Diccionario Enciclopedico de los Dinosaurios
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Para los humanos, las tierras húmedas, como ciénagas, marismas, pantanos y las orillas de ríos y lagos resultan muy incómodas. Nos hundimos en el barro, nos mojamos y tenemos frío. Además, nos pican numerosos insectos. Un lugar seco y cálido es mucho mejor para nosotros.
Pero para muchos animales, las tierras húmedas son lugares fabulosos. En efecto, los herbívoros encuentran en ellas abundancia de cañaverales, juncos y otras plantas. Los carnívoros, por su parte, hallan a su disposición grandes cantidades de pequeños animales; insectos, lombrices, peces y ranas. Además, hay mucha agua para beber. Los reptiles sienten especial
preferencia por las tierras húmedas.
Muchos dinosaurios vivían en pantanos, ríos y otras tierras húmedas. Los sabemos porque junto a los huesos se han conservado los fósiles de peces y plantas de dichas zonas. Al principio de la Era de los Dinosaurios, predominaba el clima cálido y seco, y había pocas marismas, pero durante el Jurásico llovió mucho más. Aparecieron pantanos, marismas y grandes ríos serpenteantes. Era un paraíso tropical húmedo para algunos de los dinosaurios más famosos.
El aire ayuda a la formación de huellas fósiles. Los dinosaurios y otros animales caminaban sobre la arena o el barro y dejaban huellas expuestas al aire libre. Las pisadas se secaban con el calor y más tarde se rellenaban de fino lodo, que quedaba enterrado y con el tiempo se convertía en roca. Así se conservan las pisadas. Las huellas nos indican cómo se desplazaban estos reptiles, si vivían en grupo y cómo cazaban.
Hace unos 150 millones de años, un gran saurópodo dejó un claro rastro de huellas sobre las arenosas llanuras de lo que hoy es Texas. Cada pisada medía 1 metro de ancho, el diámetro de un bombo de batería. Las huellas se secaron, se cubrieron de barro y con el tiempo se convirtieron en fósiles. Los científicos han mediado el tamaño y la profundidad de las huellas y la distancia entre ellas. Estos datos demuestran cómo caminaban estos grandes animales. La mayoría de los saurópodos avanzaban a unos 5 kilómetros por hora, más o menos como las personas.
En varios yacimientos de fósiles hay rastros de huellas paralelas de saurópodos estampadas sobre el blando suelo cenagoso. Probablemente las dejaron rebaños de animales en movimiento, lo que demuestra que estos dinosaurios viajaban en grupo. A menudo, las huellas más grandes están en el exterior y las más pequeñas, en el centro. Quizá las crías de estos grandes dinosaurios viajaban bien protegidas en el centro, rodeadas por los enormes adultos, más fuertes.
Otras huellas fósiles encontradas en Texas parecen ser sólo de las patas delanteras de un saurópodo. Este dinosaurio era demasiado grande para hacer la vertical. Una explicación es que iba cruzando un lago poco profundo apoyándose en las patas delanteras y dejando flotar las traseras y la cola. Sólo apoya una de las patas traseras cuando quería cambiar de dirección.
A finales del período Cretácico, el nivel del mar subió y aisló a los continentes que iban a la deriva. Grandes llanuras aluviales cruzaban Europa. Gran parte de América del Norte se convirtió en una selva pantanosa. Eran buenos lugares para vivir, con comida y agua en abundancia, y hoy son lugares ideales para encontrar fósiles de dinosaurio.
Se han encontrado fósiles de Iguanodon en Europa, Asia y África. Comía plantas como helechos y equisetos, que crecen en lugares húmedos. En 1.878 se encontraron 39 esqueletos suyos en una mina de carbón de Bélgica. Sabemos que estos dinosaurios murieron cerca del agua, porque junto a ellos se encontraron enterrados peces, cocodrilos y tortugas.
Hace 75 millones de años, las tierras áridas centrales de América del Norte estaban cubiertas de marismas tropicales. En esta región se encuentran tantos fósiles de dinosaurio que ha sido declarada patrimonio de la humanidad por las Naciones Unidas, como las pirámides de Egipto.
Los hadrosaurios, ceratópsidos, Anquilosaurios y ornitomímidos vivieron allí en los últimos años del Cretácico. Eran presa de
fieros carnívoros como, entre algunos, deinonicosaurios, como el Dromaeosaurus; y varios tiranosáuridos, como el Albertosaurus.
Uno de los dinosaurios herbívoros nombrados antes era el Anchiceratops, un Ceratópsido con una placa ósea muy larga en el cuello. Sus fósiles se encontraron entre carbón, que son los restos fosilizados de las plantas de aquellos bosques pantanosos.
Durante el período Jurásico, el centro de Europa estaba compuesto sobre todo por islas y albuferas. Allí se han encontrado muchos fósiles, conservados con todo detalle en el finísimo barro y la arena que se depositaron sobre los cuerpos de los animales que caían en el agua.
Uno de estos animales jurásicos era el Compsognathus, un minúsculo dinosaurio que corría junto al agua persiguiendo pequeños animales.
Tanto si cazaban entre las dunas de arena próximas al mar como si chapoteaban entre la exuberante vegetación de las marismas de tierra adentro, muchos dinosaurios estaban bien equipados para sobrevivir en los lugares húmedos.