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Nilda Garré

1.         FORRO DE PLATINO 

   Correspondió por unanimidad de sufragios para la ex integrante de la Compañía de Monte Rosa Jiménez y actual Ministra de Defensa, Nilda Garré, compañera en aquellos avatares tucumanos de uno de los hijos del General Julio Alsogaray (golpista desde 28 de septiembre de 1951 en adelante), y sobrino de don Alvaro. Estos dos cabecillas del golpe de estado que destituyó al Presidente Arturo Illia en la fría tarde del 27 de junio de 1966.

   Apenas recibida de abogada en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad del Salvador en 1967, Nilda Garré logró, gracias a la María Delfina Borda, compañera de estudios y amiga íntima, acceder como Asesora Política del Ministerio del Interior, luego que se le tomara el juramento por los Estatutos de la Revolución Argentina por parte del flamante Ministro del Interior, el catolicísimo doctor Guillermo A. F. Borda, que había sido su profesor de Derecho Civil en aquella alta casa de altos estudios, y llamado por la prensa “hombre fuerte de los militares” y por otros “nacionanista”, autor, por otra parte, de las dos docenas de artículos que contiene la Ley 17.401 de Defensa Contra el Comunismo (ley hecha contra el comunismo pero que, desde luego, empezó con los obreros peronistas).

   Tan acreditados serían los méritos de Misia Nilda o el grado de su acomodo, que ingresó a la repartición con la categoría 24, que por entonces, era la más alta del escalafón, dado que estaba equiparada al cargo de Director Nacional. Esto hecho singular aconteció en tiempos en que la Presidencia de la Nación era detentada por el Teniente General Juan Carlos Onganía.

   El antecedente sería suficiente para que, al decir del Fiscal de la Nación y diputado Bonasso, doña Nilda no pueda ocupar de por vida ningún cargo público por “haber sido colaboracionista” de un gobierno que quebró el orden constitucional de un gobierno, aunque exiguo, de la “democacacracia” (subió con el 19% de los votos, más un 4% prestado, lo que hace un 23% sobre un total del 86,7% de los electores; más que Kirchner, con un 4% de los votos propios más un 19% prestados, pero sobre el 51% del padrón). O debería estar sujeta al Juez Supremo de la Nación, Horacio Vertbiski y sometida al juicio que le iniciaría Página/12, Boletín Oficial de la República y de los sabihondos pesquisantes del CELS.

   No se ha podido corroborar, dice Rodolfo Jorge Brieba que anduvo en esto, porque el Boletín Oficial no es claro, si Misia Nilda continuó ocupando este alto cargo hasta que fue electa como diputada por el Frente Justicialista de Liberación Nacional (el FRECILINA), con dos suelditos, en ocasión de la asunción a la presidencia del doctor Cámpora (es decir habría sobrevivido a Levingston y Lanusse, que no es poco, pero parece que así fue). Lo que implica que cuando asumió Perón y luego Isabel Martínez, ella estaba en su banca y no sabemos por quién votó cuando se trató, por ejemplo, el Operativo Independencia, ni sabemos de qué jugó en la destitución (24 de marzo de 1976) de este otro gobierno constitucional (con la inapreciable ayuda del Peronismo Renovador y del Peronismo Revolucionario donde militaba su hoy Presidente tomado de la mano de Cepernic, en aquellas magnas tenidas en Misiones).

   Tampoco sabemos cuándo pasó a la clandestinidad con el ERP o Montoneros, porque en algún momento y a partir del 11 de febrero de 1975 ya se sabía que estaba en el monte tucumano. ¿Seguiría cobrando los dos suelditos? No. Porque la indemnizaron después pagándole todo junto.

   Esta investigación surge porque se ha difundido la noticia de que doña Nilda goza de una jugosa jubilación pagadera por el Estado Nacional en Dólares (dicen que más de 4.000), a través de la Caja de la Policía Federal, lo cual es solamente posible, en virtud de leyes especiales, para los funcionarios que se hayan desempeñado en dependencias de la Presidencia de la Nación o del Ministerio del Interior

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