente reclutados en dos Sectas: el Sabbat y la Camarilla. Los Antediluvianos supervivientes se retiraron completamente del mundo, como muchos Matusalenes. Los vampiros más antiguos después de aquello trabajaron más detrás de las escenas, o en los más altos niveles de la sociedad del Sabbat o la Camarilla, permaneciendo escondidos, o controlando importantes principados o las nuevas posiciones de Justicia. La guerra entre las dos sectas subió y bajó durante siglos, pero a pesar de esto la población vampírica ha visto uno de sus más largos períodos de continuo crecimiento.

 

El principal ímpetu para el crecimiento de la especie vampírica fue el período colonial de Europa, los vampiros se extendieron junto con sus servidores humanos. A menudo el Sabbat abría los caminos, buscando un terreno seguro de la fuerza superior de la Camarilla, y la Camarilla les seguía para reclamar las tierras para su propiedad. Los vampiros se extendieron a través de todo el Mundo Occidental, América, Australía, y Africa. Sólo en el Este encontraron una oposición seria, se encontraron con extrañas líneas de sangre e incluso clanes, que resistieron su expansión.

 

En el Siglo dieciocho, los vampiros de Décima Generación eran tan comunes como los de Onceava en el Siglo diecinueve y los de Doceava y Decimotercera Generación en el siglo veinte.

Pocos vampiros más ancianos de Sexta Generación permanecían activos, sin embargo, y en las nuevas áreas coloniales, muchas eran gobernadas por vampiros de Octava e incluso Novena Generación.

 

Los vampiros modernos viven casi completamente ocultos del mundo mortal. La disolución de la Inquisición fue otra ruptura en la cadena de la historia vampírica, y los vampiros más modernos tienen dificultades para concebir una no-vida sin el Sabbat o la Camarilla. La rápida expansión de jóvenes vampiros en el último siglo dio como resultado un gran número de cínicos Vástagos que niegan completamente los orígenes de la sociedad vampírica, creyendo que los Antediluvianos, de haber vivido alguna vez, ahora seguramente deberían estar muertos.