El Gallo De Pelea Invencible (Desconozco el
autor) Un rey aficionado a las
apuestas en riña de gallos deseaba poseer un poderoso gallo de
pelea que sea invencible, para lo cual hizo buscar al mejor
adiestrador de gallos en todo el imperio. En un
lejano monasterio fue encontrado un maestro budista experto en
el tema, a quien el rey hizo llamar. Una vez
frente al maestro el rey le pidió que le adiestrara al más
aguerrido de sus gallos, hasta convertirlo en
invencible. El maestro comenzó a adiestrar al
gallo que le fué entregado, enseñándole las más avanzadas
técnicas de combate. Al cabo de diez días
preguntó el rey: -¿Podemos organizar una pelea con ese
gallo? El
maestro contestó: -¡No! ¡No!
¡No! Es fuerte, pero su fuerza está vacía. Ante
cualquier amenaza se excita de inmediato pero su energía es
efímera volátil y superficial. Diez días después, el rey volvió a
preguntar: -¿Podemos ya organizar el torneo para verlo
pelear? -¡No! ¡No! Todavía no. Sigue mostrándose
pasional y siempre dispuesto a pelear sin un motivo
real. Cuando oye el canto de otro gallo, incluso
el de una aldea cercana, monta en cólera. Transcurridos diez días más
de adiestramiento, el rey preguntó una vez más: -¿Es posible ahora? Y contestó el Maestro:
-Ahora ya no se apasiona,
por estímulos externos. Si oye o ve a otro gallo, permanece
sereno. Su actitud es la exacta, por lo tanto su vitalidad es
poderosa. Ya no monta en cólera. Su energía y su fuerza ya no
se desperdician al manifestarse en la superficie. -Entonces, ¿está preparado para una
pelea?- sugirió el
rey. Y el maestro contestó: Si ahora ya esta listo. Se organizó un gran torneo
y trajeron a los más afamados gallos de pelea de todo el
imperio. Una vez en el ruedo los gallos de pelea
no podían ni acercarse a aquel gallo. Huían de él espantados o
se aplastaban contra el suelo ante su penetrante mirada y su
imponente postura, la actitud que irradiaba contenía una
energía tan profunda que ningún gallo pudo hacerle frente.
Así pues, no hubo necesidad de combate alguno.
El gallo de pelea se había convertido en un gallo Invencible,
porque precisamente había superado la etapa del estéril deseo
de competir. Había superado la etapa de las técnicas para la
lucha externa. Había aprendido a controlar toda su energía y
sus sentidos hasta convertirse en dueño de sus emociones, lo
cual le permitía poseer interiormente una tremenda energía que
no se desperdiciaba exteriorizándose. El poder le
era ya algo propio, y los otros no podían sino inclinarse ante
su absoluta confianza y su verdadera fuerza
oculta. Aquel maestro budista en realidad
desaprobaba la guerra y amaba la paz, pero la paz solo se
logra venciendo al “enemigo” y ese enemigo, es nuestra propia
mediocridad, nuestras propias limitaciones, nuestro propio
ego. El señor Buda decía: "La raíz de todo
sufrimiento es el deseo, y la raíz de todo deseo es la
ignorancia." El que realmente sabe pelear, no pelea; el que no
sabe pelear es el que busca pleitos. El que dice que sabe, en
realidad no sabe; porque el que sabe, Calla. El buen
caminante no deja huellas.
La melodía que escucha se llama
"Génesis", y puede guardarla en su pc oprimiendo el
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