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¿SABÍA USTED ESTO?
¿QUIÉN ERA SALVADOR ALLENDE?

       

Quinta  Los Colorados del Monte, julio de 2006.

   A don Carlos Fernández

   Querido amigo; criollazo como el que más:

   No sabe usted la alegría que me dio su carta recibida por mí esta mañana, y acompañada más luego de una llamada telefónica. En verdad una sorpresa que espero se repita. Es que el tema que usted presenta tiene mucha tela para cortar, pero con una tijera grande como la que usan los sastres, y no con el alicate que apenas tengo yo.

   Quiere usted que trate el tema de esta Cumbre del Mercosur que se hizo en Córdoba, y lo que no sé es si tengo los dedos suficientes para tocar todas las cuerdas de semejante guitarrón. Haber si me entiende. Porque este bicho cuenta con tantas manijas que uno no sabe a cual de ellas asirse para empezar y, para colmo, algunas de éstas son falsas. De donde, si yo fuese persona de criterio, debería desecharlas sin más trámite.

   Pero mientras le confeccionaba esta respuesta, me encontré con el borrador de otra misiva que era para usted y no se la despaché de puro haragán no más. Así que mientras hago la otra le retransmito ésta, que usted juzgará con su elevado criterio.

   Resulta ser que hay un escritor chileno llamado Víctor Farías que ya es hombre de edad, que no quiere decir sea cenozoico, si no más bien que son muchos dientes los que lo han mordido. Don Víctor escribió un libro muy interesante titulado Salvador Allende: contra los judíos, los homosexuales y otros degenerados, con pie de imprenta fechada en Chile el 2 de mayo de 2005. No me diga usted que el título no es por demás enigmático.

   De este ejemplar he extraído para usted la parrafada que sigue:

   “Hace algunos años recibimos –dice el autor-, mi esposa y yo una hermosa invitación. Simón Wiesenthal, que sabía de mis libros sobre Heidegger y el nazismo, nos invitaba a una ceremonia en que el entonces canciller Kohl le iba a hacer entrega de la más alta orden que concede la República Federal de Alemania. La ceremonia fue grata y sobria, pero lo que me sorprendió fue que al ir a saludarlo Wiesenthal me dijo: “Gracias, pero quisiera verlo mañana de todas maneras.” Al día siguiente tuve una de las más interesantes  conversaciones que me ha regalado la vida (…) 

   Hacia el final –sigue diciendo don Víctor-, me detuvo tomándome del brazo y me dijo: “Mire, una de las cosas más importante que tenía para preguntarle es la siguiente”, y me la espetó sin embages: “¿Quién era realmente Salvador Allende?” Le contesté bromeando, como acostumbramos los chilenos: “¡Don Simón, pero si eso ha salido en todos los periódicos!” “No - me replicó-. Se trata de una historia muy lamentable y que me cuesta aceptar.” (…)

   Como los caminos largos empiezan por el primer paso, al cabo de aventuradas búsquedas y desplazamientos in situ, encontré en los polvorientos archivos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile la memoria escrita y presentada por Salvador Allende en 1933 para graduarse de médico cirujano. La sorpresa fue gigantesca y me dejó buen tiempo sin dormir.

   Allende afirmaba en su tesis que la delincuencia es de origen genético y que delincuentes, como por ejemplo los homosexuales, deben ser tratados quirúrgicamente para ser recuperados. Para “convertirlos en seres morales” sería conveniente abrirles huecos en el vientre con objeto de introducirles trozos de testículos. También daría “resultados maravillosos” usar rayos para extirparles el timo a los encarcelados. De esta forma los homosexuales podrían recuperar la moralidad.

   Peor aún: también esta tesis titulada Higiene mental y delincuencia, afirmaba que la raza es una causa de conductas delictivas constantes: los judíos, afirmaba Allende, están genéticamente predeterminados a delitos como falsedad, la usura, la mentira. (…)

   El escrito desparrama más sorpresas. Una de ellas me resultó inolvidable: Allende afirma que, aunque los revolucionarios  son seres aparentemente normales, se trata, en realidad, de enfermos mentales muy peligrosos que pueden inducir a los pueblos a revoluciones que él califica de “delito colectivo”.

   Si hay algo que caracteriza al ser humano son los errores de la juventud. Por eso quise creer, en primera instancia, que esta tesis constituía algo así como un escrito tragicómico. Pero la vida es muy terca, y a veces la juventud constituye el inicio de cosas aún peores, si cabe. Al acceder al poder en Chile el gobierno del Frente Popular, Allende ocupó la cartera del Ministerio de Salubridad y lanzó un inaudito proyecto legislativo con medidas de carácter eugenésico. Dicho proyecto legislativo no alcanzó a llegar al Parlamento. Pero Allende sí llegaría, bastantes años después, a la Presidencia de Chile, a este país que tiene absoluto derecho a conocer la verdad histórica.” 

   Hasta acá don Carlos la cosecha de pluma ajena. ¿Y, qué me dice usted que se las anda tirando de que se las sabe todas? Bueno, lo que le digo yo es que quedé tan perplejo por esto que tuve que ir a una curandera para que me reanime con cataplasmas de hojas de palán-palán. Así de grande es este asunto. Repuesto que fui al servicio díme a escribirle a doña Michelle para que con un grupo de sucioylistos le haga prender fuego al Archivo de la Facultad de Medicina y sanseacabó. Ellos son expertos, como sus hermanos liberales, en quemar archivos, birlar documentos, tomar declaraciones falsas, mientras se fusilan un tipo de vez en cuando. No es posible que unos papeluchos mugrientos vengan a empañar la vida de un mártir como Salvador Allende, honra y gloria de las Provincias Unidas de Norteamérica del Sur. ¡Por favor!

   Mas lo interesante del caso que refiere don Farías (a quien nadie ha rebatido hasta ahora), es que en 1934, don Salvador médico, ya era masón y lo fue hasta que se lo llevaron al horno de la Gehená donde todavía debe estar ardiendo y los dientes rechinando. Se hizo amigo de Lonardi, agregado militar de Justo y Saavedra Lamas, y en 1938 los engancharon los tiras haciendo complot contra el Presidente Alessandri en un cafetín en los arrabales de Santiago. Los metieron en un calabozo. ¡Cómo se mete presa a la Libertad! Por eso a la policía que cumple con su deber se la llama “maldita policía”. ¡Tienen razón!

   El otro dato interesante de don Allende es que era medio judío. Idéntico caso al del Che Guevara (por eso fue Ministro de Agricultura de su paisano Jacobo Arbenz, hoy todo un héroe). Por parte de su madre era la cosa. Porque don Salvador era Allende Gossens. Su madre era Rebeca Gossens. Hija de un judío askhenazim. Y traigo esto a colación don Carlos por lo que dice don Salvador de los judíos. Ni yo me atrevería a decir semejantes cosas de los hebreos. Pero tampoco se lo voy a discutir. Pero, ¡qué va a decir la D.A.I.A! Y la A.M.I.A, ¡ni le cuento! ¡Memoria, pido un cacho de Memoria por favor!

   Y el Cardenal Bergagoglio, ¿les irá a pedir perdón por las dudas? ¡Está bien si lo hace!

   Que Nuestro Salvador Jesucristo y su Santa Madre lo cuiden y protejan mi amigo.

                                                                                                                           JUAN

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