CAMPAÑA MUNDIALpara
advertir a los clientes y usuarios de los bancos multinacionales, que sus
dineros y ahorros en dichos bancos ¡NO ESTAN SEGUROS!!! independientemente
del país donde se encuentren. El caso argentino demuestra
claramente que esos bancos internacionales NO RESPALDAN con sus recursos
globales a los clientes y las operaciones que en ellos se realizan.
LEER LA NOTA
LA RESPONSABILIDAD DE LOS BANCOS EXTRANJEROS EN
LA CRISIS QUE VIVE ARGENTINA.
Nuestro país, la Argentina, ha entrado en una crisis
terminal de tipo económica, social, política y judicial. Es decir, una
crisis institucional gravísima que afecta al
tejido todo de la comunidad nacional. El Estado ha sido impotente e incapaz,
desde hace años con los sucesivos
gobiernos de la última década, de frenar la fuga de
capitales hacia el exterior. Su último "invento" para salvar la
situación ha sido el "corralito", por
el cual de hecho -y de derecho por resolución de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación- se han confiscado los depósitos bancarios de los pequeños
empresarios, de los trabajadores y ahorristas locales. Esta medida apuntó no
solamente a salvaguardar los intereses financieros de la actividad bancaria,
sino también a evitar una corrida hacia los bancos para retirar los depósitos
confiados a ellos, ya que la misma hubiera producido el crack de aquellos y la
quiebra de los mismos, con los cual solamente unos pocos ahorristas hubieran
recuperado sus dineros que legítimamente le corresponden y que están
garantizados por el Banco Central de la República Argentina.
El Presidente Duhalde asumió el 1ª de enero de 2002
bajo la advocación de que iba a terminar con la alianza entre el Estado y los
intereses financieros, para reemplazarla por una alianza con los sectores de
la producción (trabajo y capital). Loable expresión de deseos, pero nada más
que eso. ¿Quién puede creer que en el mundo capitalista haya producción sin
ahorros en los bancos que financien la misma?. Y los bancos han perdido
credibilidad, o alguien en su sano juicio va a volver a confiar sus depósitos
en los bancos que funcionan en Argentina y que en su mayor parte pertenece a
casas matrices ubicadas en el exterior. Vale decir, la producción para el
despegue económico es cuento chino, tan chino como las importaciones de
productos que provienen del sudeste asiático y que fueron una de las tantas
causas de la destrucción de la industria nacional. Confianza y previsibilidad
son dos variables imprescindibles para cualquier
actividad económica. La confianza se ha perdido y la
previsibilidad también, sobre todo en un país que constantemente modifica
las reglas del juego amparados en una justicia -así, en minúscula- que le es
ínclitamente fiel a los intereses de los grandes capitales representados por
sus mandantes del Poder Ejecutivo y Legislativo.
Frente a la peligrosa situación planteada a millones de
habitantes, los bancos tienen una solución a cumplir y es la que les
corresponde por la ética de su responsabilidad: eliminar por propia voluntad
el corralito que mantiene acorralados a los inversores locales en la angustia
de haber perdido sus ahorros y sus depósitos en cuentas corrientes, en cajas
de ahorro o en plazos fijos. ¿Qué pueden hacer los bancos voluntariamente
para solucionar la situación cuando no tienen liquidez suficiente para
atender la masa de reclamos?. Muy sencillo, solicitar a las Casas Matrices,
ubicadas principalmente en los Estados Unidos y en Europa, que ellas financien
sus deudas acumuladas en el país con sus
clientes. Esta propuesta no es el disparate o la veleidad intelectual de un soñador.
Solo basta que las Casas Matrices de los bancos que operan en Argentina tomen
conciencia que su credibilidad se ha de perder, no solamente en la Argentina,
sino en todo el mundo. ¿Que garantías pueden ofrecer en Brasil, Perú,
Nigeria, Filipinas, Suecia o en cualquier parte del mundo si sus aparentemente
prestigiosos nombres no han servido de cobertura suficiente para salvar a sus
sucursales en un país pequeño como es Argentina?: ninguna.
En virtud de ello es que a través de la presente
solicito a todos los que reciban este mail lo distribuyan entre sus amistades,
organizaciones internacionales y todas aquellas
instituciones que puedan interesarles, para advertirles, entre otras cosas,
que ningún inversor, ahorrista o tenedor de cuentas corrientes o cajas de
ahorro continuará teniendo sus dineros en sus sucursales distribuidas por
todo el mundo. En Argentina, ellos son:
-Grupo BBVA (Banco Bilbao Vizcaya
Argentaria), España;
-Banco Rio de la Plata SA: grupo BSCH (Banco
Santander Central HispanoAmericano), España;
-Crédit Lyonnais de Feancia;
-Deustsche Bank (Alemania);
-Société Générale (Francia);
-City Bank, el First National Bank of Boston, el
Chase Manhattan Bank, el Bank of América (todos ellos de EE.UU.);
-ABN Amro Holding (Holanda);
-Banca Nazionale del Lavoro (Italia);
-Banco Bradesco SA (Bahamas);
-Banco do Brasil, Banco Itau SA (Brasil) y
Banespa (Banco do Estado de Sao Paulo);
Todos estos bancos y grupos financieros -y muchos más
que se me quedan en el tintero- no son otra cosa que mascaradas hipócritas
que sirven para vender nombres con tradición de confiables. Pero no lo son.
Todos ellos han servido tanto para el lavado de dinero como para la fuga de
capitales a los paraísos fiscales que tienen distribuidos por el mundo, además
de enviar las remesas de sus ganancias a las Casas Centrales que son incapaces
de salir en salvaguardia de su "buen nombre y honor". Si no son
capaces de cumplir con el salvataje de sus sucursales en Argentina, recomiendo
a todos aquellos que quieren proteger sus ahorros que no pongan un dólar más
en tales instituciones. Al contrario, que retiren inmediatamente lo que tienen
ahí depositado porque en cualquier momento pueden ser estafados en su buena
fe.
En todo caso, nuestros ahorros en cualquier parte del
mundo se verán mejor protegidos en bancos nacionales que en los extranjeros,
que son puro nombre de prosapia histórica, pero que a la hora de responder
con su patrimonio, miran hacia otro lado. Por lo menos, que si los estafan,
que lo hagan sus connacionales y no los grandes grupos financieros que
representan lo más rancio del capitalismo internacional.
Muchas gracias por su atención y no olvide que esto no
es solamente para salvaguardar a a la Argentina, también tiene la intención
de proteger sus dineros que tanto esfuerzo le ha costado ganar o ahorrar.
Solamente la solidaridad internacional entre los que aún creemos que existe
podrá ayudar a salvar a un mundo carcomido por la perversa globalización. Al
imperiocapitalismo hay que pegarle donde más le duele: en sus arcas. Por último,
debo agradecer públicamente las múltiples expresiones de adhesión que ha
recibido este mensaje de todas partes del mundo a que ha sido enviado.