EN BUSCA DE PALOMOS ENRAZADOS

Como localiza una pareja de palomos negros en Rincón de Ademuz.

Hay personas, que pese a estar en el anonimato, van caminando, kilómetro tras kilómetro, paso a paso, con coche o con moto, por cualquier medio, en busca de aquellos palomos que un día fueron la esencia de la actual paloma deportiva.

Entra de lleno en este apartado, un colombicultor valenciano, del Distrito Marítimo, joven, experto, luchador infatigable, y lleno de una sobredosis de buena voluntad para conseguir su objetivo. Objetivo que no es ni más ni menos que recuperar la raza de los palomos valencianos, los cruces y llegar a nuestros días para conseguir ese palomo ideal que añora todo aficionado. 

Paco Lineras Ponce, es esa persona inquieta, colombicultor ciento por ciento.  Le hacemos la entrevista junto a su distinguida esposa, que le acompaña en todas sus correrías por pueblos valencianos.

Le preguntamos:

¿Cuántos kilómetros ha recorrido para conseguir una investigación?

El gran esfuerzo realizado para recuperar parte de nuestras raíces de colombicultura no está siendo nada fácil, ya que solamente desde el mes de marzo del año pasado hasta ahora, he tenido que hacer cerca de 30.000 Km. buscando información dentro de la Comunidad Valenciana. Pues los documentos antiguos no ha sido tarea fácil encontrarlos por que se ha escrito muy poco sobre colombicultura. Pero a pesar de mi esfuerzo y empeño, he podido reunir lo suficiente para sacar conclusiones de mucho valor para nuestra afición.

¿Ha visitado los pueblos de montaña para conseguir estos palomos?

Pues si encontrar papel ha sido difícil y costoso, más lo ha sido encontrar palomos enrazados de antiguo en nuestra comunidad.

De hecho para encontrar los palomos y satisfacer mi empeño, he tenido que recurrir a los pueblos y aldeas cercanas a Valencia y dentro de ella en donde no ha llegado el deporte de la suelta y con mucho empeño y constancia he logrado encontrar ejemplares de palomos aislados criados desde hace años por gentes que por lo general los tenían para reproducción, y más tarde comérselos. Estas gentes sentían un cierto cariño por la cría y tenencia de estos palomos buchos, aunque por desgracia en muchos sitios donde he estado muchos palomos se habían vendido para el tiro pichón junto con zuritas, ya que los que los poseían, no los han dedicado al deporte de la suelta, porque en sus pueblos desconocen la práctica o no ha llegado nuestro deporte.

Buscando en una de las zonas que más satisfacciones me ha dado, ha sido la zona de pueblos que se encuentran ubicados cerca del cauce del río Turia. Pegados a él y durante su recorrido ascendente entre montañas, pues por  estos pueblos hubo muchos palomos buchos de la antigüedad, y a cualquier persona a quien yo le preguntaba si en el pueblo, alguien criaba palomos buchos, estas personas me respondían con propiedad dándome conocimiento de que conocían dichos palomos, pero me decían que en el pueblo ya no criaban palomos excepto en algunos casos aislados donde he tenido la suerte de hallar alguna pareja, con lo cual cuando se ha dado el caso me ha parecido increíble ver ante mis ojos esto tan valioso y que tanto escasea.

¿Alguna anécdota?

Le contaré un caso muy reciente en el cual hará año y medio localicé una pareja de palomos negros que se encontraban en un pueblo cercano a Ademuz, y tal fue mi alegría al ver los palomos que me mostró aquel hombre que los tenía mezclados con palomos caseros, fue tal mi hallazgo que mostré un gran interés por aquella pareja tan valenciana antigua. Y por su belleza y alegría aquellos buchos, tan puramente valencianos, que el propietario no les había dado ningún valor comercial ya que éste durante años y años, en que su padre los introdujo allí, los había utilizado para comerse las crías, siempre dejando la pareja que mejor le criaba, ya que de no ser así éstos eran sacrificados. Bueno pues llegó el momento de hacer trato, y aquel hombre no se mostró abierto a cederme los palomos a cualquier precio, sino todo lo contrario se cerró en banda y me dijo que era la última pareja que le quedaba de buchos, y por recuerdo después de tantos años que tenía esta raza de palomos, según él, cuando nació, en su casa ya los tenía su padre, por lo cual formaba un recuerdo de toda una vida y no estaba dispuesto a deshacerse de ellos ya que económicamente no le hacía falta el dinero. Yo continué haciéndome el pesado llevándole regalos a aquel señor y ganándome su amistad hasta que por fin en este mes de noviembre me llamó por teléfono para decirme que fuese por los palomos porque él reconocía que en mis manos iban a ser más útiles que en las suyas, debido a que estaba bien informado del trabajo que yo estaba realizando para recuperar la raza antigua valenciana. De todas formas de mi parte durante el año y medio he compensado muy bien el valor de estos palomos a su antiguo propietario.

Y como ésta, tengo muchas anécdotas que contar a la afición valenciana, sobra el esfuerzo que he realizado para conseguir reunir palomos de un gran valor zootécnico.

Estos palomos autóctonos valencianos de diferente línea y antigüedad según su análisis de afinamiento desde la creación y alijeramiento de palomo de apeo antiguo hasta los palomos que ahora poseemos la mayoría de aficionados.

¿Amigo Paco, crees que vale la pena el esfuerzo que estás realizando?

Indudablemente. Espero que en nuestro deporte habrá como sé que los hay, aficionados que valoren el trabajo que estoy realizando para que estos palomos no desaparezcan y que se conserve la raza con toda su pureza.

Estas han sido las manifestaciones de Francisco Linares Ponce, de profesión patrón de cabotaje, y de aficiones, la colombicultura.

 Pepe del Porchet

España,Valencia ,1992