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DECLARACIÓN DE UN SACERDOTE POLACO 
QUE ABANDONÓ LA FRATERNIDAD SAN PÍO X*

   PBRO. RAFAEL TRYTEK

   Cracovia, 2 de febrero de 2006

   Desde hace casi medio siglo la vida cristiana permanece eclipsada bajo la propagación de errores y herejías modernistas que habían sido sometidas a la condenación secular e infalible de la Iglesia, tales como: 1) la libertad religiosa, que en esencia lleva a la aceptación del ateísmo del Estado; 2) el ecumenismo falsamente concebido —ora como equiparación de falsas doctrinas religiosas con la Única Verdadera Iglesia Católica, ora como reconocimiento de otras religiones, entre ellas hasta el judaísmo, el Islam y el paganismo, como medios conducentes a la salvación; 3) la concepción errónea de la Iglesia de Cristo no identificada exclusivamente con la Iglesia Católica, sino percibida como una entidad amplia que incluye a la Iglesia Católica, pero no se limita a ella; 4) la promoción de una religión sincretista mundial; 5) la adhesión a ideas masónicas como la propaganda de supuestos derechos “naturales” del hombre, que esencialmente se convierte en una expresión de antropocentrismo.

   ¡Es imposible que la Verdadera Iglesia de Cristo, Su Jerarquía —el Papa y los obispos aunados con él— puedan firmar esa apostasía! Quien quiera conservar y confesar la Fe Católica, debe reconocer que la institución que insistentemente trafica errores tan vergonzosos y los declara públicamente, no tiene nada en común con la verdadera Iglesia Católica, y que su conductor, actualmente José Ratzinger, no es para los católicos la autoridad legal, y tampoco posee sobre ellos poder jurisdiccional alguno. Esto significa que él no es verdadero Papa, Vicario de Cristo en la tierra, Sucesor de San Petro en el primado, sino únicamente un usurpador y un ocupador de la Sede Petrina, tal como sus predecesores modernistas que aceptaron, confirmaron, decretaron e introdujeron en la vida la enseñanza herética del llamado Concilio Vaticano Segundo. Porque en el caso contrario la Iglesia de Cristo resultaría falible, destructible y manchable, lo cual sería contrario a las promesas del Señor Jesús de que “las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mt. 16, 18). Por eso, tal como repudio la apostasía del modernismo, así también repudio la falsa respuesta al mismo que impone a sus sacerdotes y fieles la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX), cuyo miembro hasta hace poco fui.

  • 1) Repudio como subversiva y acatólica la afirmación de la FSSPX de que la Iglesia puede proponer la herejía, promulgar o poner en vida leyes obligatorias universales litúrgicas (Novas Ordo Missæ y nuevos ritos de sacramentos) y disciplinarias (p. ej. el Código de derecho canónico de 1983), las cuales contienen contradicciones, errores, herejías, o son enteramente inválidas, perjudiciales para la salvación de las almas y conducentes al protestantismo. Repudio asimismo la noción de que quepa someter a duda canonizaciones de santos efectuadas por la Iglesia.

  • 2) Repudio la falsa alternativa propuesta por la FSSPX —unidad o confesión de la Fe inalterada. La unidad de la Iglesia Católica se basa en la misma fe, los mismos sacramentos y la obediencia a un mismo Papa. No hay verdadera unidad allí donde no se da ni siquiera uno de dichos elementos. Tampoco se puede confesar la verdadera fe contra la unidad de la Iglesia.

  • 3) Repudio el sistema de la FSSPX, en el cual el reconocimiento del Papa es puramente ilusorio, en el cual el Papa apenas posee primado honorífico, y la única expresión perceptible de reconocimiento del primado papal es colgar ocasionalmente la efigie del actual ocupante de la Sede petrina —a quien la FSSPX erróneamente reconoce como Papa— en las sacristías de las capillas e iglesias de la Fraternidad. Sin embargo la autoridad “propia y legal” para la Fraternidad, que decide finalmente qué debe reconocer y qué debe rechazar el católico en la enseñanza “eclesiástica”, es el Superior General de la FSSPX. Por eso mismo en la Fraternidad se coloca su “autoridad” por encima de la “autoridad” de aquel a quien erróneamente se reconoce como verdadero Papa.

  • 4) Repudio como hipócrita la postura de la FSSPX de insistir en la conducción de un juego “en dos frentes”, de los cuales, en los efectos, el único real y al mismo tiempo el más perjudicial para las almas de los fieles, es el de proteger y legitimar a los culpables de la actual apostasía general asignándoles atributos de legalidad, y lo que es más, poder jurisdiccional sobre los católicos. Esa postura es el resultado de sustraerse a la obligación sagrada de transmitir todo el Depósito íntegro de la Fe Católica.

   Mi responsabilidad como católico es la confesión de la Fe Católica inalterada, la misma que fue practicada universalmente hasta la muerte del Santo Padre Pío XII. En especial como sacerdote convoco a todos los amantes de la Verdad a rechazar cualquier compromiso con los ocupantes modernistas y a unirse al combate común por la causa católica en nuestros corazones y en nuestra Patria. Esta lucha será ardua y desde el punto de vista humano podrá parecer desesperada, pero, ¡qué honor mayor que el de tomar parte en la lucha por el triunfo de la Iglesia Santa, que finalmente vencerá!

   Imploramos a la Reina de Polonia que no olvide a su nación en sus súplicas ante el trono del Rey celestial, y que nos obtenga fuerza para perseverar en la Verdad, en la verdadera santidad, y en el amor a Dios y al prójimo.

                                                                                  Pbro. Rafael Trytek

                                                                     Cracovia, en la Fiesta de la Candelaria.   

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