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LAS PRUEBAS DE LA INFAMIA
LAS TRAJO UNA REVISTA

   Esta fotografía es la que se muestra en la tapa de la revista Noticias, Nro. 1558, aparecida el 4 de noviembre de 2006 y repetida en su interior en una nota que cubre las pp. de 26 a 29. A su vez ella es una reproducción de la aparecida en la portada y de las pp. 8 y 9 del periódico Correo del Sur de Río Gallegos, el 7 de abril de 1982 y en la Opinión Austral de la misma fecha.

   El que aparece en primer plano luciendo su uniforme de combate es el entonces Comandante de la Brigada Mecanizada XI, con asiento en Río Gallegos, General de Brigada Oscar Enrique Guerrero. Detrás de él y contra lo que parece una pared, se puede observar al actual presidente Néstor Kirchner. Como en las notas del interior de ambos periódicos se citan a estos dos en una lista, más o menos larga, de personajes de “entidades representativas” de la comunidad de R. Gallegos, no se puede argüir una falsificación o truco fotográfico.

   Las comidillas que por este asunto hace la revista Noticias son de ellos y cualquiera puede leerlas, si así lo desea, en este ejemplar que es, como se ve, muy reciente. De mi parte sólo me interesa hacer una pregunta que, por supuesto no la hace la revista por desconocerla, y que muy escuetamente es la que sigue: ¿cuál es el eslabón escondido que une a estos dos personajes y por tal no aparece escrachado?

   Podría descolgarme aquí con una catilinaria historiográfica que verse sobre la vida de los dos sujetos. Sí, de esas enjundias que son capaces de hacer dormir a un megaterio afligido. Pero, a pesar de conocer la historieta, no lo haré, porque es muy sencilla la respuesta. El eslabón que no aparece en la fotografía se llama Martín Antonio Balza, ayer Jefe de Estado Mayor General de Menem, hoy Embajador en Colombia por Kirchner y mañana no sé qué puestito podrá morder en su papel de vinchuca: eternamente prendido al garrón sangrante del erario público.

   Dirá el lector con mucha razón: ¿qué tendrá que ver una cosa con la otra? Entonces paso a explicarle muy sucintamente.

   Si se toman al azar un centenar de personas y se les pregunta cuántas clases de gorilas conoce, seguramente responderán al unísono que una sola. Mas como yo los he conocido en vivo y en directo, luego los he padecido en carne propia y más tarde los he estudiado en un intento de comprenderlos o encontrar una razón de su ser, puedo asegurarles que hay por lo menos tres clases de gorilas bien diferenciados.

   Los primeros y genuinos gorilas, primates químicamente puros, son los de la Involución Libertadora de 1955, donde aparecen figuras como la del General Lonardi, el Mayor Guevara, etc. Los segundos son los que brotan en el golpe palaciego del 13 de noviembre de 1955 y se encarnan en el General Aramburu, donde aparecen figuras como la del Mayor Manuel H. Pomar con orden concreta de asesinar al General Lonardi si aparecía por la Casa Rosada, la amenaza de la Fuerza Aérea de bombardear nuevamente Buenos Aires y la Marina de reiniciar el bloqueo como el 16 de septiembre, si Lonardi y todos sus corifeos no abandonaban el poder (Marta Lonardi, Mi padre y la Revolución del 55, pág. 246, Ed. 1980 y Luis Ernesto Lonardi, Dios es justo). O la enhiesta figura del Coronel Desiderio Fernández Suárez autor de los fusilamientos de José León Suárez y el que, siendo Mayor, se paró sobre una mesa Círculo Militar y lanzó la consigna: “Hay que matar a Perón.”

   Esta de-generación cuadrumana haría sentir su acción deletérea hasta el Virreinato de Onganía. Sí, el Virrey que hizo una de las mayores purgas estalinistas de toda la historia del Ejército. Aunque se sabe que hubo algunos que jinetearon a dos aguas, así como el masón Busso que fue ministro del Interior de Lonardi y Aramburu, y el comunista y ex ácrata doctor Muñiz que no abandonó su cargo hasta no haber cumplido con su misión: entrega de la prensa, educación, cooperativas, etc. a los bolcheviques.

   La tercera generación de gorilas es la que surge muy lentamente en la década de los ’60 y que se inauguran, a nivel de protozoarios, con la chirinada de Azules y Colorados con el grado de mayores y capitanes. Resultando que éstos, casi unos recién llegados, fueron y son muchísimo más virulentos que sus predecesores de aquel 55 inaugural. Es decir, fueron más papistas que el Papa, o mejores que sus maestros.

   Integran la nueva mesnada tóxica los pertenecientes a quince promociones del Colegio  Militar de la Nación a saber: de la 73 (1942-1944) hasta la 88 (1953-1956). Es decir los que habían sido cadetes durante la hegemonía de Coronel Perón y luego en las dos Presidencias como General (Coronel Abelardo Figueroa, Promoción de Egresados del CMN 1870-2000, pp. 275 a 336, Ed. Edivérn, Bs. As. mayo de 20001), egresados durante ese período y al producirse el golpe de estado tendrían los grados de Subtenientes a Capitanes.

   Todos estos, cuya actuación y responsabilidades que les cupo en el golpe de 1955, fueron escasas o nulas; digamos los “cadetes” de Perón, fueron los que retomaron las banderas harapientas del gorilismo, que medio mundo pensaba muerto y sepultado, y furibundos las izaron al tope de los mástiles de la nación. Ellos que, en su gran mayoría, no combatieron en las jornadas de junio y septiembre de 1955, ni vieron morir camaradas e inocentes, resultaron muchísimo peores que sus predecesores.

   Son estos los que, con los grados de Coroneles y Generales, darían el golpe de estado contra doña Isabel Martínez de Perón el 24 de marzo de 1976. Y si no me creen miren lo que sigue, donde a cada nombre le he agregado la promoción a la que pertenece: Jorge Rafael Videla (Prom. 73); Harguindeguy (Prom. 74); Viola (Prom. 73); Vaquero (Prom. 75); Galtieri (Prom. 74); Mario B. Menéndez (Prom. 79); Luciano Menéndez (Prom. 74); Bignone (Prom. 76); Cesio (Prom. 74); Martín Antonio Balza (Prom. 85), para citar algunos, de los más conocidos por estar hoy en la picota.

   El General Oscar Enrique Guerrero pertenece a la Promoción 79 de las armas, es decir, pertenece a este segmento, es cordobés, tiene actualmente 77 años de edad y pasó a retiro el 31 de enero de 1984. En otras palabras: sobrevivió ocho meses más durante el gobierno del ácrata Raúl Alfonsín. Todo un milagro, pero no fue el único en esta tanda interminable. ¿Y dónde estuvo este ferviente luchador por las libertades mientras se había el juicio a las Juntas y funcionaba la CONADEP? Ocupando algún puesto y muy en silencio el corajudo.

   En el año 1963 el Capitán Guerrero se hace cargo de la Batería de Artillería del Colegio Militar en reemplazo del Capitán José Julio Mazzeo (de la Prom. 78 y después General de Brigada), destituido por haberse equivocado de color en Azules y Colorados. En el año anterior había llegado a esta subunidad el Teniente Martín Antonio Balza que inmediatamente ascendería a Teniente Primero.

   Así nace la amistad entre estos dos prohombres de la argentinidad. La admiración del uno por el otro era inocultable. Tampoco se andaban con remilgos para elogiarse en público y en privado. Tampoco en sus andanzas: en 1963 la Batería de Artillería resultó la subunidad más castigada del Colegio Militar con más de 2.500 días de arresto y después se pudo develar que ¡había batido el récord de toda la historia del Colegio Militar!

   En la Batería del Capitán Guerrero, era la única subunidad de todo el Instituto que cantaba la Marcha de la Libertad a toda hora, y mensualmente se rendía homenaje al General Lonardi, Dellepiane y otros como héroes caídos por la patria. Ni San Martín, ni Belgrano tenían tales recordatorios. El ejecutor de estas órdenes era el Teniente Primero Balza que sancionaba a los cadetes que no cantaban la marcha con energía (¡Martín, decí la verdad que hay mucha gente que te recuerda!).

   Observe el lector que en las remembranzas públicas que hace Balza, jamás nombra a Guerrero, siendo que fue Jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires en reemplazo del General Camps (Prom. 77). Y el resto de la gente, obnubilada por las correrías de Camps, ha hecho que Guerrero se oculte, cuando allí, si hubo responsabilidades, fueron compartidas, por cuanto Guerrero no introdujo ninguna modificación a la estructura ensamblada por su antecesor declarado reo de lesa patria, con las accesorias de destitución y baja a partir del 18 de septiembre de 1987.

   Sin embargo hemos visto el sainete montado recientemente contra Etchecolatz, siendo que éste era un subalterno de Guerreo. Y vemos a Guerreo en su departamento de Belgrano lo más pancho y orondo que no quiere hacer declaraciones. El mismo departamento donde lo visitaba Balza, su amigo, cuando era Jefe del Estado Mayor menemista, ¿te acuerdas de esta Oscar Enrique, no? Hay mucha gente que los vio: no niegues a tu amigo.

   De este puesto procezoico el General Galtieri lo nombró Comandante de la Brigada Mecanizada XI que se había creado en aquel entonces, lugar donde lo hemos encontrado gracias a esta revista y en estas circunstancias. Pero antes de partir, en 1983, fue mano derecha del General Cristino Nicolaides (Prom. 76) en su ardua tarea de desmalvinizar a la Nación. Por esta razón Balza ataca sistemáticamente a Nicolaides, pero omite, a la hora de dar nombres, a su amigo y ex Jefe de Batería, Oscar Enrique Guerrero.

   Entonces, ¿en qué quedamos Martín Antonio? Ayer gorila irredento, después menemista recalcitrante; ayer nene mimado de los Generales del Proceso, hoy denunciante crónico de ellos; ayer estuvo en la guerra contra la subversión, pero hoy dice que no vio nada y perdió la memoria; ayer el profesional amante de los reglamentos, hoy el que hizo quemar en Campo de Mayo a todos los reglamentos de la lucha antisubversiva.

   Si, Martín Antonio, el “héroe de Malvinas” que todavía no ha explicado como siendo Jefe del Grupo de Artillería 3 apareció en Malvinas ocupando el puesto que le correspondía al Grupo de Artillería 9 del Teniente Coronel Toccalino, pero con cañones del Grupo de Artillería 7 del Chaco. Explícanos esto Martín Antonio. Con esto sólo yo me daría por satisfecho, como lo estaría si nos cuentas por qué vos resultaste el héroe y no el Teniente Coronel Quevedo que gravemente enfermo  fue el Auténtico Héroe.

   Y para finalizar Martín Antonio: ¿por qué el eslabón perdido entre la cucaracha y el pulpo te mandó de embajador a Colombia? Porque te recuerdo que de allí venían las valijas de Southern Winds que, según cuentan, fueron cerca de 6.000. Y vos estabas allá, ¿o no? ¿No será una casualidad como la del contrabando de armas, que ignorabas que, entre otras pamplinas, se fletaron 18 cañones de 10 toneladas cada uno pero vos no viste nada?

   O como le dijiste a la prensa que vos no tenías nada que ver con Fabricaciones Militares, cuando el pase de Jefes y Oficiales a Fabricaciones Militares lo firma el Jefe del Estado Mayor y, desde luego, con tu anuencia. ¿O no es cierto esto Martín Antonio? Y Río Tercero, Balza, ¿qué tienes para contarnos de esto? Destruyeron una ciudad para ocultar las pruebas, y ¿quién había firmado el pase de los que estaban en Río Tercero, Martín Antonio? Y vos eras el Jefe del Estado Mayor General del Ejército, ¿o me equivoco?

   De manera que en Martín Antonio Balza, un sempiterno protegido por los generales del Proceso de quienes obtuvo dádivas toda su carrera, incluidos portentosos viajes al exterior, centramos tres amores muy disímiles: el General Guerrero (que hoy en día hace consignas para las marchas, como por ejemplo la del 5 de octubre: “No pidas perdón por haber defendido a tu patria”, ¿recuerdas esta Oscar Enrique? ¡Sí, cómo no te vas a acordar!), Menem (que es el causante de los peores daños inferidos a la Institución Ejército en toda su historia, con la invalorable ayuda de Balza), y el abogado de las petroleras Néstor Kirchner (a cargo de la persecución estalinista que aún no ha terminado). Guerrero, genuino representante del gorilismo que llevó a poner de rodillas a la Institución y a la Patria; Menem, el sirviente apóstata, cipayo y renegado, y Kirchner, intrínsecamente usurpador, fraudulento y canalla. Martín Antonio Balza, verdadera cucharada de mocos: dime con quién andas y te diré quién eres.

   Esta es una prueba más que Dios los cría y Democacacracia los junta. 

   P. Data: Hablando de cerdos no me puedo olvidar de uno overo atigrado. Ayer ví  un clip televisivo que se titula “15 años de clips”. Allí aparece el medio judío León Gieco. En ciertas partes del vídeo parece que lo están torturando los militares. Esto no puede ser verdad León. No. Porque vos en pleno proceso escribiste aquello de los Caballos Blancos. ¿Te acuerdas León? ¡Sí, tienes que acordarte! ¡Cómo no! Contale a la gente eso de los Caballos Blancos, ¿eh? Pero debes poner a Hebe de Bonafini a la derecha; a la Carlotto a la izquierda y a la Negra Sosa detrás. ¡Sería un gustazo León! Después te vas a la Sinagoga.

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