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MACCARONE AFIRMÓ QUE FUE
VÍCTIMA DE UNA EXTORCIÓN

Dice que "hirieron la calidad moral de su 
persona  y la autoridad correspondiente
"  
¿Son otros los culpables, y no él? 

   En una carta que dirigió a todos los obispos y que fue leída por el cardenal Jorge Bergoglio durante las sesiones de la Comisión Permanente del Episcopado, monseñor Juan Carlos Maccarone formula un pedido de perdón y denuncia “un proyecto de extorsión” con el que se aprovechaban de su “buena voluntad”.

   “Les debo muchas cosas”, dice Maccarone en su carta de siete párrafos. Son sus primeras palabras después de renunciar como obispo de Santiago del Estero al conocerse, mediante un video, que mantenía una relación íntima con un joven de 23 años.

   Desde el primer momento la Iglesia, tanto en Santiago como en Buenos Aires, consideró que Maccarone, más allá de su conducta personal, fue víctima de una maniobra de personas con poder económico y político en esa provincia a las que había enfrentado tenazmente.

   “Un acontecimiento preparado por intereses y tecnología que implicaban un proyecto de extorsión se aprovechó de mi buena voluntad y trajo como consecuencia herir la calidad moral de mi persona y la autoridad correspondiente”, dice el obispo en la carta al Episcopado.

   “Como a hermanos quiero decirles que, a pesar de este hecho, mi vida no fue una mentirosa apariencia. Obedecí siempre a la Iglesia desde mi vida de seminarista para realizar cosas que nunca imaginé para mi vida sacerdotal”, expresa Maccarone, al que la jerarquía eclesiástica le había expresado anteayer su respaldo y solidaridad.

   "Por obediencia acepté el Episcopado [su cargo de obispo] y los diversos destinos donde debí ejercerlo. Así también acepté sin discusión lo que los obispos me encomendaron para tareas extraordinarias", agrega en la nota, que está datada en Buenos Aires y lleva fecha del domingo último.

   El empleo del término "extraordinario" no parece casual: fuera de la acción pastoral ordinaria se suelen calificar en la Iglesia labores como las que se encomendaron a Maccarone en la Asamblea Constituyente de 1994, las que con otros obispos llevó adelante durante la crisis de fines de 2001 o la redacción de importantes documentos para los que fue elegido una y otra vez por el plenario. Precisamente por esa confianza especial que se le tuvo, "todo se me hace más doloroso y se transforma en un pedido fraterno de disculpa y perdón".

   "Siempre puse mi renuncia a disposición de la Santa Sede, que en esta ocasión aceptó", dice Maccarone. "Y aquí -añade- mi otra sensación o estado de ánimo, a raíz del doloroso momento que me toca vivir: de una gran liberación de la angustia que me ha provocado este acontecimiento."
Primeras palabras

   La carta es la primera comunicación personal del obispo renunciante con el colegio episcopal del que forma parte, la mayor parte del cual se enteró de la renuncia cuando en la mañana del viernes último la nunciatura apostólica dio cuenta de su aceptación.

   El modo en que monseñor Maccarone hace mención de ella parece sugerir claramente que en otras oportunidades la presentó; quizá cuando años atrás durante su gestión pastoral en Chascomús se lanzó una denuncia sobre presunto acoso sexual que no prosperó en los tribunales

   La mayoría de los obispos y los de la Comisión Permanente del Episcopado -unos veinte- están familiarizados con la prosa y el estilo de Maccarone, quien desde que se incorporó al cuerpo episcopal figuraba con frecuencia entre los obispos que en cada asamblea son votados para redactar el pronunciamiento final. Antes de eso, por su condición de teólogo reconocido y en su tiempo decano de la Facultad de Teología de la UCA, Maccarone era hombre de consulta de la Conferencia Episcopal.

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