Desde los centros de poder angloestadounidense surge una “nueva-vieja” idea para ejercer el dominio colonial en esta nueva etapa del nuevo orden mundial: volver a estructurar y utilizar a aquellas “Compañías” comerciales con las que la vieja Inglaterra pudo forjar buena parte de su imperio colonial en los siglos XVIII y XIX. Lo haría, por supuesto, de una manera infinitamente más sofisticada, efectiva y eficaz pero con objetivos casi idénticos a pesar de los siglos que los separa: lograr el dominio efectivo y concreto sobre territorios periféricos enteros en beneficio de las áreas centrales industriales del planeta globalizado.
Apenas despuntaba el siglo XVI, cuando 218 caballeros y mercaderes de
la City londinense fundaron la “Compañía Británica de las Indias
Orientales” – en inglés, British East
India Company - que recibió su cédula real de manos de la Reina Isabel I,
el 31 de diciembre del año 1600. Se
pretendía así disputarle a los holandeses el control del comercio de las
especies en el Lejano Oriente. Pronto, la “Compañía” se transformó en un
verdadero gobierno colonial que se dedicó a promover los objetivos políticos,
económicos, financieros y militares de la Corona Británica, estableciendo su
dominio en Oriente que duraría más de cuatro siglos.
Los éxitos más notables de la “Compañía” como operador de la Gran
Bretaña tuvieron lugar en China, en la India – la mayor perla de la corona
inglesa - y en el Sudeste Asiático, gracias a los cuales el Imperio pudo
establecerse en lugares tan lejanos como Madrás, Calcutta, Ceylán (hoy Sri
Lanka), Birmania, Afghanistán y Shanghai, incluso fundando plazas militares
como las de Hong Kong, Singapúr y Port Arthur.
Según la descripción que brinda la aún existente “East India
Company” de Londres, nos enteramos que la misma fue “la
fuerza económica individual más poderosa que el mundo haya jamás visto”,
agregando que la Compañía, ”introdujo
el té a los británicos, la lana a los japoneses, las especies a (norte)América
y el Caribe, la porcelana a los rusos, el
opio a la China y el (deporte del) polo a la India.
Tuvo sus propios ejércitos, armadas, monedas y poseyó territorios tan
diversos como la neoyorquina isla de Manhattan y el subcontinente de la
India.”[1]
Más de cuatro siglos después de recibir su cédula real, la British
East India Company hoy promueve los intereses comerciales del Reino Unido y
de la Corona, aprovechando su añejo prestigio, y su “herencia sin igual con influencia sobre el mundo comercial moderno;
tal fue el poder, la autoridad y la diversidad de intereses de la Compañía de
las Indias Orientales en el pasado, cuyo nombre otorga credibilidad a prácticamente
cualquier producto o servicio en todo gran mercado de consumidores...por cuanto
une las grandes fuerzas de las asociaciones de marcas comerciales británicas
– su tradición, su lujo añejo y su clase impecable – con el atractivo
natural de los países exóticos, la navegación, los viajes y la aventura”.
Es sabido que allá por 1835, llegando ya al pináculo de su poderío,
la “Compañía” impuso por la fuerza de las armas el opio al pueblo chino,
teniendo como agentes financieros a los bancos ingleses Jardine Matheson y al Hong
Kong & Shanghai Banking Corporation – el hoy tan conocido HSBC,
patriarca entre los bancos del narcolavado con el que ni siquiera el, hoy también
muy competente (en estas tareas), CitiCorp
puede rivalizar....
Salvando los enormes adelantos tecnológicos y el poder vastamente
superior del que hoy disponen los centros de poder del nuevo orden mundial,
pareciera que este antiguo modelo de dominio está por recibir una explícita
resurrección como entidad de administración integral de territorios
coloniales. Así, se adoptaría la
vieja usanza del modelo colonial inglés, utilizado con tanto éxito en lugares
tan lejanos y vastos como la India y China - con el opio, la heroína y la cocaína
incluidos.[2]
Ello iría de la mano de las más modernas tecnologías de punta, muchas
de ellas aún muy secretas en su desarrollo y fabricación.
Comprender esto ayudará a entender qué le está pasando – o, mejor
dicho, que le están haciendo ciertos operadores internos e instigadores externos –
a la Argentina. Por cuando
pareciera que, por diversas razones, nuestro país ha sido elegido muy
especialmente como un leading case – una suerte de “caso testigo” o conejillo de Indias (de
las Indias Orientales, se entiende) –, para reavivar este viejo modelo metodológico
colonial. Puede inferirse que el
hecho de que se nos esté “honrando” de esta manera, forma parte del proceso
de escarmiento y castigo adicional que Argentina debe seguir sufriendo por
nuestros “pecados del pasado”, que han hecho del nuestro un país molesto,
poco confiable y potencialmente peligroso.
Efectivamente, “nuestro pasado
nos condena”: desde la política exterior independiente de Hipólito
Yrigoyen en los años veinte, luego nuestra neutralidad pro-alemana en los años
treinta y cuarenta; pasando por nuestras pretensiones de potencia regional bajo
el gobierno de Juan Perón en los años cincuenta y, finalmente, nuestro
atrevimiento audaz e insolente en las Malvinas hace exactamente veinte años,
vienen encendiendo luces amarillas – quizás con algún destello rojizo – en
el tablero de poder mundial. La
decisión pareciera estar tomada: la Argentina debe ser debilitada, devastada,
doblegada y puesta de rodillas, y ello no conviene lograrlo con una intervención
directa militar o política – siempre tan odiosas cuando se las ve en los
noticieros de las 6 de la tarde -, sino a través de agentes locales alineados
con los intereses del nuevo orden mundial, convenientemente insertados y
enquistados en las estructuras del Estado.
Permítasenos hacer un breve raconto de lo que decimos, partiendo de
los eventos de los últimos meses que han puesto al país al borde de una
fractura social, institucional y territorial catastrófica, gracias a la acción
negligente, ignorante, obsecuente, y - en algunos casos – cobarde y traidora,
de nuestros más recientes gobernantes, cuyas figuras máximas paradigmáticas
son Carlos Menem, Domingo Cavallo, Fernando de la Rúa y – tristemente –
también Eduardo Duhalde.
Del default al concurso preventivo de acreedores
Con la Argentina se está tramando un nuevo experimento de laboratorio:
como administrar el default o – mejor dicho – como introducir el concepto de
concurso preventivo de acreedores y posterior quiebra dentro del ámbito del
Estado-nación soberano. Esto
puedo entreverse claramente en un reciente artículo aparecido en el prestigioso
e influyente semanario londinense “The
Economist”[3],
en el que se compara la situación de la Argentina con la quiebra de la
gigantesca empresa norteamericana Enron.[4]
Haciendo un paralelo muy significativo, se propone introducir el concepto
del concurso preventivo de acreedores al Estado Nacional pero se lamenta The
Economist que, contrariamente a lo que ocurre en el ámbito privado
nacional, el ámbito público internacional aún carece de un marco legal e
institucional superior que permita administrar semejante “concurso y
quiebra” de los estados.
Se necesita de la figura de una suerte de “juez de la quiebra” para
poder llevar este tipo de proceso adelante de manera “legal” (mas no legítima),
con lo que se propone reingenierizar a las instituciones actuales del Fondo
Monetario Internacional, el Banco
Mundial y, posiblemente, el Banco
Internacional de Liquidaciones de Basilea, para que en su conjunto cumplan
esa función. También se le daría un rol más internacionalizado al Banco
de la Reserva Federal (el banco central mayoritariamente privado
estadounidense) para que todas estas instituciones actúen conjuntamente
como un “adjudicador imparcial; el
equivalente internacional de un juez imparcial”.
Así estos “jueces” externos administrarían de la “mejor manera” (¿para quienes?) cómo disponer de los “activos”
del país que sea declarado “en
quiebra”. Anne Krüger, sub-directora ejecutiva del FMI viene
haciéndose eco de estas ideas a lo largo de las últimas semanas y lo expuesto
explica porqué no hay “ayuda” financiera para Argentina, hasta tanto
“tengamos un plan sustentable” según las exigencias del Fondo que bien sabe
que la aplicación de las medidas que están exigiendo es socialmente
impracticable. Es que se nos
quieren acorralar llevándonos al borde del abismo para luego podernos declarar
“en quiebra”.[5]
Todo pareciera confluir hacia ese objetivo, incluídos los sesudos análisis
y propuestas de nuestros “analistas” internos y de las “voces
autorizadas” como la de Rüdiger
Dornbusch hace pocas semanas sugiriendo que Argentina directamente debiera
entregar el manejo de su economía a operadores e instituciones extranjeras.[6]
A modo de paralelo, para tratar de salvarse la empresa privada Enron
se está deshaciéndo de activos para concentrar sus esfuerzos en sus negocios
principales – en su core business .
Por eso venderá activos en distintos lugares del mundo como Brasil y
Argentina (donde es dueña junto con Pérez Companc de Transportadora de Gas del
Sur y también tiene una fuerte participación en la privatización de agua en
la provincia de Buenos Aires), venderá plantas en los Estados Unidos, echará a
la calle a decenas de miles de trabajadores y cerrará plantas, oficinas,
negocios y proyectos.
En este nuevo modelo planetario, ¿qué significa para el Estado
“deshacerse de activos”? Para
hallar la respuesto, recordemos primero que cuando ocurrió la anterior crisis
de deuda en 1982 al declararse Méjico en default,
al año siguiente David Rockefeller
le encomendó a Henry Kissinger
formara una “Comisión para la Deuda Externa Latinoamericana”, cuyo hombre técnico
era Alan Greenspan, entonces
directivo del banco Morgan Guarantee Trust
Company, y hoy Gobernador del Banco de la Reserva Federal. En aquellos días,
Greenspan introdujo la idea de resolver el problema proponiendo canjear “deuda
por empresas públicas” (debt for equity),
lo que pocos años después conocimos como las privatizaciones en las que
Argentina también fue un “leading
case” a través de la desregulación económica irrestricta llevada a cabo
por Menem y Cavallo.[7]
Eso fue en los años ochenta y noventa. Ya más recientemente, desde el
Council on Foreign Relations se viene
proponiendo un nuevo concepto: el de
canje de deuda por territorio. ¿Y
que mejor activo puede disponer un país grande, rico en recursos naturales y
escasamente poblado como la Argentina que el de cambiar deuda por territorio?
Hoy somos apenas 37.000.000 de argentinos muy, muy mal distribuidos en un
territorio nacional que debiera tener al menos el doble de la población. Por ejemplo, en la Patagonia
Argentina la sumatoria de las
poblaciones de las provincias de Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut, Río
Negro y Neuquén apenas si llega a 1.500.000 habitantes: un 4% de la población
nacional y menos que la de un partido del Gran Buenos Aires como el de La
Matanza.
La Patagonia Argentina es la candidata natural para hacer un amplio “megacanje
territorial”. Esto viene
planificándose desde hace décadas. Recordemos
la manera extraña en que el ex-presidente Raúl Alfonsín promovió en los años
ochenta el traslado de la Capital Federal a Viedma[8];
de un país con “dos capitales”, a dos países distintos no hay demasiada
distancia.
Si esto nos viniera impuesto por los centros de poder y con la
connivencia de los gerenciadores locales y la acción psicológica de los
multimedios monopólicos, ¿qué podrían hacer los Argentinos que no estuviéramos
de acuerdo con semejante locura? ¿Qué
capacidad de defensa tenemos hoy sobre nuestras fronteras y sobre nuestra
integridad territorial? Es un hecho
tristemente concreto que gracias a Alfonsín, a Menem y a De la Rúa, hoy la
Argentina carece de fuerzas armadas creíbles que puedan siquiera pensar en
neutralizar la fractura territorial que ya se avizora en el horizonte.
Es más: ¿Será una de las funciones de esa futura “República Patagónica”
la de recibir fuertes contingentes de poblaciones de otras partes del mundo
dentro de la reingeniería demográfica que se planifica en el CFR, que
podría promoverse desde el Banco
Mundial y la ONU y ejecutarse a través
de un nuevo conjunto de gerenciadores locales hábilmente catapultados al
gobierno que accederían a “concesionar”
gigantescas parcelas de territorio según describimos más abajo en este artículo?
¿Tendrá esa “República Patagónica”, en la que ya llevan
invertidos sigilosamente tantos millones y millones de dólares los Ted
Turner, los George Soros, los Benetton,
los Tomkinson y muchas empresas transnacionales, la misión de, entre
otras cosas, recibir “refugiados” altamente educados, calificados y cultos
desde, por ejemplo, el Medio Oriente para que puedan iniciar una “nueva
vida” en esas tierras prometidas del Sur Argentino?
Esta idea fue concebida y propuesta hace ya más de un siglo en Europa
por el pensador Theodor Herzl, fundador del movimiento nacional sionista[9],
y el diario “El Cronista Comercial” en su edición del 18 de marzo de 2002
se hace eco de esta propuesta cuando indica en un artículo titulado “Deuda
por Territorios” la propuesta de un asesor de Duhalde (ver más abajo) de
canjear deuda por tierras públicas diciendo que “La
idea es transformar el default en inversión directa y que los acreedores se
conviertan en propietarios de terrenos donde podrían desarrollar proyectos
industriales, agrícolas o inmobiliarios. Así,
se reduce la deuda y a la vez se reactiva la economía… Podría haber
candidatos sorprendentes: durante el mandato de Alfonsín, los japoneses
estudiaron un plan maestro de inversión en tierra argentina para facilitar la
emigración. Y en alguna ocasión
se lo plantearon en Israel.”[10]
No
vaya a creer el lector, sin embargo, que somos un caso aislado: los propios
centros del poder mundial bien saben que la experiencia argentina es crucial
para poder luego “gerenciar” la crisis financiera planetaria que ya hoy
entra en una etapa de creciente e inminente colapso. Nuestro “caso” no es el
resultado de que “los Argentinos son así
porque les gusta”, como nos espetó socarrona y sobradoramente el
secretario del tesoro estadounidense, Paul O’Neill. Argentina es hoy la punta
del témpano de todo un sistema mundial que se encamina hacia una implosión
generalizada y crecientemente violenta de la cuál el colapso de las torres
gemelas del World Trade Center neoyorquino
quizás sea apenas una metáfora presagiadora de futuras catástrofes y colapsos
financieros planetarias...[11]
Hagámos
un rápido raconto de algunos de los hitos principales de esa gran crisis
mundial que viene afectando al orden público y privado en los últimos años:
Año |
Evento |
1982 |
·
Ago: Méjico entra en cesación de pagos; la “bomba de la deuda
latinoamericana” ·
1983: Conferencia en Vail,
Colorado, EEUU en la que Rockefeller-Kissinger-Greenspan proponen el
concepto de “deuda a cambio de empresas públicas”, luego conocido
como “privatizaciones”. |
1985 |
·
Finlandia:
colapso
sistema bancario (similar a nuestrocorralito) |
1987 |
·
Oct:
Caída de la Bolsa de Nueva York ·
Quiebra de cientos de financieras en EEUU (las Savings & Loans associations) durante la gestión Reagan-Bush
– Neil Bush, hijo del entonces vicepresidente y hermano del actual
presidente, George W. Bush, era alto directivo de una de la grandes
financieras, Jefferson Savings
& Loans Assoc. ·
Quiebra del Continental Bank of
Chicago ·
Colapso del imperio mediático de Robert
Maxwell en Inglaterra por fraude. |
1988 |
·
Lloyds
of London – comienza una crisis que durará más de una década en la más antigua
corporación de seguros y reaseguros del mundo debido a errores técnicos
en sus reservas de siniestros; o sea mal risk
management en un sector que se dedica, precisamente, al risk
management.... |
1989 |
·
Caída Muro de Berlin – Fin de la bipolaridad; profundizaciòn del actual
modelo de globalización neoliberal. |
1990 |
·
Japón
entra en una recesión que lleva más de 12 años.
Crisis de su sistema bancario. |
1991 |
·
Guerra del Golfo contra Iraq ·
Auto-disolución de la Unión Soviética |
1992 |
·
Sept:
Reino Unido: Quiebra de la estabilidad de la Libra Esterlina dentro del sistema
monetario europeo a raíz de las especulaciones de George Soros (CFR) |
1993 |
·
Rusia:
Agudización
de la crisis económica y social. Dominio
de las mafias ·
Pan American World Airways – quiebra ·
Eastern Air Lines – quiebra |
1994 |
·
Oct:
Crisis financiera y de deuda pública estructural en Méjico – Efecto
“tequila” ·
Brasil:
(hiper)inflación |
1995 |
·
Mar:
colapso del Banco Baring en el Reino Unido (absorbido
por el holandés ING) |
1996 |
·
Graves
crisis estructurales de deuda en: o
Corea
del Sur, o
Tailandia o
Taiwán |
1997 |
·
Graves
crisis estructurales de deuda en: o
Indonesia
(Suharto),
o
Malasia
(instigada
por George Soros), o
Perú
(hiperinflación) o
Singapúr
·
Caída de Long Term Capital Management (segundo
mayor fondo de inversiones de Estados Unidos – salvataje de la Reserva
Federal en más de u$s 2.000 millones)
|
1998 |
·
Graves
crisis estructurales de deuda: o
Russia o
Ucrania,
o
Ecuador ·
Graves
crisis de deuda del Condado Orange en California (quiebra
a raíz e inversiones en bonos basura) y de la poderosa Metallgesellschaft AG de
Alemania
|
1999 |
·
Crisis
estructural de deuda pública en Brasil (Enero)
·
Guerra de la OTAN contra Serbia |
2000 |
·
Inicio
de Recesión en los Estados Unidos ·
Agravamiento
de la crisis de deuda argentina ·
Ecuador:
dolarización
·
fraude electoral en Estados Unidos con la elección
de George W Bush ·
Caída
de las aseguradoras HIH (Australia) y Reliance National (Estados Unidos) |
2001 |
·
Graves
crisis estructurales de deuda pública en: o
Argentina,
o
Turquía,
·
Colapso de la mega corporación
Enron; arrastra a la auditora
Arthur Andersen que también
desaparece del mapa, ·
Quiebra de la aseguradora
inglesa The Independent,
calificada bien hasta pocos días antes por las principales calificadoras
de riesgo. ·
Quiebra y salvataje de
Swissair ·
Quiebra de la aerolínea
belga Sabena, ·
Crisis de Aerolineas
Argentinas, |
2002 |
·
Colapso
argentino ·
Colapso
de Arthur Andersen |
Como
se verá, la crisis no es solo argentina por más que hayan logrado un “cordón
sanitario” o cuarentena para que controlar el potencial “contagio” que
puede emanar desde estas tierras hacia otras regiones.
Hoy se quiere hacer de nosotros una suerte de “leading
case”, o caso testigo, para conducirnos hacia la quiebra del Estado, lo que conllevará, de concretarse, catastróficos
resultados para nuestra Nación. Lo dice Anne Krüger, la número
dos del FMI y miembro del Council on Foreign
Relations (CFR); lo dice Paul
O’Neill,
secretario del tesoro estadounidense; lo dice Rüdiger
Dornbusch, del CFR y de la Universidad Tecnológica de Massachussets (MIT); lo dice
el prestigioso semanario londinense The
Economist...
Como
decimos, los centros de poder ya están diseñando el nuevo marco institucional
y legal que permitirá encaminar a los Estados “inviables” (como el nuestro)
hacia una figura asemejable al del “concurso
preventivo de acreedores” en el orden privado, para luego arrastrarlos a
la quiebra definitiva. Para ello,
necesitan de una instancia superior equivalente a una corte y a un juez de
quiebra —un remozado FMI, Banco Mundial y Banco Internacional de
Liquidaciones, junto a un internacionalizado Banco de la Reserva Federal— que
tendrán el aval legal internacional (¡mas no la legitimidad!) de disponer de
los “activos” del Estado
“quebrado”. Por eso la Argentina está tanto en las noticias mundiales...
Por eso se ocupan y “preocupan” tanto por nosotros...
En
la Argentina, esos “activos” que se administrarían en nuestra futura
“quiebra” tienen un nombre concreto: territorio
nacional. Podrían ser la
Patagonia, las áreas mineras y petroleras, el Mar Argentino, el NOA o el NEA.
En
el ámbito de la red de centros de planeamiento del nuevo orden mundial —con
el CFR como eje fundamental— se diseñan los nuevos entes
administradores de esos “activos” del Estado argentino que pasarían a manos
de nuestros acreedores. Probablemente, debería cobrar forma como una nueva
figura político-económica-jurídica internacional, constituida por
conglomerados de grandes empresas e instituciones multilaterales. Una suerte de joint-venture
o UTE (unión transitoria de empresas, aunque ésta poco tendría de
“transitoria”) compuesta previsiblemente por gigantes energéticos como ExxonMobil, British Petroleum,
Repsol-YPF, Texaco y Shell;
junto a megabancos como el CitiGroup,
JP Morgan Chase, Goldman Sachs, Merrill Lynch y el tan experimentado HSBC;
junto a industrias de defensa estadounidenses y europeas como Lockheed,
General Electric, General Dynamics, United Technologies, Boeing, Halliburton y
British Aerospace; operando mancomunadamente con las potenciadas
estructuras del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y agencias
gubernamentales como la National
Security Agency, la CIA,
y los ministerios de defensa y del tesoro estadounidense, algún representante
del Estado Argentina (para guardar las formas), entre muchos otros, para
“administrar” — en bien de la “humanidad” y de “esos tontos argentinos”
que no saben cómo ordenar sus propias vidas, se entiende— nuestros valiosos y
casi infinitos recursos.
Todo
obedeciendo a una certera y muy experimentada planificación emanada desde los
centros de poder con sus “bancos de cerebros”, notablemente, los think tanks del Council
on Foreign Relations (Nueva York), Royal
Institute of International Affairs y Tavistock
Institute (Londres) y la Trilateral
Commission, entre otros.
Sería,
por ejemplo, una concesión similar a las de las autopistas y aeropuertos pero
de una dimensión infinitamente más vasta y ya no por 20 o 30 años, sino por
100 o 200 años, y para entonces ya el Gobierno Mundial estará firmemente
atrincherado si se cumple su planificación y reingenierización del planeta
entero. Probablemente no se llegue
a arriar la bandera argentina, por la sencilla razón de que ello sería
deschavarse en forma demasiado abierta.
A cambio, nos condonarán un 30, 40 – incluso un 50 - por ciento de
nuestra “deuda pública” y permitirán que la “Argentina residual” pague
lo que quede de alguna manera un poco más cómoda.
El alivio financiero y económico se sentirá rápidamente en Buenos
Aires, Córdoba y Rosario; ¡hasta pueden llegar a levantar el corralito!
Pero la Argentina habrá dejado de ser una Nación íntegra.
Aparte,
esta gente poco cree en las banderas, ya que ellos mismos quizás no tengan
ninguna bandera para izar en reemplazo de la argentina por cuanto estamos
hablando de una entidad supranacional carente de Patria.
Lo que sí seguramente veremos surgir es el logotipo de Patagonia, Inc., que será
diseñado por marketineros de primer
nivel de las agencias publicitarias de Madison Avenue en Nueva York o Fleet
Street en Londres, que darán a esa nueva Compañía una imagen agradable y
aceptable, al estilo McDonalds, Benetton o Coca-Cola...
Siempre “focalizados en el cliente”, ya que el concepto de ciudadano
será superfluo.
¿Veremos
entonces a la ignorante – si no algo peor – corporación de los políticos
que hoy siguen ocupando y usurpando el Estado acordar un nuevo “megacanje”
(o debiéramos decir un “recontramegacanje”), esta vez a favor de ese futuro
joint-venture supranacional de Patagonia,
Inc? ¿Tendrá esa nueva entelequia del nuevo orden mundial su sede
corporativa en algún rascacielos de Nueva York o logia de Londres?
Los
argentinos ya han sido víctimas del eufemístico “corralito”
—porque en verdad se trata de una “confiscación”—: hoy se han quedado
con nuestro dinero; mañana, si seguimos por el camino que llevamos, se quedarán
con la escritura de nuestras casas, pues el territorio sobre el que estamos
asentados y el Estado que avala esas escrituras pasarán a manos de algún mega-joint-venture
transnacional. Cuando queramos realizar algún trámite o vender nuestra
propiedad, ¿habrá entonces que ir a hacer cola en su head
office en Nueva York? ¿Nos atenderán?
¿Nos dejarán disponer de nuestras propiedades o se repetirá lo de los
bancos hoy? Piénselo. No se quede dormido. Todavía hay tiempo para reaccionar
y hacer algo al respecto.
Como
corolario de lo que decimos, resulta muy sugestiva una noticia publicada en el
diario “El Cronista Comercial”[12] de Buenos Aires en
primera página bajo el título “Un lobista de Duhalde sugiere canjear deuda
por tierra pública”. Nos
enteramos que el estadounidense Norman
Bailey,[13]
asesor externo de Duhalde y quien le organizara su viaje a Washington en
Agosto 2001 se reunió con el presidente a principios de Marzo y le entregó un
informe “desplegando algunas de las
propuestas que despertaron el interés presidencial. Entre ellas figuran como tratar con los organismos
internacionales, además de cuestiones sobre seguridad [e inteligencia].
En cuanto a la deuda pública, el mensaje de Bailey es que puede
utilizarse como catalizador de inversiones las tierras fiscales....En la
Argentina no quedan muchos activos por vender, pero aun se pude armar un esquema
de canje de deuda usando tierras fiscales y activos provinciales, explicó
Bailey a El Cronista. La extensión
de las tierras fiscales – propiedad del Gobierno – sin uso supera el tamaño
de Italia.....el Gobierno podría establecer una Corporación Nacional de
Desarrollo capitalizada con esas tierras públicas....La Corporación canjearía
esos activos por bonos de deuda presentados por inversores interesados, que podrían
destinarlos a usos industriales, agrícolas e inmobiliarios”[14]
Por
otra parte y gracias a la alerta lanzada por la periodista santacruceña Liliana
Venanzi desde su programa en Radio 21 de Caleta Olivia, Santa Cruz, y
a través de un mensaje por el correo electrónico bajo el título “SOS
Patagonia”, nos enteramos que la consultora empresaria Jorge Giacobbe
& Asociados de Buenos Aires realiza una encuesta en la provincia de
Chubut por cuenta y orden de una supuesta “empresa
privada europea que desea conocer si los argentinos están realmente dispuestos
a cumplir sus compromisos y la seguridad jurídica y política que le ofrece
cada una de las provincias en las cuales piensa realizar una importante inversión”,
manteniendo el “secreto
comercial y profesional” respecto de la entidad de tal empresa.
Según
indica Liliana Venanzi y luego corrobora Juan Gabriel Labaké
en su informe sobre la entrevista que mantuvo el 15-Abr-02 con Jorge Giacobbe,
titular de dicha consultora, el tenor de algunas preguntas de dicha encuesta
apuntan a que tal “empresa privada” o bien no existe y se trata en realidad
de algún ente o agencia del nuevo orden mundial como el FMI, el Banco Mundial,
la CIA, el Mossad o el MI6; o quizás algun gobierno exttranjero; o sino de
alguna empresa que actúa por cuenta y orden de tales instancias.
Decimos
esto por cuanto algunas preguntas son claramente de índole geopolítica y poco
o nada tienen que ver con objetivos comerciales.
Demos algunos ejemplos de las preguntas[15]
que integran dicho cuestionario:
·
Pregunta 12: “¿Estaría
de acuerdo con que la Argentina entregue los derechos sobre sus territorios en
la Antártida para cancelar totalmente la deuda externa del país?”
(Comentario: El Tratado Antártico de 1961 renovado en 1991, superpone el sector Antártico argentino con el chileno y el británico. En 2001, el “gobierno” de De la Rúa levantó la mitad de nuestras pocas bases en el continente blanco “por razones presupuestarias”).
·
Pregunta 14: “¿Estaría
de acuerdo con ceder territorios fiscales en Chubut para cancelar la deuda pública
provincial?”
(Comentario: esto se ensambla a la perfección con la propuesta del asesor de Duhalde, el estadounidense Norman Bailey).
·
Pregunta 15: “¿Estaría
de acuerdo en la unificación de Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del
Fuego en una sola provincia o región?”
(Comentario: paso importante hacia la creación de una
nueva y única jurisdicción patagónica. Preguntamos:
¿Será su futura capital Viedma, según prepararon y sueñan los alfonsinistas?
¿Será el relieve mediático que beneficia al gobernador Kirschner un
ejercicio de posicionamiento del futuro gobernador o incluso presidente de
Patagonia?)
·
Pregunta 16: “¿Cuál es
su posición respecto de la propuesta de que Argentina sea administrada económicamente
por un funcionario del FMI o de algún otro organismo internacional?”
(Comentario: ensambla a la perfección con las
propuestas de Rudiger Dornbusch, Anne Krüger y Paul O’Neill, entre muchos
otros).
·
Pregunta 17: “Debido a la
situación de crisis que vive la Argentina, ¿desea irse del país?”
(Comentario: es sabido que cuando se toma posesión de
una propiedad, se la quiere “libre de intrusos”, o al menos lo más libre de
“intrusos” posible....).
---------------------------
Innegablemente,
nuestra Argentina pasa por un momento de graves peligros. Hoy, más que nunca, se necesita de una dirigencia lúcida,
valiente y decidida para defender el patrimonio nacional.
Hoy más que nunca urge desplazar a lo usurpadores que han copado el
Estado en el Ejecutivo, Legislativo y en la Justicia, y que operan a favor de
los intereses del nuevo orden mundial a nivel nacional, provincial y – en
algunos casos – municipal.
Claramente,
la única opción consiste en restaurar del Estado Soberano para que – como
dice el Martín Fierro - de una vez por todas “venga
a estas tierras un gaucho a mandar!”.
Urge la fundación de la Segunda República Argentina.
Buenos Aires, 21-Abril-2002
·
© Adrian
Salbuchi, Córdoba y Buenos Aires, 2000, 2001 y 2002
·
Permitida
su reproducción parcial y/o total si se cita la fuente en forma detallada.
·
En
Córdoba: 27
de Abril 564, 8º “D” – Cordoba – (0351) 422-3102 – Juan Carlos
Tresoldi – Susana Caviglia.
·
En
Buenos Aires:
Marcelo T. De Alvear 1354, 10º piso, Buenos Aires – (011)4814-4440 o
15-5339-7481 – asalbuchi@infovia.com.ar
Página Internet: www.crear.unlugar.com
[1] Ver página Web de la British East India Company en http://www.theeastindiacompany.com El resaltado es nuestro.
[2] Estas antiguas raíces históricas, que siempre han tenido aroma a
droga y, luego, petroleo, quizás ayuden a comprender las acciones políticas
y militares angloestadounidenses en Afghanistán en 2001/2002 (siendo que se
trata del principal productor mundial de opio) y en Serbia en 1999 (siendo
que Serbia era el principal centro de narcolavado en Europa Central y puente
entre oriente y occidente, uno de cuyos agentes se llamaba Milosevich).
Resulta notable un análisis realizado por el semanario The
Economist de Londres recogido por el diario La
Nación de Buenos Aires del 06-Abr-02 que, refiriéndose al precio del
opio que en pocos meses trepó de u$s 450 el kilo a u$s 900 el kilo, dice
que “el precio empezó a trepar
cuando los talibanes pusieron fin al cultivo de la adormidera en Afganistán.
Tras los bombardeos norteamericanos y la caída de los talibanes, los
campesinos afganos se disponen a reanudarlo: es su cultivo rentable. En el resto de la región, los productores de opio quieren
comercializar su producto [opio] antes de que la nueva oferta afgana lo
abarate.” ¡¡Notable!! Uno puede preguntarse si una de las razones de la
espantosa guerra contra Afganistán no fue para desplazar a esos malos
talibanes – ¡terroristas ellos! – que prohibieron el opio.
Gracias a las bombas norteamericanas, ahora volvimos al “business
as usual”. El HSBC, el
CitiCorp y la Dinastía Bush muy agradecidos....
[3] “The Economist” es el vocero oficioso del Royal Institute of International Affairs de Londres y de la Trilateral
Commission, uno de cuyos miembros – Bill Emmott – es director
ejecutivo del prestigioso semanario londinense.
[4] Hasta hace pocos meses, la Enron
Corporation era la séptima mayor empresa estadounidense, según el
ranking de las Fortune 500. A raíz
de dudosos negocios y de una contabilidad aún más dudosa que involucra a
una de las auditoras gigantes - Arthur Andersen y su brazo consultor,
Andersen Consulting -, una fusión prevista con Dynergy, Inc., por casi
10.000 millones de dólares fracasó sorpresivamente, lanzando a Enron hacia
el colapso. Sus acciones que se cotizaban a principios de 2001 en la Bolsa
de Nueva York en casi U$S 90 cada una, hoy valen apenas U$S 0,80.
Evidentemente, aquí tenemos otro ejemplo del “colapso controlado
del sistema financiero planetario” promovido desde el Council on Foreign Relations del que venimos hablando
reiteradamente. Hoy Enron
se halla en concurso preventivo de acreedores y conforma uno de los tantos
escándalos que afecta al sistema financiero y bursátil del mundo
industrial. También Arthur
Andersen, acusada formalmente por la Justicia estadounidense de haber
destruido toneladas de documentación y evidencia, se considera que
desaparecerá muy rápidamente.
Interesante resulta señalar que el Chairman y
CEO de Enron, el Sr. Kenneth Lay es íntimo del entorno Bush y miembro de la
poderosa Trilateral Commission, al igual que otros importantes miembros del
directorio de Enron.
[5]
Ver “The Economist”, artículo Economics
focus: When countries go bust, 08-Dic-01, pág. 68, sección “Finance
and Economics”. El
artículo lleva como subtítulo “Argentina
demuestra que existe la necesidad de introducir un procedimiento para
administrar la quiebra de Estados soberanos”. Entre otros conceptos que preanuncia, dice el artículo
que “Si se crea un mecanismo de
bancarrota bajo auspicios del FMI, ello requerirá cambios en el estatuto
del Fondo y quizás cambios en las leyes de todos sus países miembros”.
El artículo señala que mientras que empresas en quiebra como Enron
tienen un marco legal dentro del cual promover
el concurso preventivo, luego la bancarrota hasta llegar a la disolución
como organización económica, “la
Argentina no tiene semejante marco jurídico que la proteja”.
La subdirectora ejecutiva del FMI, Anne Krueger (miembro del CFR), “recientemente
sugirió que un país cuyas deudas fueran realmente insostenibles, debiera
poder contar con un mecanismo para restructurarla en forma similar a la
manera en que las empresas pueden declararse en quiebra”. Otro
concepto enfatizado por The
Economist consiste en la necesidad
de “asegurar que un país deudor esté
negociando de buena fe y promoviendo en la práctica políticas económicas
sensatas”. Preguntamos nosotros: ¿quiénes determinarán cuándo y por
cuáles causas un país puede dejar de obrar de “buena fe”? ¿Veremos pronto como defender el Interés Nacional será un
claro indicio de que un país no está obrando de “buena fe”?
[6] Señalamos que Dornbüsch es columnista de la prestigiosa revista
financiera estadounidense “Business Week”, profesor de economía en el
Massachussets Institute of Technology (MIT), y miembro del Council on
Foreign Relations.
[7] Para más detalles, ver del autor “El Cerebro del Mundo: la cara
oculta de la Globalización” (Ediciones del Copista, Córdoba, 3ra. Ed.,
2001, 444 pags.)
[8] Esta ley está “cajoneada” pero no muerta. Complementa esta gradual estrategia de posicionar la “nueva
capital”, el hecho de que la Constitución de 1994 haya transformado a la
Ciudad de Buenos Aires en “ciudad autónoma”, lo que posiciona una
eventual fractura territorial que retenga a Buenos Aires como capital de una
Argentina empequeñecida con una frontera sur en los Ríos Colorado y Negro,
y una “República Patagónica” al sur – sea incorporando territorio
chileno o sin él – con su capital en Viedma.
[9] Theodor Herzl, fundador del movimiento nacional sionista, en su obra
“Ein Judenstaat” publicado en 1896 propone precisamente esto en un capítulo
que habla del nuevo estado a fundarse y que lleva el sugestivo título de
“¿Palestina o Argentina?”. Ver
del autor “El Cerebro del Mundo....”
[10] Ver “El Cronista Comercial”, Buenos Aires, 18-Mar-02, pag. 12.
La posibilidad de que fuertes contingentes poblacionales de
ciudadanos israelíes capacitados, de alto nivel educacional y cultural sean
trasladados en forma masiva a la Patagonia representaría una solución
estructural a su situación crecientemente insostenible del Estado de Israel
en Palestina, dada la violencia, muerte y represión que existe en ese
territorio. La Patagonia,
según los centros de planeamiento del nuevo orden mundial, fácilmente podría
absorber varios millones de civiles israelíes, con lo que el Estado de
Israel quedaría compuesto – durante algunas décadas al menos - por
fuertes contingentes militarizados y con espíritu de colonos – el
colonialismo sionista sobre Palestina – que podría entonces mantener su
hegemonía en Medio Oriente de la mano del Imperio estadounidense y a sangre
y fuego, todo dentro del paradigma militarizado de la actual “guerra
contra el terrorismo” promovida por Estados Unidos y sus principales
aliados a nivel mundial. No olvidemos que el planeamiento estratégico a largo plazo
es, precisamente, eso: a largo plazo,
o sea puede abarcar siglos enteros, por más que los argentinos nos
hayamos acostumbrado a pensar y planificar en términos de un par de años a
lo sumo…
[11] Hablando del World trade Center donde tenían oficinas JP Morgan,
Merrill Lynch y otros grandes bancos, sería bueno saber qué cantidad de títulos
de la deuda externa argentina se destruyeron aquél fatídico 11 de
Septiembre, cuyos tenedores ya no podrán presentarlos al Estado Nacional.
¿Tendrá esto algo que ver con el “corralito” y la fuga de miles
de millones de dólares del país producido a los pocos meses?
¿Habrá habido alguna amplia maniobra para cobrar – ejecutar -
esos bonos antes que tener que admitir que sus tenedores los perdieron?
Todo es posible enla mente de los ingenieros financieros del sistema
actual...
[12] Ver “El Cronista Comercial”, Buenos Aires, 18-Mar-02, pags. 1, 12,
13 y 14
[13] Norman Bailey, es economista consultor y Profesor y Miembro de la
Potomac Foundation de Washington DC., un think tank dentro de la red que incluye al Council on Foreign Relation, la Trilateral
Commission y otras. Presidente
de Norman
A. Bailey, Inc. Ex-asistente
especial del presidente Ronald Reagan para asuntos economicos
internacionales y miembro de la National
Security Council (NSA) (ver del autor “El Cerebro del Mundo...” para
un a descripcion más amplia sobre la importancia clave de la NSA en la
estructura de poder estadounidense).
[14] Ver “El Cronista Comercial”, Buenos Aires, 18-Mar-02, pag. 13.
[15]
Esta información se halla disponible en www.juanlabake.com.
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