Entrevista a Gustavo Callejas
"El petróleo es materia prima para todo el mundo, menos para la Argentina"

 

El impacto negativo de la privatización y desnacionalización de YPF todavía no concluyó. A los fabulosos negocios realizados por los fondos de pensión norteamericanos, por algunos grandes grupos económicos locales y por los españoles de Repsol, todos con la complicidad del poder político, se suma el abandono por parte del Estado de su histórica concepción estratégica de los hidrocarburos. Mientras la mayoría de los argentinos sufre por los precios desmedidos de los derivados del petróleo y del gas, las empresas sólo se preocupan por su explotación intensiva, rehuyendo a la exploración y sin importarles que las reservas se agotarán en menos de diez años

La biblioteca de la Fundación Arturo Illia todavía tiene sus libros apilados sobre los estantes, sin orden aparente. Gustavo Callejas señala la pila y dice "ese debe estar por ahí", remitiendo a algún texto de Mosconi, Frondizi o Perón sobre el tema que lo apasiona: el petróleo. Desde una enorme foto que asoma detrás de uno de los muebles, Illia parece escuchar con una sonrisa inalterable a su antiguo Director General de Escuelas arremeter contra el actual gobierno: "el modelo funciona tanto con De la Rúa como con Menem ¿qué política petrolera podés tener?". Subsecretario de Combustibles de la Nación entre 1983 y 1986, Callejas es un especialista en el tema petrolero y acaba de enviar a imprenta "El poder, el gobierno de la Alianza y los petroleros".

- ¿Cómo definiría la situación del petróleo en la Argentina?

- La situación es malísima por la explotación intensiva y la carencia de reservas. El precio lo pone el mercado y las decisiones también. Ningún país considera el tema petrolero como lo hace hoy la Argentina. Estados Unidos tiene su guerra con Irak por la aplicación de la doctrina Carter. Desde el año ‘80 sostiene que cualquiera que desestabilice el Medio Oriente afecta sus intereses vitales. Esa misma doctrina es la que sirvió cuando armaron a Irak contra Irán. Cuando Sadam Husein invade Kuwait, Estados Unidos interviene porque no puede admitir un país tan poderoso y le declara la guerra. Del mismo modo protege a Arabia Saudita por los intereses que tiene allí. La crisis del petróleo de 1973, que terminó con un valor muy bajo del petróleo hacia el año ‘79, hizo que la OPEP pusiera de rodillas a los grandes del mundo. Jamás se pegaron un susto tan grande. Posiblemente es el hecho más importante del siglo, hacer que todos los grandotes tiemblen.

- El petróleo sigue siendo una cuestión estratégica para los Estados nacionales…

- Aunque se hayan privatizado muchas empresas petroleras del primer mundo, como lo hicieron Francia, España, Inglaterra o, en parte, Italia, el capital privado va de la mano de sus gobiernos para hacer negocios. La empresa la manejan los privados, pero tienen reguladas las utilidades. De lo que ganó Repsol este año, una parte importante va a España. El número dos de Estados Unidos siempre es la persona que maneja los temas referidos al petróleo. Todos los presidentes norteamericanos fueron conocedores del tema. Las reservas de México y Venezuela son reservas de ellos. A nadie se le ocurre que pueden pelearse con los mexicanos o los venezolanos por las reservas. Utilizan el término "reserva estratégica", son reservas que maneja la Secretaría de Energía. El dos de Clinton es Richardson, secretario de energía, no es Gore.

- ¿Por qué nuestro país resigna tener una política petrolera propia y autónoma de las grandes empresas?

- El petróleo es una materia prima poder para todo el mundo, menos para la Argentina. Por eso Menem cambió la historia para atrás, porque aún Figueroa Alcorta, uno de los peores presidentes que tuvo la república, quizás el peor de todos, cuando se descubre petróleo, lo considera un bien estratégico que hace a la vida misma del Estado. Con el menemismo el petróleo pasa a ser un comodity, una mercadería, un bien común, es lo mismo que una zapatilla o una bolsa de papas, pierde su concepto estratégico. Hay que recordar que a Menem le pagan la campaña los petroleros. Empieza entregándoles áreas muy baratas que le saca a YPF. Son grandes negocios porque las áreas están en funcionamiento, no son áreas para explorar. El petróleo es un negocio que tiene un sólo riesgo: la inversión en exploración, que se llama riesgo minero. El resto de las etapas son buenas porque permiten recuperar el riesgo minero. No se pierde nunca, se gana mucho dinero.

- ¿Ese fue el puntapié inicial para la privatización de YPF?

- La privatización de YPF viene de la mano de Cavallo. Entregar YPF era entregar el arma más poderosa de la Nación. YPF siempre fue importante, era un Estado dentro del Estado. Entregan YPF porque hicieron un gran negocio y porque el Estado Nacional tenía grandes deudas con las provincias y con los jubilados. Cuando empezaron a buscar la reelección de Menem en el ‘95 había que sacar plata, repartir mucha plata y a la vez romper una estructura muy poderosa, sacarla de las manos del Estado. Y ahí viene la privatización. Pagaron a los jubilados y a las provincias con acciones de YPF. Los fondos de pensión de los Estados Unidos empezaron entonces a comprar esas acciones que había entregado el Gobierno.

- Siempre existieron sospechas sobre la legalidad del proceso de privatización ¿fue éste legítimo?

- La historia fue así. Cavallo nombró a Estensoro y le dio la orden de vender YPF y Gas del Estado. No hay ley que no se haya violado ni ilícito que no se haya cometido. YPF se vende sin tasación oficial previa, que es una obligación de la ley de Reforma del Estado, que dice que sobre todo bien a privatizarse debe hacerse una tasación oficial. Si no hay un organismo en condiciones de hacer la tasación, sólo se puede contratar a un agente privado después de una resolución fundada del ministro que actúe. Este privado no puede intervenir en el proceso privatizador posterior. Boston y Berbely Linch, un amigo de Cavallo que él mismo condecoró con la Orden del Libertador San Martín, tasa YPF. No sólo se deja tasar a los privados, sino que el Estado después dice que estaba bien la tasación. La terminaron comprando los fondos de pensión norteamericanos y algunos grandes grupos locales, como Pérez Compac, a 19 pesos la acción. A partir de la venta de YPF los precios de la nafta empiezan a subir de una forma espectacular. Hay un montón de riqueza que se va y el Estado no factura.

- ¿La compra de YPF por parte de Repsol es una decisión del gobierno español?

- España hace un arreglo estratégico porque le interesa que Repsol tenga la pata que le faltaba: reservas y una empresa con experiencia en explotación. Decide poner el ojo en YPF porque si bien ésta no tiene tanta venta de combustible sí tiene producción. Ellos necesitaban asegurar reservas para España por cualquier cosa y además hacer grandes negocios: vender más caro los combustibles y llevarse las utilidades. Cuando lo van a ver a Menem el Estado aún tenía el 20% de YPF. La ley de privatización exigía que ésta fuera una empresa de capital abierto, que cotice en bolsa. Había también un estatuto que estaba adaptado a esa ley, que no permitía que el Estado vendiera el 15% de la empresa. Era un mecanismo para que nadie la pudiera copar de entrada. La ley decía además que cualquier venta de acciones del Estado debía hacerse en el mercado de valores. Repsol compra el 14,99%. Menem lo apura a Roque Fernández para que venda, aún violando la ley, porque tendría que haberlo hecho a través del mercado de valores. Sin embargo, se vende el 14,99% a través de una licitación. Según dicen las malas lenguas había sólo un sobre. Repsol termina pagando cada acción a un valor cercano a la realidad: 38 pesos. El contrato establece que cuando tenga más del 80 % pueden sacarla de la cotización en Bolsa, algo que viola la ley porque deja de ser una empresa de capital abierto. Compran el 14,99 % y se quedan con la mayoría. Hacen la oferta pública donde ofrecen comprar las acciones a 44 pesos aproximadamente y pagaban cash. Los fondos de pensión norteamericanos y Pérez Compac, que le habían pagado al Estado 19 pesos por acción, venden. Repsol se queda con el 98% de YPF. Finalmente sacaron a YPF de la Bolsa.

- ¿Existe en el contrato una cláusula que obligue a Repsol a explorar?

- No, no existe. Ellos vienen, gastan lo que hay y después se van. Hubo una época en que Argentina no exportaba porque no tenía reservas. Se hizo el Plan Houston, que fue un éxito, y se consiguieron más reservas. El horizonte de reservas era de aproximadamente 30 años en gas y 15 en petróleo. Hoy estamos en 9 años en gas y en 6 ó 7 en petróleo. No hay más. El Estado no controla. Antes YPF determinaba las reservas. La Secretaría de Energía tenía sus técnicos que controlaban y tenían datos. Ahora esa secretaría fue desmantelada, no existe. Entonces, ellos mismos dan los datos sobre las reservas. Con las de gas mienten y las suben para poder exportar. Las de petróleo las bajan porque están pidiendo desgrabaciones para explorar. Debería hacerse una verdadera auditoría de reservas y establecer una política que regule la explotación. El criterio de esta gente es que si se acaba el petróleo se importa. Es el mercado quien se encarga de esas cosas. ¿Qué va a pasar cuando se acabe el gas? ¿volvemos a la garrafa? Para ellos el negocio del gas es venderlo afuera, en enormes cantidades, en una sola factura.

- ¿El gobierno de De la Rúa continúa la política petrolera adoptada por el menemismo?

- En la Argentina hay tres grupos de poder: uno es el petrolero, con Repsol a la cabeza, el otro son los bancos, especialmente los extranjeros, que funcionan como una actividad económica con poder propio, y el tercer sector son las empresas privatizadas, que tienen mucho que ver con las empresas petroleras. Al día siguiente de asumir De la Rúa los petroleros le avisaron que no iban a aceptar cambios en las reglas del juego, que están establecidas por decreto violando la ley. Cuando dos senadores presentan un proyecto para fijar precios máximos a los combustibles Repsol dijo que eso era inaceptable. Si aplicamos la ley ahora, las cosas pueden cambiar, pero si seguimos como hasta ahora, no. El modelo no necesita participar en elecciones, compra a los partidos que están. O si no, ¿por qué no se van los miembros de la Corte o responsables de los Entes Reguladores? Son todos funcionales al sistema, trabajan para el modelo. Este funciona tanto con De la Rúa como con Menem. Entonces ¿qué política petrolera podés tener?, ¿qué les importa a las empresas que vos no tengas gas, luz o agua? Te los cortan si no los pagás y listo. Estamos peor que en 1890, no les interesa.

- ¿Cuáles serían los principales puntos de una política alternativa a la que se está siguiendo?

- El principal punto es considerar a los hidrocarburos como bien estratégico. Si se cumple con la ley se puede regular la producción. Nosotros somos dueños de las reservas, ellos son concesionarios y tienen la libre disponibilidad de los hidrocarburos una vez que los extrajeron, pero no tienen la libre disponibilidad de las reservas. Debería decírseles lo que tienen que exportar. Sacar lo que se necesita para el mercado interno y frenar la exportación hasta que no haya un horizonte de reservas no menor a 25 años. Eso es lo que se estima en el mundo, teniendo en cuenta los tiempos para poder cambiar la matriz de consumo energético de un país. También se podrían fijar precios máximos aplicando la ley de abastecimiento y aplicar la ley de convertibilidad y retrotraer los precios a marzo de 1991, modificándolos sólo con los cambios en los impuestos a los combustibles. Debería cumplirse con la ley de hidrocarburos, que la modificó Menem por decreto, por la que nadie puede tener más de cinco áreas de producción o de exploración de hidrocarburos. YPF tiene autorizadas por ley alrededor de 50, pero debe tener como cien áreas. Pérez Companc tiene 31 y puede tener cinco. YPF-Repsol y cinco más tienen toda la producción de petróleo y gas. Hay que romper todo este monopolio, no el del surtidor. También hay que recuperar a Gas del Estado, que se puede lograr con sólo cumplir la ley.

Oligopolio petrolero

El cartel del oro negro
"En este país no se puede llegar al poder sin la ayuda de los petroleros, pero después no se puede
gobernar con ellos", sentenció el ex presidente estadounidense, Franklin Roosevelt. Siete décadas después

y en otro país, la República Argentina, la frase adquiere visos de actualidad

 

A caballo de una crisis internacional, vuelve un debate que el presidente De la Rúa tuvo que afrontar ya en su segundo día de mandato: el aumento de los precios de los combustibles líquidos derivados del petróleo. Sucede que "el mercado hidrocarburífero actual muestra una indiscutible conformación oligopólica no competitiva", según indica el titular de la Federación de Trabajadores de la Energía (FeTERA), José Rigane. A su vez, Gustavo Callejas, ex subsecretario de Combustibles en el Gobierno de Raúl Alfonsín, califica a la situación actual del petróleo en Argentina como "muy grave" y explica que "el nivel de precios, a causa de la magnitud adquirida por Repsol-YPF, depende de las decisiones que este grupo adopte; los demás se dedican a seguir sus movimientos".

El método que utiliza el oligopolio petrolero para establecer los precios en nuestro país, se caracteriza por la aceptación de las variaciones del mercado externo en las operaciones spot (paridad de exportación) , sin tener en cuenta los costos locales y la vigencia de contratos a mediano y largo plazo. Sin embargo la FeTERA aclara: "Cuando los precios suben en el mercado internacional se aumentan los precios en la Argentina pero no sucede lo mismo cuando los valores externos bajan, en este caso no importa lo que pasa afuera".

"Toma del mercado"

El autoabastecimiento fue el horizonte que movió la gestación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) por lo cual los partidos políticos de raigambre popular coincidieron en la necesidad de materializar esta herramienta para respaldar al desarrollo nacional. Otro de los conceptos fuerza del origen de la petrolera estatal giró en torno a la posibilidad de aplicación de un régimen de precios internos que se mantuviera ajeno a los avatares de la situación internacional. En este sentido, el presidente Hipólito Yrigoyen, el 3 de julio de 1922, en el artículo 3 del decreto de creación de YPF, dispuso que el Ministerio de Agricultura —del cual dependía YPF- fijara "periódicamente el precio de venta del petróleo fiscal y sus derivados".

La denominada "Toma del mercado", que diagramó el general Enrique Mosconi durante la segunda presidencia de Yrigoyen, consistió en un ostensible abaratamiento del precio final de la nafta, que representó entonces un importante ahorro anual para los argentinos. En aquella época tenía plena vigencia el Acuerdo Achnacarry celebrado en Escocia (1928) entre la Royal Dutch-Shell y la Standar Oil que les permitió superar sus problemas y repartirse el mundo fijando los precios a su libre albedrío. De allí la afirmación de Mosconi: "Desde el 1º de agosto de 1929, fecha en que los trust petroleros inglés y norteamericano quedan definitivamente rotos en nuestro país, los habitantes de la República no sufren más imposiciones que las emanadas de su propio gobierno que decide libre de ingerencias extrañas en todo lo relativo al combustible líquido y empiezan a volcarse tierra adentro los millones que hasta entonces volcaban al mar".

Desde ese momento y hasta la desregulación que se llevó a cabo durante la gestión menemista, los precios internos se manejaron en forma independiente de los internacionales. La excepción se produjo cuando el presidente Arturo Frondizi, firmó contratos cuyos plazos de vigencia oscilaban entre los 20 y 30 años y reconocían a las compañías las variaciones en el precio internacional. Esto fue calificado como "arriesgada irracionalidad económica" por especialistas como Adolfo Silenzi de Stagni y Juan Sábato. Si bien estos contratos fueron firmados en una época de petróleo muy barato (el barril costaba U$S 1,95) existía una gran inestabilidad. De todos modos, la decisión de Arturo Illia de anular los convenios firmados por el Gobierno desarrollista, impidió que los aumentos producidos a partir de las sucesivas crisis en el mundo, iniciadas en 1973 y que elevaron el precio del barril de petróleo de 2,47 a 32 dólares (alrededor de un 1.200%) perjudicaran a la economía nacional. "Si los contratos —firmados por Frondizi- hubieran estado en vigencia, los precios que tendrían que haberse pagado habrían subido en la misma proporción independientemente de los costos, lo que hubiera significado un beneficio extraordinario para los contratistas y la Argentina hubiera soportado los efectos de la crisis energética en la misma forma que los países sin petróleo, a pesar de consumir su propio petróleo", explicó el ex ministro y senador Conrado Storani.

Vale aclarar, que el grado de desarrollo económico y social que alcanzó nuestro país hasta 1989 se debe, en buena parte, a la infraestructura energética que se logró a través de las empresas estatales y a la aplicación de políticas que establecieron el uso de precios locales. Las críticas a la etapa de prestación estatal de los servicios públicos y de las actividades estructurales, se derrumban ante la realidad: desde las privatizaciones a la fecha, para abastecer el mercado interno, no se construyó ni un solo metro de gasoducto troncal, ni nuevos oleoductos, puertos y represas hidroeléctricas, además de disminuirse las inversiones en exploración e incrementarse el porcentual de habitantes excluidos del uso del gas natural, como también los precios del combustible.

Negocio para pocos

El mercado hidrocarburífero, luego de la privatización, muestra una indiscutible conformación oligopólica no competitiva, no sólo en la venta de derivados sino en todos los segmentos del ciclo económico del petróleo: producción, transporte, refinación y comercialización. Gustavo Callejas reflexiona: "Cabe preguntarse si la situación expuesta es una consecuencia no prevista, originada en la falta de capacidad e ineficiencia de los funcionarios o, por el contrario, fue expresamente planificada por los petroleros privados y ejecutada por el Gobierno justicialista". Una simple lectura de las medidas adoptadas conduce a la conclusión de que se adujo la corporización de un gran mercado competitivo, cuando en realidad el objetivo perseguido fue la concentración del manejo y de la riqueza petrolera en unos pocos grupos económicos.

Estadísticas de producción según datos de la Secretaría de Energía, muestran que siete compañías producen el 86% del petróleo: YPF el 40%, Pérez Companc el 11%, Pan American (Bridas y BP Amoco) el 9 %, Astra el 8%, Chevron el 8%, Total-Austral el 6% y Tecpetrol (Techint) el 4%. Hay que tener en cuenta, que el desembarco de Repsol sobre YPF obliga a sumar los porcentajes de Astra, como también contemplar que YPF comercializa un porcentaje mayor a su propia extracción al asociarse con otras empresas en áreas centrales.

Una de las primeras medidas de la administración menemista fue la de insertar al sector hidrocarburífero dentro del contexto vigente en el ámbito internacional. Los decretos 1.055/89 y 1.212/89 ordenaron reemplazar la intervención del Estado en la fijación de precios por los mecanismos de asignación del mercado y el libre juego de la oferta y la demanda.

El proceso de privatización estuvo plagado de irregularidades. Además de favorecer la configuración del oligopolio, la venta de YPF se realizó sin tasación oficial previa: "Y ahora se asustan de los sobornos en el Senado. Fue mucho peor lo que pasó con la venta de YPF, de Gas del Estado. Ahí lo que se repartió fue mucho más", comenta Gustavo Callejas quien subraya que en ese proceso se violaron todas las leyes.

Pero retornemos al show monopolístico: En 1998, el total del petróleo crudo procesado fue de 31.527.710 metros cúbicos. El grupo Repsol-YPF refinó el 58%, la Esso 15,4% y la Shell 17,1%. El 8,9% restante pertenece a tres pequeñas refinerías que vendió YPF. El oligopolio refinador también se traslada a la etapa comercial: En nafta común Repsol-YPF posee el 55% del mercado, Esso el 15% y Shell el 18%; en nafta especial ostentan el 53%, el 17% y el 23%, respectivamente, siendo similar la situación del gasoil. Por otra parte, a principios del ‘99, existían 6.308 estaciones de combustibles líquidos y duales. Repsol-YPF tenía el 51%, Esso el 15% y Shell el 17%, es decir el 83% del total distribuidas en todo el territorio nacional. Además, a partir de la desregulación, las tres grandes firmas refinadoras comenzaron a instalar sus estaciones de servicio —alrededor de 700- que entraron en competencia con sus propios estacioneros, con los consiguientes costos excedentarios que se trasladan a los consumidores.

Así, el mercado endógeno se caracteriza por la dominación de un oligopolio no competitivo de tres empresas, donde la magnitud de Repsol-YPF la convierte en mandataria de las resoluciones en materia de precios de los combustibles.

La corporación

No hay dudas de que existe un abierto desafío de todo el sector petrolero hacia la administración De la Rúa. En el comienzo de este año, los petroleros declararon la imposibilidad de rebajar los valores del gas en boca de pozo. De inmediato, con la excusa de la suba del precio internacional, incrementaron los precios de los combustibles líquidos. La Cámara de la Industria del Petróleo (CIP), donde están los grandes grupos, "advirtieron" que no tolerarán un cambio en las normas que garantizan la desregulación y apertura del mercado petrolero. En tal sentido, amenazaron con congelar inversiones o llevárselas a Brasil. La Esso, por ejemplo, declaró que mudará la construcción de una nueva planta de Campana a la brasileña San Pablo.

Por su parte, la FeTERA denuncia que "los petroleros subvierten el ordenamiento legal de la Nación. Para ellos los decretos desregulatorios, en la particular interpretación que les otorgan, están por encima de la Constitución Nacional y de las leyes".

No hay que perder de vista, que el proceso privatizador del sector petrolero está plagado de ilícitos y apoyado en un andamiaje jurídico endeble, que lo hace pasible de acciones de nulidad. Horacio Fernández, dirigente de la ATE neuquina, a propósito del "enorme" daño ambiental que "ha generado Repsol" en la provincia de Neuquen (ver nota), entiende que se está "en condiciones de anularle la concesión".

Sin embargo, es ostensible la situación de privilegio de las empresas del sector, que se traduce en la generación de espectaculares ganancias (ver cuadro) y que además ejercen una fuerte influencia sobre las instituciones políticas. Constituyen una de las columnas donde se asienta el actual modelo económico. La preservación de sus privilegios es la meta que mueve al sector a plantear un abierto e insolente desafío al actual Gobierno. Se encuentran en pugna por un poder que no están dispuestas a conceder.

Cabe consignar, que la Argentina, junto a Bolivia y Perú, se inscribe en la minúscula lista de países que no consideran al petróleo como factor estratégico. Por el contrario a diferencia de países como México y Brasil, aquí se toma al petróleo como dato, dejando las decisiones a expensas del mercado y favoreciendo a los intereses mercantiles.

El peligro

En el ámbito de la FeTERA se observa con preocupación que luego de nueve meses de gobierno, la Alianza no efectivice ninguna acción para plantear a las petroleras que el poder político lo deben ejercer las autoridades electas y no los grupos económicos.

En este marco, en el suplemento económico Cash del diario Página/12, el periodista Maximiliano Montenegro, da cuenta que en la Secretaría de Industria duerme un voluminoso informe, encargado dos años atrás a expertos del Instituto Di Tella, sobre las conductas de no competencia en quince sectores industriales altamente concentrados. En el capítulo dedicado a los combustibles señalan que "las subas simultáneas de precios y la ausencia de guerra de precios parecen indicativas de una acción de cartelización entre las compañías líderes para obtener ganancias extraordinarias". El trabajo expresa que "las subas simultáneas de precios han surgido en muchos casos de los encuentros de las mismas (empresas) en la Cámara de la Industria del Petróleo" y considera que la situación generadora de tal conducta obedece a que "la penalidad esperada para ser parte del cartel debe ser baja en comparación con la ganancia esperada".

A su vez, diversos estudios, demuestran que es posible bajar los precios de los combustibles, así como existen herramientas legales al alcance de los gobernantes para ordenarlo. No obstante, no aparece la decisión política para concretar la destrucción del oligopolio imperante en el sector petrolero. Y los dueños del oro negro parecen no conformarse y van por más. Desafían las leyes de la Nación y desafían al Gobierno tantas veces como se les antoja. Entre otros, han hecho fracasar el reacomodamiento de los precios generando una serie de problemas y reclamos sectoriales que no se han resuelto y se pueden potenciar en el futuro.

En tanto, la venta de los combustibles líquidos en la Argentina hoy, asciende a una cifra cercana a los 15 mil millones de dólares anuales. Antes de la privatización este monto oscilaba alrededor de los 7 mil millones de los cuales el 70% quedaba en el Estado. Hoy, el Estado recauda mucho menos a través de impuestos y los argentinos pagamos más del doble por un combustible que genera enormes riquezas que se van del país.

Otro dato que demuestra la estafa cotidiana que representa el negocio de los hidrocarburos, aparece al focalizar el escenario planteado a partir de la actual crisis petrolera mundial: los petroleros mejoran sus ventas y exportaciones, pero aumentan el precio de los combustibles. Estadísticas de la Secretaría de Energía muestran que en 1999 nuestro país exportó por 1.569 millones de dólares en el rubro, mientras se espera para este año que lo haga por 2.619 millones.

El repaso por algunas aristas del sector petrolero, demuestra que en el marco de las actuales reglas del juego, las grandes empresas siempre ganan, en tanto el pueblo pierde cada día más. Una historia que no por repetida deja de ser grave de cara al futuro. Sólo una fuerte voluntad de los resortes institucionales podrán modificar el cuadro de situación. Y para que esto suceda, es imprescindible una generación de conciencia colectiva y consenso que modifique el sentido de la presión que reciben los representantes de la comunidad. Va en ello una porción grande de nuestra energía.

Sergio Fernández Novoa  

 

Las petroleras saquean al Tercer Mundo


Verónica Vidal. Revista Pueblos

 

 

Coge el petróleo y corre. Ese parece ser el lema de las grandes multinacionales en el Tercer Mundo. Detrás dejan los bosques arrasados, miseria y divisiones sociales.

Muchas comunidades indígenas están en pie de guerra (pacífica) contra la actividad depredadora de las multinacionales del petróleo en su territorio. Un ejemplo dramático es el de la comunidad indígena U'WA de Colombia (población de unos 6.000 habitantes), que bajo la amenaza de la entrada de Occidente Petroleum (OXY) en su territorio sagrado amenazó con un suicidio en masa.

En agosto de 1998 hicieron público el siguiente comunicado: "Estamos buscando una explicación para este "progreso" que va contra la vida. Estamos pidiendo que se acabe este tipo de progreso, que concluya la explotación de petróleo en el corazón de la Tierra, que este desangrado deliberado se detenga¼ Nuestras palabras serán una llamada de alerta que nos reúna nuevamente como una sola familia para asegurar nuestro futuro en armonía con todo el universo, o será una voz más que profetice la destrucción de la vida por la absurda prepotencia del hombre blanco".

Impactos ambientales

Las multinacionales del petróleo tienen unas normas ambientales que se pueden calificar de hipócritas: por una parte, se muestran responsables en actuaciones y accidentes que se han dado en el norte, por ejemplo el caso del vertido del Exxon Valdez en Alaska. Por otra, en los países del sur muestran una total desidia. Las consecuencias de esta segunda moral son la contaminación masiva e innecesaria del agua, del aire y del suelo, unas tasas de deforestación alarmantes, la sobreexplotación de los recursos y su agotamiento, los derrames, rotura de diques, explosiones y muchos otros tipos de accidentes.

Las empresas se reparten los territorios nacionales en "bloques" pudiendo explotar libremente los recursos, mediante grandes concesiones, independientemente de donde estén localizados: en territorios indígenas, en parques naturales o en reservas ecológicas.

El inicio de las actividades se realiza mediante la exploración, para la cual se abren cientos de kilómetros de brechas sísmicas. Ésto son aperturas en rigurosa línea recta, despejadas de vegetación, en las cuales se realizan explosiones de forma periódica, para la obtención de datos sobre los yacimientos a través de las ondas sísmicas. Una sola explosión es capaz de matar a 500 peces en un lago próximo a la brecha. También es necesario abrir un gran número de helipuertos para la llegada de la maquinaria, senderos y pozos exploratorios. Es habitual que en estas primeras actividades, a causa de la destrucción de la capa vegetal se inicien procesos erosivos importantes, con un movimiento de lodos que van a parar a los ríos provocando desbordamientos.

Una vez se han detectado los yacimientos comienza la extracción. En la industria petrolera se perforan los pozos, utilizando químicos muy peligrosos (coagulantes, dispersantes, biocidas, agentes de control de parafinas, fungicidas¼) que se almacenan de cualquier manera y después son expulsados con las "aguas de producción" (mezclados con petróleo, sulfatos, cianuro, metales pesados y a menudo sustancias radiactivas) y vertidos en grandes piscinas sin ningún tipo de recubrimiento impermeable, o lanzados directamente a los ríos o lagos más cercanos.

Las infiltraciones de estas piscinas en el suelo son constantes, siendo común que las lluvias las hagan desbordar. Posteriormente el crudo se separa del resto de componentes y éstos se queman en plena selva, sin controlar las emisiones, provocando las llamadas "lluvias negras", cargadas de partículas en suspensión procedentes del petróleo. Estas partículas son muy tóxicas, al igual que las emanaciones de las piscinas, y de las carreteras construidas con la parte no comercial del crudo (mezclada con otras sustancias) para que no se levante polvo al paso de los camiones.

El caso es que estas compañías tampoco se comprometen a realizar tareas de restauración, ni siquiera a indemnizar los daños. Shell, por ejemplo, consiguió un acuerdo con el gobierno de Curaçao (Antillas Neerlandesas) mediante el cual, se libraba de cualquier responsabilidad de restauración o de indemnización por sus actividades de refino.

Explotación segura

Lo que sucede en estas empresas en los países empobrecidos, por tanto, es una absoluta violación del derecho "a un medio ambiente sano". Pero también se violan otros derechos fundamentales de la persona, los económicos y sociales. Las comunidades ven afectado su modo de vida, sus tradiciones, hasta sus necesidades más básicas. Se inicia la alcoholización de la población y se abren prostíbulos para los trabajadores. Las relaciones sociales se ven afectadas irrevocablemente. Hasta los valores de la comunidad cambian por el deseo de poseer lo que se puede obtener con dinero. La gente vende sus propiedades para obtener dinero y, a menudo, para pagar las deudas o para poseer más dinero debe emigrar a las grandes ciudades en busca de un trabajo.

Lo que consiguen casi siempre es una situación de mayor pobreza e inseguridad, convirtiéndose en los mendigos de las grandes ciudades tercermundistas, como sucedió con los pueblos guahibos, cuiva, macaguah, hitnu y sikuano al cabo de diez años de comenzar la explotación petrolera en Caño Limón, Colombia.

Las petroleras son empresas capaces de hacer inversiones de alto riesgo (financiero), y por ello han ido adquiriendo ciertos derechos políticos. Exigen garantías a los gobiernos, todo tipo de facilidades e incentivos. En países del tercer mundo a menudo exigen además garantías de protección y seguridad, y muchas veces incluso solicitan la actuación de las fuerzas armadas, más allá de la simple defensa frente a acciones violentas de grupos armados. Un ejemplo conocido es la trayectoria de represión y asesinatos que se lleva a cabo en Nigeria.

Logran así estar por encima de cualquier control de sus actividades: influyen en la legislación ambiental de los países, en las tasas nacionales de extracción de los recursos petroleros y, finalmente, consiguen que se pase por alto sus reiterados incumplimientos, a través de pagos y corrupciones. En una declaración reciente del presidente de la compañía Exxon al Financial Times, éste instaba a los países en desarrollo a evitar los controles ambientales, a fin de no arriesgar la inversión financiera.

¿Cómo consiguen introducirse en las comunidades de los países del Tercer Mundo? ¿Cómo son sus relaciones? "Estas empresas llegan a la zona haciendo ofrecimientos –según dice Esperanza Martínez, representante de Oilwarch International-, tratando de relacionarse con los pobladores, contratando antropólogos, sociólogos y abogados. Localizan a sus líderes y cuando éstos son débiles terminan haciendo el juego de la empresa; si un dirigente resiste, es desprestigiado hasta tal punto que los pobladores se dividen. Se introducen cambios en las comunidades, que a veces sobrepasan la organización de la propia comunidad" A partir de ahí, el conflicto es insalvable. Así en abril de 1999, por ejemplo, unos indios shuar de Ecuador secuestraron a otros shuar porque firmaron un convenio con Arco Oriente, empresa que estaba entrando en el sur de Ecuador.

La actuacion de Shell en Nigeria

La ejecución del escritor Ken Sarowiwa en noviembre de 1995, junto con otros ocho opositores, activistas no violentos ogonis, puso en evidencia la brutal represión del régimen dictatorial de Nigeria, dominado por las actividades de las industrias petroleras. Ese escándalo condujo a la Commonwealth a amenazar con sanciones al país, incluso con su exclusión, aunque las amenazas no llegaron a materializarse.

Este caso "es el ejemplo de las extremas medidas que una corporación multinacional puede usar para proteger sus intereses", según el director de la Campaña por los Derechos Humanos del Sierra Club Fund. "En Nigeria la gente muere a causa del petróleo".

En Nigeria el crudo representa más del 90% de las exportaciones del país. La principal empresa es Shell, con la extracción de 800.000 barriles de petróleo diarios, pero también hay otras: Elf, Agip, Mobil y Chevron. La zona más rica en petróleo es el Delta del Níger, donde antes habían bosques litorales protectores, básicamente manglares. Pero el delta nigeriano es también la zona más pobre y olvidada del país. Hilary Andersson, la corresponsal de la BBC en Lagos dice que "los habitantes del tan densamente poblado delta pueden ver instalaciones de petróleo multimillonarias, pero en sus casas no hay electricidad o agua corriente".

Una muestra de esta pobreza es el accidente que sucedió a finales de octubre de 1998, en el que más de 500 personas fueron calcinadas por la explosión de un oleoducto, mientras intentaban recoger el crudo que escapaba de una fuga, para conseguir combustible para sus hogares.

La situación de pobreza extrema va unida a la marginación étnica y a la exclusión del proceso político, y por tanto se ha convertido en una lucha por rescatar la identidad y la dignidad de una población que no puede acercarse a una instalación petrolera sin temor a ser asesinada.

REPSOL en Bolivia

La empresa española Repsol ha realizado la primera fase de explotación en la concesión del Bloque Securé, que comprende parte del territorio indígena del Parque Nacional Isiboro Securé, en la cuenca amazónica boliviana.

En esta primera fase se han abierto 960 Km. de sendas sísmicas, afectando a las etnias yucararé, chumanes, mosetenes, mojeños y a los campesinos colonos procedentes de otras zonas del país, según un estudio de la Universidad Mayor de San Simón y del Centro de Estudios Superiores Universitarios, de Bolivia.

En la segunda fase tiene previsto realizar 260 km. más de brechas sísmicas. El inicio de esta operación se encontró con el rechazo activo de 50 comunidades campesinas, que obligó a firmar un convenio y a realizar un estudio de impacto ambiental, hasta el momento inexistente.

El proyecto de Repsol Exploración Securé se está realizando incumpliendo la normativa ambiental boliviana: no se ha realizado consulta pública, no se han respetado los diámetros mínimos en la tala de árboles, ni las distancias mínimas a los cursos de agua, no se han tomado medidas de restauración, de corrección de impactos, no se han presentado los informes requeridos, y un largo etcétera. Hay que tener en cuenta que hasta el momento sólo están en la primera fase de explotación de los yacimientos petrolíferos de la zona. Por este motivo la empresa sufre desde el 17 de marzo de 1998 bloqueos intermitentes por parte de 50 comunidades campesinas.

La cara oculta de las grandes compañías petroleras

REPSOL: Desde el 17 de marzo de 1998, 50 comunidades indígenas de Bolivia boicotean a la compañía.

BP: Colaboró con el gobierno colombiano ayudando financiar una unidad militar de 5.000 hombres encargados de proteger los campos de petróleo. Estos militares mataron, raptaron y torturaron a personas críticas con la actividad de BP. Fue acusada también de pasar información de los opositores a los militares. (The Ecologist, mayo/junio 1997).

ELF: Ha sido acusada de hacer perforaciones en un parque protegido de Ecuador (Friends of the Earth International). Ha apoyado a un grupo armado que se levantó en armas contra el gobierno democrático de la República del Congo (Monitor, diciembre de 1997).

EXXON/MOBIL: Para la ONG Friends of the Earth, Exxon/Mobil es la peor compañía del mundo. Sólo deberíamos recordar el desastre de Alaska (se vertieron 42 millones de litros de petróleo en un paraje virgen). En enero de 1998, la costa de Nigeria sufrió el escape de 40.000 barriles de petróleo de Mobil. 500.000 personas se vieron afectadas.

SHELL: Según Greenpeace, Shell lleva 20 años bombeando agua tóxica en el acuífero que suministra agua potable a la ciudad turca de Diyarbakir. En Nigeria, ha sido acusada de provocar una media de 190 escapes de petróleo anuales desde 1989. Shell es boicoteada por su apoyo a gobiernos dictatoriales y corruptos.

TEXACO: Es acusada de verter un total de 65 millones de litros de petróleo, de destruir 2.600 hectáreas de selva y de provocar la desintegración social y cultural de comunidades indígenas de Ecuador (Crude Operator, Friends of the Earth). El World Bank ha descrito el estado socioeconómico de la región afectada como "calamitoso" (Monitor, enero de 1997). Durante 30 años, Texaco ha colaborado con el régimen dictatorial de Suharto (ayudando a su enriquecimiento personal) en Indonesia.

TOTAL: Gran parte de la infraestructura del gas y del petróleo de Myanmar (antigua Birmania) han sido construidas con mano de obra forzada, bajo seguridad militar, con represiones y constantes atropellos a los derechos humanos y con la complicidad de empresas como Total, Unocal y otras.

 


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Gracias por el material: escrachen