El Cercano Oriente Bizantino.

Siria y Palestina en los siglos IV a VII.

Basílica en la ciudad de Bosra, la capital de la provincia bizantina de Arabia.

Indudablemente durante los tres siglos que abarcan los años 330 a 630 estas regiones del próximo oriente fueron las provincias más productivas del imperio, juntamente con Egipto.

Poseían una cultura imponente, una historia milenaria, gran cantidad de ciudades que hacían una vida urbana muy rica, cantidad de cultivos muy importantes, un comercio pujante, y muchos otros atributos.

Sin embargo, los problemas religiosos y la desconfianza hacia el dominio cada vez mas creciente de Constantinopla unían a gran parte de sus habitantes, a principios del siglo VIII, los cuales fueron primero víctimas de la gran guerra contra la Persia Sasánida, ganada después de una lucha hasta el agotamiento, y luego de la invasión árabe, incontenible luego de la batalla de Yarmuk, en 636.

En este trabajo veremos cómo la arqueología nos ayuda a descubrir ese mundo perdido y casi desconocido que fue la gran Siria Bizantina, una región que aún después del comienzo del dominio árabe siguió viviendo bajo sus propios preceptos, y cuya integración con sus nuevos dominadores fue más larga y difícil de lo que normalmente se supone.

Lo importante es que mientras esta región estuvo bajo el influjo de Constantinopla pudo, a pesar de ello, mantener altos niveles de independencia, tanto de opinión, religión y formas de vida del pueblo como el de las grandes aristocracias locales, que competían en fama, dinero y lujos con lo mejor de la gran capital.

En lo que respecta a religión, el claro predominio de los monofisitas, el desprecio hacia los seguidores del Concilio de Calcedonia, o sea a los ortodoxos, la no aceptación de políticas de integración religiosa, como el monoenergismo o el monotelismo, propiciados por Heraclio, nos da a entender la voluntad de todo este pueblo a favor de su libertad de opinión con respecto a la todopoderosa y desafiante Constantinopla.

Biblia monofisita escrita en siríaco, del siglo VI.

Restos de una calle muy importante en la antigua Sephoris (Diocesarea).

Aquí proponemos una serie de imágenes arqueológicas de esta maravillosa y conflictiva región, que en época de Justiniano estaba dividida en diez provincias:

 

1- Syria prima, con capital en Antioquía, la ciudad más importante.

2- Syria Salutaris, con capital en Apamea.

3- Theodorias, con capital en Laodicea.

4- Euphratensis, con capital en Hierápolis.

5- Phoenice prima, con capital en Tiro.

6- Phoenice Libanensis, con capital en Emesa.

7- Arabia, con capital en Bosra.

8- Palaestina prima, con capital en Cesarea.

9- Palaestina secunda, con capital en Escitópolis.

10- Palaestina tertia o Salutaris, con capital en Petra.

 

Sin embargo, el grado muy avanzado de urbanización de esta sociedad hizo que cada Polis fuera importante, la organización era igual que en los primeros tiempos del imperio romano: la de una liga de ciudades; las polis crecieron aún más en el periodo bizantino, y se fundaron muchas nuevas, que se establecían en las cercanías de los campamentos militares.

 

1- Mosaico del suelo de la Iglesia de San Cristóbal en Siria.

 

2- Pinturas de la sinagoga de Dura - Europos.

 

3- Mudos testigos del esplendor bizantino en Siria y Palestina.

 

 4- Mosaicos de Siria y Palestina.

 

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Todos los textos son del autor de esta página, Rolando Castillo.

Las fotografías fueron extraídas del libro Oriente Próximo, el cual forma parte de nuestra bibliografía, a la cual se accede desde la página principal. El fotógrafo es Robert Polidori.