CIUDADANOS ALERTA

   

INICIO

ÍNDICE

MEMORIA

OPINE

NOTICIAS

MAPA DEL SITIO

SOBRE EL SOCIALISMO  
EN LA ARGENTINA
       

Quinta Los Colorados del Monte, octubre de 2006.

      A don CARLOS FERNANDEZ 

   Mi querido amigo y distinguido compatriota: 

   Espero que al recibir esta haya usted mejorado de sus achaques que me cuenta. Dios ha de querer que así sea. Porque El, en su bondad infinita, cuida de todas sus ovejas, incluidas las descarriadas, y las protege pidiéndoles muy poco. Y si no cree, fíjese en mí que todavía sigo vivo, aunque algunos se esforzaron para que no.

   Sabrá don Carlos que para mis usos diarios tengo diversa medicina, la cual me es recetada por mi curandera de cabecera que vive en el barrio La Feria. Son todos yuyos que crecen  a la vera del arroyo y se recogen de a manojos. Pero hay algunos que me caen muy bien, y antes otros muy mal. Por lo que últimamente le ando haciendo corvetas a los potingues. Pendiendo sobre mi mollera la amenaza de mi médica, que dijo me va a denunciar a mí y a la curandera, porque ésta deshace lo que ella con paciencia construye. No sé, mire.

   No va, mi buen amigo, que estando yo entre los decires de estas dos mujeres y el seso revuelto como un puñado de lombrices bravas, vengo a descubrir algo que se lo transmito a continuación. Para dormir, por ejemplo, en lugar del tilo y la manzanilla, leo las Poesías de Mitre y entro en un sueño parecido al como tres, por lo que hay que tener cuidado en la dosificación. En cambio para combatir la constipación intestinal leo Yo y el cosmos de Ernesto Sábato: más con precaución porque se puede terminar en disentería. Cuando ando nervioso me leo unos versos de Neruda y quedo como un afectado de epilepsia, por lo que le recomiendo no pasarse en la cuantía. Y para vomitar no he encontrado nada mejor que leer el Facundo de Sarmiento: el efecto es instantáneo, pero cuidado que le pueden salir las tripas por la boca y alguna otra achura de yapa.

   Así sigue esta cosa extraña, pero fenomenal. Pero cuando me quiero reír a rajacincha me pongo a leer la historia de los socialistas argentinos y del socialismo vernáculo. Pero aquí también le aconsejo se ande con pie de plomo para que no se desjarreten las carretillas.

   ¿Sabía usted, por ejemplo, que don Federico Pinedo, tenido en los manuales por ultraliberal y conservador, inició su larga vida política en el socialismo? Sí, el doctor Federico Pinedo, Ministro de Economía del presidente Justo en la Década Infame, el mismo que acompañó al vicepresidente Julito Roca en su viaje a Incalaperra para firmar el tratado Roca-Runciman que, cuando se hizo ley, José Luis Torres y los fascistas de F.O.R.J.A. le dieron por  nombre Estatuto Legal del Coloniaje

   Sí, fue así aunque usted no lo crea. Federico Pinedo era hijo de Federico Pinedo (1855-1928) y nieto de Federico Pinedo (1822-1872), ambos masones y él también lo fue porque, aparte de ser todos Federicos, se ve que lo otro era una tradición familiar. Y a pesar de que su abuelo y su padre fueron vinchucas del erario público, casi todos están contestes en que este Federico descendía de una familia patricia y acomodada.

   Mas hete aquí que siento adolescente y calavera azotacalles, vino un día a conocer a don Alfredo L. Palacios en un tabuco y, como este prócer era muy amigo de Juan B. Justo, se lo presentó. Y Federico quedó tan prendado de esta personalidad, que ahí nomás se hizo socialista, afiliándose en el fermentario que tuvo más a mano. Entonces trocó el frac cortado en Saville Row of England, que le habían regalado sus papás para que fuera al Jockey Club, por la blusa obrera que había traído de Europa don Juan B. Justo para uniformar a los obreros de este desgalichado Virreinato del Río de la Plata.

   Así inició su carrera este enfant terrible, para escándalo de los círculos franceses e ingleses que él, en otrora, solía frecuentar. Mas resultó que aquella blusa obrera, llamada por los panaderos italianos, garibaldina, los obreros argentinos no se la querían poner. Y menos cuando se enteraron que todos los panaderos italianos eran cornudos. De brutos y supersticiosos, temían nuestros cabecitas que se les pegara la cualidad.

   Y le cuento esto don Carlos, porque desde un principio el Partido Socialista usó la blusa clásica del obrero europeo, e ignoraba la bombacha y la camiseta de nuestros criollos. Porque aquel era un socialismo, tal cual fue el liberalismo, de transplante, que sólo prendió en los obreros inmigrantes de la ciudad portuaria y, que tendría por naturaleza, la incomprensión de los verdaderos problemas e inquietudes de las masas trabajadoras argentinas. Y el cabecita negra, o chinito si usted prefiere, no quería ser carnudo ni que le cambien de collar: quería dejar de ser perro, que es diferente.

   El Socialismo, como partido urbano, es paralelo al sindicalismo de los obreros calificados, vinculados a los servicios públicos del capital extranjero o a las precarias formas industriales que toleraba la economía colonial de aquel Virreinato. Mire vea don Carlos, para fijar ideas: como el Cogote Bonasso, que de día era Jefe de la Publicidad de la General Motors y de noche era metebombas sin abuela. Y no permaneció allí porque la General Motors se le fue, que si no seguía como Pancho por su casa y hoy sería Gerente.

   Esta es la causa por la que el Socialismo no existió ni existe en el medio rural. Encontrar un socialista dogmático en el campo es como encontrar un puto comecolchón: que digo no los haya; sólo digo que es tan difícil de encontrar, como hacer gárgaras con dulce de leche. En cambio en las ciudades el mozalbete se hace socialista, mas como esto le queda chico se vuelve comunista; cuando al poco tiempo repara que es un alfeñique y deviene en puto sotreta y comechingón. Y si no me cree mire lo que le pasó a don Telerman. El pasó por todo el escalafón y ahora es capísimo de una banda bien armada.

   Sigo. Solamente existieron y existen algunos atisbos socialistas entre los chacareros, casi todos gringos. Ellos proponen soluciones agrarias comunes con el pensamiento de la burguesía liberal y destinada, únicamente, a incrementar la producción dentro del Régimen Perverso. Por allí aparece un verde desleído de cooperativismo, más parecido al Ejército de Salvación que a una fuerza socialista.

   También es esta la causa por la que en la votocracia nunca pasaron del 5%, cuando les fue bien, y cuando les fue mal, como en la época del Tirano Prófugo, no llegaban al 1%. Sin embargo cuando se juntan 50 parece que fueran 50 mil, y la prensocracia nunca toma a la “manifestación” desde arriba, la toma siempre de abajo, para que no se note que son una manga de pelagatos muertos de hambre.

   El socialismo ha ignorado siempre a las grandes masas argentinas pauperizadas y los problemas del peonaje le son tan extraños como la alpargata y la bombacha bataraza que desprecian. Para ellas no hay soluciones socialistas, sino pedagógicas. De donde resulta que el Tirano Sangriento no le robó los obreros al Socialismo, como decía Gilardi, mi profesor de Educación Democrática, porque nunca los tuvo. Y este cuento es como el del oro que Perón encontró en los pasillos del Banco Central y que minusválidos como García Hamilton todavía andan repitiendo. No cuentan que eran papeles con obligaciones a pagar  e Incalaperra había decretado la inconvertibilidad de la libra. No. Eso no se debe decir. Pero tome usted don Carlos una buena pila de diarios, grande, morrocotuda, y ese era el oro que había en el Banco Central, que primero hubo que nacionalizar.

   Este Socialismo es que defendió la moneda fuerte como los liberales en tiempos de Irigoyen, y para ello basta recordar la campaña socialista contra el cierre de la Caja de Conversión establecida por el Peludo. Era la moneda fuerte que solamente podía usar cierta gente, cuando en París se tiraba manteca al techo, y se llamaba saldos exportables a los faltantes del consumo popular. Tal cual ocurre hoy con un gobierno que se dice de izquierda y que tiene en su stock de personal un 90% de menemistas pervertidos y un 50% de procezoicos degenerados, que le van apareciendo de a uno. Es el Partido Socialista el que hasta 1928 se opuso a la creación de YPF, ¿o no fue así muchachos? Está en los Diarios de Sesiones, no lo van a poder borrar. Y se opusieron a que los ferrocarriles fueran del Estado, ¿eh? ¿Se acuerdan de esta otra?

   No me diga amigo mío que por esto se me puso a llorar. Mire que a esto se lo cuento para que se ría. No se me manque que todavía tengo hilo para largar.

   Lo de la moneda fuerte es la mejor monserga para impedir el desarrollo industrial de una nación. La depreciación controlada de la moneda es síntoma de salud en la economía. Lo dijo Keynes que la reina lo hizo Lord y Suecia le dio el Premio Nóbel porque salvó a la Incalaperra y a los EE. UU; y no como estos que no saben si llegan a fin de mes si no se roban algo. Pero, ¿por qué? Porque la depreciación de la moneda importa la liberación de los deudores, que es lo que necesita una nación para construir los capitales nacionales. E importa un tremendo daño para los rentistas y los capitales usurarios.

   Otra perversión liberal que siempre acompañaron los socialistas fue la defensa del costo de vida. ¿Cómo puede una persona, algunas hasta honestas que he conocido, tragarse semejante embuste? Pero como no pueden cohonestar con fundamentos socialistas su pasado tormentoso, los cohonestan criticando al Estado mal administrador. Solamente el Socialismo está capacitado para dirigir una economía de tipo intervencionista, por lo que el país deberá esperar a que el socialismo madure. Y si no, mire lo que están haciendo.

   Aquí lo dejo don Carlos. Que la Santa Madre de Dios, ante quien siempre se han quebrado mis rodillas, porque es Madre y es la Bandera de la Patria Amada, le de su bendición.

   NI YANQUIS NI MARXISTAS

                                                                  JUAN
                                                        Milico Resabiado

kkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkk

.
.