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Como no podía ser de otro modo, el lugar del encuentro era el bar "El Molino". Ningún lugar mejor para charlar sobre ajedrez, más aún teniendo en cuenta que nuestro interlocutor es un asiduo concurrente desde hace cincuenta años. Periodista, escritor, crítico de arte, este multifacético personaje se dio tiempo para ser, también, un ajedrecista de renombre en la provincia. Estamos hablando de Ramón Alberto Pérez quién nos contó en una agradable conversación, café mediante, sobre su vida junto al ajedrez tucumano.
Ramón Pérez frente al tablero "Empecé a jugar ajedrez de grande, casi a los 40 años. En realidad aprendí a mover las piezas de chiquito pero lo dejé y recién volví en el año 52 aproximadamente. No empecé a jugar antes porque no había mucho ajedrez en esos tiempos. El único lugar donde se jugaba era el bar Helvecia, que estaba en la 25 de mayo. Ni siquiera había ajedrez en el Molino. Recién en la década del 50 el ajedrez se hizo más popular." El Torneo Mayor de Tucumán "Jugué muchos Torneos Mayores de Tucumán y le gané alguna partida a todos los maestros de la provincia. Hubo un tiempo que a Fernando Herrera, a quien considero mi amigo, le ganaba todas las partidas, a pesar de que era, sin lugar a dudas, más fuerte que yo. En cambio perdía muchos puntos con los jugadores menos fuertes, a los que había que ganarles siempre. Debe ser porque ponía mucho más empeño y me motivaba más cuando enfrentaba a los más destacados." "Generalmente en los mayores terminaba en la mitad de la tabla o un poco más abajo. En uno obtuve el segundo puesto (Nota de Redacción: Fue el Mayor de 1960 ganado por Varas, terminó segundo junto con Oscar Miguel y Santos de la Rosa). No se puede esperar mucho de alguien que empezó tan tarde. A mi me falta la intuición que caracterizan a los jugadores que empiezan de temprano como es el caso de Rubinstein.[...] Además nunca le pude dar el tiempo y la dedicación que se merece. Tal es así que generalmente, a causa de mi trabajo (trabajaba en La Gaceta), llegaba a los torneos con media hora de retraso, y a veces más."
Torneo Mayor 1960 Pos. Jugadores Pts. ---------------------------- 1. Varas, Lauro 6,5 2/4. De la Rosa, Santos 5 Miguel, Oscar 5 Pérez, Ramón 5 5. Abregú, Orfilio 4 6/7 Rose, Julio R. 3,5 Poliakof, Elías 3,5 8. Toppa, Emilio 2 9. Gray, Tomás 1,5 Su victoria ante el brasileño Rocha "El torneo más importante que jugué fue uno en el que participaron el campeón brasileño Rocha, el campeón uruguayo Álvarez, el maestro internacional Pelikan y los mejores jugadores tucumanos. (NR: Magistral 9 de julio, 1966). En ese torneo le gané a Rocha. El habrá pensado que me ganaría rápido, subestimándome un poco, y desde el principio trató de atacarme pero pronto quedó en mala posición. En un momento dado me ofreció tablas como último lance, cuando estaba por entrar en una posición de zugzwang. Le quedaban unos cuantos movimientos de espera, después de los cuales perdía una pieza." "La planilla de la partida con Rocha no la tuve ni un día porque se la llevó Elías Nadra. En realidad no conservé ninguna partida, ni tengo ninguna foto de mi paso por el ajedrez. No es que no lo valore, sino es por mi forma de ser, desordenado, propio de los periodistas. Uno después se arrepiente de no haber guardado nada." Magistral 9 de Julio San Miguel de Tucumán - Junio 1966
1 2 3 4 5 6 7 8 9 0 | Pts | Sist. "También jugué con Stein y con Ragozín cuando vinieron a Tucumán. A Ragozin le hice tablas. Yo quería jugar con Keres pero nos dividieron y me tocó con Ragozin. Keres los liquidó a todos rápidamente, en cambio Ragozin era más lento. Nuestra partida fue la última." Alcides Albano
"Con Albano estuvimos mucho tiempo sin hablarnos. El problema se generó un vez que estábamos jugando una partida en un mayor. Yo le había ganado una calidad y tenía la partida completamente ganada. Jugábamos en Mitre y hacía un calor insoportable. En un momento me dijo: - Hace calor aquí. A lo que respondí irónicamente: - Y usted...como debe estar! "La misma pasión que mostraba Albano se la vi también a Pleci. Yo aprovechaba que estaba en Tucumán para que me enseñe algunas cositas. Una vez, después de ganar una bonita partida en el Torneo por Equipos fui al Molino y me lo encontré. Le mostré la partida y el empezó a refutar la variante que yo había jugado. Estuvimos desde las 7 de la tarde hasta las 3 de la mañana analizando todas las variantes de la partida, buscando la forma que debía haber jugado. Era una muestra clara de la intensidad con que sentía el ajedrez." El Molino "Al Molino vengo desde mediados de los años 50. Por ese tiempo me había casado y vivía por la 9 de julio. Yo trabajaba en La Gaceta, así que pasaba por aquí todos los días y siempre me quedaba a jugar un rato. Desde entonces que vengo." "Una vez estaba jugando con Kantarosky. Él gustaba de vestir elegantemente y ese día tenía un traje completamente blanco, que solía usar en el verano. Al vernos jugar, se acercó González y nos preguntó como la llevábamos. -Ya le gané todos los helados y ahora jugamos por el tacho! -le contesté." Su participación en los torneos en la actualidad "Pienso que todavía puedo jugar algún torneo y ganarle al 50% de los jugadores. Pero es un esfuerzo que tengo que evitar (NR: recordemos que este año cumple 90 años: nació el 29 de agosto de 1914). El ajedrez hace bien para la mente pero llevado al extremo puede ser dañino. Por ejemplo Najdorf: realizó las simultáneas a ciegas contra 45 tableros y quedó b..... diez años! (bromeando)." "La última anécdota: Estaba jugando una partida Iván Rodríguez con un jugador que no me acuerdo como se llamaba y se cuelga la dama. Su rival le pregunta: - ¿Quiere volver maestro?. - Bueno- responde Iván, medio avergonzado. - No se puede... las reglas no lo permiten! -le replicó, mofándose, su feliz rival. "Iván no es muy expresivo en las partidas, pero me imagino la calentura que tendría. A pesar de todo, ganó la partida."
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"Otro
que había empezado a jugar de grande era Alcides Albano, quien empezó
cuando tenía más de 30 años. Pero con mucha voluntad y pasión llegó
a ser campeón tucumano (NR: en el año 1958). Se pasaba todo el día en
el Molino. En esa época estaba abierto las 24 horas y Albano se
amanecía jugando. Amaba el ajedrez. Eso le hizo perder el trabajo, pero
conseguía otro y seguía.