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Internas Abiertas: el juego del zoológico político argentino

El prominente papelón que están llevando a cabo las figuras más notables -notables por lo conocidas- de nuestra clase política es francamente una afrenta más al pueblo de la Nación Argentina.

En el momento en que la ley de internas abiertas tuvo su primera sanción parcial en la cámara baja, los diputados veían que se les venía encima la toma de la bastilla y ninguno quería perder la cabeza en el medio del caos y aprobaron este proyecto: que cambie algo para que nada cambie... dirían los más lúcidos con más que un dejo de sarcasmo entre los labios.

Claro está que es importante este proyecto ya que deja en manos del pueblo la decisión de quiénes serán las figuras con derecho a presentarse en la carrera presidencial. Pero el desastre de la Alianza con un alfonsinismo en el que ya nadie cree arrastró al sistema político a la quiebra total. Se sucedieron presidentes, juicios a la Corte como heridas que nunca se cierran, corralito y corralón de por medio, y un justicialismo de carroña desesperado por comerse lo que queda de esta Argentina al borde del Knock Out, un tanto adormecida ya, y deseosa de que llegue la trompada final para que termine la pelea... pero esta pelea no termina hasta que acabe con nosotros.

Las internas abiertas son ley de la nación... es cierto, con la misma fuerza legal que la ley de intangibilidad de los depósitos... pero ley al fín...

Carrió y Zamora llaman al que se vayan todos (nadie se pregunta para que vengan quienes)... y aunque tiemble occidente entero hasta tanto eso no suceda no se presentarán a elecciones... bueno, algo así aunque para cuando vengan las elecciones tal vez cambien de opinión. Mientras tanto Duhalde inventa un registro para funcionarios renunciantes, y él se inscribe. "Buena idea Sr. Presidente -sugería un oyente de una radio porteña- por qué no constituimos también un registro de asaltantes y secuestradores para que aquellos puedan entregarse sin problemas a la ley, tal vez hasta los podamos matricular...".

El zoológico político de la Argentina es tanto o más ruidoso que la selva misma, la carroña se desespera, y una buena iniciativa -buena casi por accidente- puede morir en el intento de serlo.

Sin embargo, otro oyente de la misma radio sentencia: "el que 'se vayan todos' y las internas abiertas me tienen ya más que cansado, al fin y al cabo se van todos para volver todos". Ese ciudadano/oyente entendió que el cambio tiene que venir por otro lado, si no desarticulamos la partidocracia que tiene su núcleo de poder en las listas sábanas no hay cambio posible, por mucho ruido que haya serán pocas las nueces.

Mientras tanto, cronograma en mano, tendremos elecciones internas abiertas para elegir a los mismos de siempre. Los buitres vuelan en círculos a la espera de su presa.

Vea nuestro proyecto para eliminar las listas sábanas